Solidaridad activa
La reuni¨®n entre el presidente de la Comisi¨®n Europea, Romano Prodi, y los mandatarios de los pa¨ªses centroeuropeos afectados por las riadas no pod¨ªa ser mucho m¨¢s que un encuentro preliminar con m¨¢s vocaci¨®n de solidaridad que de establecer pautas concretas para la reconstrucci¨®n. Es a¨²n pronto para valorar los inmensos da?os ya habidos -decenas de miles de millones de euros- e imposible adivinar los que a¨²n puedan producirse: apenas hab¨ªan bajado los niveles del agua en Dresde cuando sub¨ªan en Budapest. Por eso resulta alentador el anuncio hecho en Berl¨ªn de que se liberar¨¢ con car¨¢cter inmediato dinero de los fondos estructurales de la Uni¨®n Europea -en cantidades sin precisar, aunque al menos 5.000 millones parecen tener a Alemania como destinataria- para ayudar a los pa¨ªses afectados y la pr¨®xima creaci¨®n de un fondo para lidiar con situaciones semejantes en el futuro.
El socorro para la reconstrucci¨®n de las zonas devastadas vale igual para Alemania o Austria que para la Rep¨²blica Checa, Hungr¨ªa o la misma Eslovaquia, que luchan desde circunstancias iniciales mucho m¨¢s dif¨ªciles. La Europa de la solidaridad proclamada anoche por Prodi, que no distinguir¨¢ entre miembros formales y aspirantes al ingreso, debe ser en estas circunstancias algo m¨¢s que una frase en tiempos dif¨ªciles. Porque est¨¢ claro que todos los pa¨ªses citados est¨¢n sufriendo una calamidad cuyas consecuencias ¨²ltimas no podr¨¢n afrontar por s¨ª mismos. El este de Alemania, por ejemplo, la zona m¨¢s castigada, ha visto arrasado el ingente esfuerzo de inversi¨®n y construcci¨®n de m¨¢s de una d¨¦cada desde la reunificaci¨®n.
Lo que comenz¨® siendo una inundaci¨®n con los atenuantes de suceder en pa¨ªses con infraestructuras s¨®lidas y modernas ha acabado siendo un desastre de tal magnitud que pone en duda incluso la propia estabilidad financiera de la UE; adem¨¢s, en situaciones tan angustiosas como las actuales, los encargados del proyecto europeo han de actuar con responsabilidad para mantener razonablemente los compromisos b¨¢sicos globales.
Aunque nadie haya hablado todav¨ªa de romper el Pacto de Estabilidad que limita al 3% del PIB el d¨¦ficit p¨²blico de los pa¨ªses de la eurozona, el canciller alem¨¢n lo ha insinuado. Pero Schr?der no pod¨ªa actuar posiblemente de otra forma cuando dijo a los suyos que su m¨¢xima prioridad est¨¢ en ayudar a las v¨ªctimas, no en mantener el pacto. Ser¨ªa mezquino atribuir estas declaraciones al mero hecho de que el 22 de septiembre se celebran unas elecciones decisivas para las que hace apenas dos semanas parec¨ªa seguro perdedor. Schr?der remonta ahora en el favor popular gracias al plus que da al gobernante su capacidad de intervenci¨®n, de mostrarse compasivo y solidario, y que condena a la oposici¨®n al papel de comparsa.
M¨¢s all¨¢ de las cifras, las masas de agua que han arrasado algunas de las partes m¨¢s pr¨®speras del Viejo Continente representan un clarinazo dram¨¢tico sobre la necesidad urgente de afrontar el deterioro medioambiental, combatir ego¨ªsmos unilateralistas y fomentar la cohesi¨®n y la solidaridad dentro de una Uni¨®n Europea mucho m¨¢s vulnerable de lo que gran parte de su ciudadan¨ªa acierta a adivinar.
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