Imperio sin ley
La Administraci¨®n de Bush se ha vuelto a desmarcar de un avance significativo en el derecho internacional al quedarse al margen del nuevo Protocolo al Convenio Internacional contra la Tortura, que permite inspecciones internacionales de las c¨¢rceles nacionales. La sombra de los presos 'combatientes ilegales' de la guerra de Afganist¨¢n en Guant¨¢namo ha pesado sobre esta decisi¨®n, que llega despu¨¦s de oponerse a la Corte Penal Internacional y a otros acuerdos internacionales. Es una muestra m¨¢s de que el imperio no quiere leyes internacionales que le aten las manos, aunque la excusa oficial haya sido que contravendr¨ªa la autonom¨ªa penitenciaria de sus Estados federados.
Estados Unidos, junto a otros 129 pa¨ªses, ha ratificado este Convenio, que en entr¨® en vigor en 1987, saludado a la saz¨®n por Washington como un avance en la defensa de los derechos humanos. El Comit¨¦ Econ¨®mico y Social de la ONU y los esfuerzos de Washington para detener el protocolo han sido derrotados. EE UU no estaba solo, le acompa?aban China, Cuba, Sud¨¢n, Egipto, Libia, Pakist¨¢n o Rusia; pero ten¨ªa enfrente a Europa y Am¨¦rica Latina, lo que ahonda la separaci¨®n con estas regiones. El Protocolo pasar¨¢ ahora a la Asamblea General de los 190 Estados miembros de la ONU, y para su entrada en vigor basta que lo apruebe la mayor¨ªa y lo ratifiquen 20. El nuevo r¨¦gimen de derecho internacional se est¨¢ construyendo al margen de la primera potencia del mundo, y tambi¨¦n de China, la naci¨®n m¨¢s poblada.
Este nuevo gesto inamistoso de la Administraci¨®n de Bush hacia el sistema de la ONU llega despu¨¦s de cancelar, por presiones de la derecha cristiana, 34 millones de d¨®lares destinados al Fondo de Poblaci¨®n de la ONU, al aducir que estas ayudas se utilizan para abortos y esterilizaciones en China y otros pa¨ªses. La protesta de Pek¨ªn no se ha hecho esperar, como tampoco la del secretario general de la ONU, Kofi Annan, quien ha recordado que este fondo no se dedica a promocionar abortos, sino a dar consejos a millones de mujeres sobre salud reproductiva. No es la primera vez que los republicanos adoptan tal actitud, pues ya bloquearon programas similares en el pasado, incluso durante la presidencia de Clinton. Ha sido una nueva derrota para el secretario de Estado, Colin Powell, crecientemente aislado en una Administraci¨®n radicalizada.
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