Bush arranca al Congreso plenos poderes para el comercio global
El presidente estadounidense obtiene la autoridad que se le neg¨® a Clinton durante seis a?os
George W. Bush ha conseguido en la C¨¢mara de Representantes el poder que hab¨ªa buscado en los ¨²ltimos 18 meses: autoridad para negociar acuerdos comerciales con otros pa¨ªses al margen del Capitolio. La nueva ley, que tiene pr¨¢cticamente garantizada su aprobaci¨®n en el Senado la pr¨®xima semana, abre m¨²ltiples mercados internacionales a empresas estadounidenses. Sus detractores creen que ser¨¢ una fuente de desempleo en EE UU y critican tambi¨¦n la falta de medidas de protecci¨®n medioambiental. Bill Clinton nunca logr¨® lo que sus propios compa?eros del Partido Dem¨®crata van a otorgar ahora a su sucesor cuando se apruebe definitivamente en el Senado.
Todos los presidentes desde 1974 han disfrutado de las leyes de Autoridad de Promoci¨®n Comercial (TPA), conocida pol¨ªticamente como fast track o v¨ªa r¨¢pida. La regulaci¨®n concede al presidente de EE UU la potestad de negociar libremente acuerdos comerciales con otros pa¨ªses. En la pr¨¢ctica es una cesi¨®n de poder por parte del Capitolio, que se compromete a aceptar o rechazar esos acuerdos sin entrar a modificarlos.
En 1994, Bill Clinton perdi¨® ese privilegio cuando las c¨¢maras se negaron a renovarlo. Fue uno de sus mayores fracasos pol¨ªticos, porque no fueron los republicanos quienes le negaron la TPA, sino los dem¨®cratas, preocupados por los efectos secundarios de un acuerdo que puede disparar el desempleo en algunos sectores industriales. Aunque la legislaci¨®n abre los mercados a los productos made in USA, tambi¨¦n facilita el traslado de industrias a pa¨ªses que pueden permitir una reducci¨®n en los costes de producci¨®n.
Escaso margen
Tan agitado fue el debate que los congresistas no pudieron votar hasta casi las dos de la madrugada del s¨¢bado. Al final, se aprob¨® por un margen rid¨ªculo: 215 votos frente a 212. Hubo 27 votos republicanos en contra y 25 dem¨®cratas a favor. Bush lleg¨® a presentarse en el Capitolio a media tarde del viernes para presionar a quien quisiera escucharle. Seg¨²n fuentes republicanas, el presidente trat¨® de fomentar un voto ajustado a la doctrina de partido con un argumento de actualidad: la legislaci¨®n, dijo Bush, 'es importante para la psicolog¨ªa de los mercados de valores. Quiero la ley aprobada', insisti¨® Bush, consciente de que esa noche era su ¨²ltima oportunidad antes de que la C¨¢mara de Representantes iniciara sus seis semanas de vacaciones. 'No os pod¨¦is marchar de aqu¨ª sin una ley comercial y esperar que la gente tenga esperanzas en el futuro econ¨®mico de nuestro pa¨ªs', asegur¨® Bush. Once horas despu¨¦s, la votaci¨®n le dio lo que quer¨ªa.
Los dem¨®cratas lograron ciertas concesiones en la redacci¨®n final, especialmente la reserva de una partida presupuestaria de 12.000 millones de d¨®lares en 10 a?os para ayudar a los trabajadores que pierdan su empleo en EE UU como consecuencia de acuerdos comerciales internacionales. Aun as¨ª, los dem¨®cratas votaron mayoritariamente en contra, 'porque los acuerdos no garantizan el fomento de pol¨ªticas de derechos humanos, derechos laborales o protecci¨®n medioambiental', dijo el l¨ªder dem¨®crata en la C¨¢mara, Dick Gephardt. Sus colegas pol¨ªticos en el Senado no son tan beligerantes y se dan por satisfechos con las garant¨ªas laborales que contempla el texto aprobado en la C¨¢mara.
El l¨ªder de la mayor¨ªa dem¨®crata en el Senado, Tom Daschle, insist¨ªa en que la legislaci¨®n 'es muy buena para los trabajadores que se vean afectados por los acuerdos'. Esta divergencia puede abrir heridas profundas en el Partido Dem¨®crata con vistas a las legislativas de noviembre. Seg¨²n los sindicatos, la firma de acuerdos comerciales es un cheque en blanco para grandes empresas que ahora podr¨¢n trasladar puestos de trabajo a pa¨ªses con un margen de producci¨®n m¨¢s rentable, especialmente en el sector manufacturero. En cambio, granjeros y agricultores podr¨¢n colocar sus productos en pa¨ªses hasta ahora cerrados a los bienes estadounidenses.
Tambi¨¦n se quejan los sindicatos de que no todos los trabajadores que se queden sin empleo tendr¨¢n acceso a las ayudas ni a la reducci¨®n en los seguros m¨¦dicos. El republicano Charlie Norwood lleg¨® a decir que la legislaci¨®n es 'el clavo final en el ata¨²d de la industria textil de EE UU'.
Pol¨ªticamente, la TPA es la llave para que Bush avance en su proyecto de creaci¨®n de la Zona de Libre Comercio para las Am¨¦ricas que quiere culminar en enero de 2005. Puede haber tambi¨¦n acuerdos inmediatos con mercados suculentos, como Singapur, Chile y pa¨ªses de Am¨¦rica Central o ?frica. Al mismo tiempo, se extiende la exenci¨®n de aranceles a productos de Colombia, Per¨², Bolivia y Ecuador, una f¨®rmula que pretende luchar contra el cultivo de coca¨ªna.
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