'El fin de un estilo de vida'
'?Y qu¨¦ pasa si te pilla la pasma?'. Esta pregunta iba anoche de boca en boca en la madrile?a plaza del Dos de Mayo, donde estaban reunidos cuatro grupos de j¨®venes, en total unas 25 personas, despidiendo el botell¨®n. Consum¨ªan las bebidas cl¨¢sicas del fen¨®meno: calimocho (vino con bebidas de cola) y litrona (cerveza). A la pregunta se respond¨ªan ellos mismos: 'Pues te detienen y tienes que pagar una multa', dec¨ªan unos. '?Qu¨¦ va! Tienes que hacer trabajos sociales para la comunidad', apuntaban otros.
Los chicos parec¨ªan estar pas¨¢ndolo bien. Tocaban la guitarra, cantaban, charlaban y re¨ªan. 'Nos fastidia que esto se acabe porque ¨¦ste es el esp¨ªritu del botell¨®n: estar aqu¨ª tocando y charlando tranquilamente. Adem¨¢s, llevamos todo el d¨ªa de ida y vuelta a la papelera para tirar las cosas', aseguraba el guitarrista. Los adolescentes tienen claro que la ley no va a acabar con este fen¨®meno. Todos recuerdan el mes de febrero de este a?o, cuando 80 polic¨ªas municipales evitaron el consumo de alcohol en las plazas del Dos de Mayo y de Tribunal. Los j¨®venes se trasladaron a las calles adyacentes y, sentados en el suelo, hicieron botell¨®n. 'Adem¨¢s, ?como que no hay plazas en Madrid, para que la polic¨ªa las controle todas!', dec¨ªa anoche una chica morena, de unos 16 a?os.
Muchos j¨®venes creen que los establecimientos de copas son los grandes beneficiados por esta ley: 'La ley es totalmente est¨²pida. Est¨¢ hecha para agradar a los due?os de las terrazas y los bares. All¨ª te puedes agarrar un pedo [borrachera] de coma et¨ªlico, pero est¨¢ prohibido tomarte una cerveza en la calle', protestaba un chaval que llevaba una camiseta de la selecci¨®n argentina de f¨²tbol. Tres de las esquinas del Dos de Mayo est¨¢n ocupadas por terrazas. En ellas, familias y amigos cenaban con tranquilidad. Varias parejas sentadas en los bancos de piedra charlaban compartiendo una litrona. Un hombre aparentemente drogado se esforzaba en hacer un ovillo con su cuerpo.
El calor y las vacaciones ampl¨ªan el horario de los ni?os. Anoche varios peque?os conviv¨ªan, columpi¨¢ndose, con los vendedores de hach¨ªs y los nost¨¢lgicos del botell¨®n. Un joven de 20 a?os afirm¨®: 'Esto se parece a la ley de vagabundos y maleantes de Franco. En los ochenta estaba todo el mundo en la calle haciendo sus cosas. Parece que es el fin de un estilo de vida'.
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