Los toros del muermo
El encierro de Algarra, don Luis, result¨® como no pod¨ªa ser de otra manera el especimen de toro que seg¨²n los taurinos precisa el espect¨¢culo tauro-pinturero actual. Animales tan faltos de raza, casta y bravura que aburren a los tendidos. Este toro light terminar¨¢ por acabar con la fiesta de la emoci¨®n. Hasta los que aplauden a la se?ora de la coca-cola no se les escapa ni un ?ol¨¦! con sentimiento. A tanta escasez Finito de C¨®rdoba se present¨® ausente, ab¨²lico y medroso. Torpe, tropezado y ventajista con el capote, con la muleta se plant¨® pinturero y sin exponer. Mucha postura y poca verdad. Asesin¨® a su primero y para sorpresa de todos mat¨® bien al cuarto. No existi¨® como director de lidia.
Algarra / Finito, Abell¨¢n, Roble?o
Toros de Luis Algarra, 2? y 4? inv¨¢lidos; 3? y 5?, flojos y nobles; 6?, anovillado y sin presencia. El 1? de Montalvo, anovillado e inv¨¢lido. Finito de C¨®rdoba: metisaca, bajonazo indigno (silencio); estocada (oreja). Miguel Abell¨¢n: estocada desprendida y trasera (oreja); tres pinchazos, media desprendida y descabello (palmas). Fernando Roble?o: estocada delantera (oreja); tres pinchazos, media ca¨ªda, dos descabellos (palmas). Plaza de Santander. 22 de julio. Tercera corrida de feria. Tres cuartos de entrada.
Miguel Abell¨¢n puso inter¨¦s. No acab¨® de acoplarse con sus sorteados. En el primero quiz¨¢s porque el toro desparramaba algo la vista y en el segundo porque miraba en exceso al torero. Recurri¨® en ambos casos a faenas populistas llenas de adornos, pases por alto y pases menores. Sin sitio, movido y como si la temporada se le empezara a hacer cuesta arriba. Lo popular en estos tiempos que corren est¨¢ de moda. Cort¨® la oreja a su primero.
Fernando Roble?o, sustituto del lesionado Rivera Ord¨®?ez, fue el ¨²nico que puso clara intenci¨®n de hacer el toreo. Entonado, con verdad, distancia y sitio, en su primero, con ambas manos consigui¨® series con hondura y verdad, hasta que se apag¨® el novillete. Cobr¨® una estocada a ley dej¨¢ndose ver y yendo a por todas. Como la vara de medir lo bueno y lo popular es la misma, recibi¨® como recompensa la oreja de este toro. Con el ap¨¦ndice en el esport¨®n, se confundi¨® en el que cerraba plaza pues se peg¨® m¨¢s que tore¨®, recurriendo a ¨²ltima instancia al adorno y el encimismo. Con todo, y teniendo en cuenta como es el personal que ocupa los tendidos la espada le priv¨® de la segunda oreja que le hubiera abierto la puerta grande. Justific¨® por lo visto hasta ahora su inclusi¨®n aunque por la puerta de atr¨¢s en la Feria de Santander.
Babelia
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