Multitudinaria y emotiva despedida a Chillida

Eduardo Chillida era un hombre sencillo y accesible, m¨¢s amante del segundo plano que del protagonismo. Pero todo lo que sembr¨® en vida, el arte de preguntas y respuestas y las relaciones humanas de calor convirtieron ayer irremediablemente su despedida en un homenaje multitudinario. Pol¨ªticos, personalidades del mundo de la cultura y ciudadanos de a pie arroparon a su mujer, Pilar Belzunce, y a sus ocho hijos en el funeral.

Los Chillida llevaban dos d¨ªas llorando la muerte del escultor en la intimidad. Pero, ayer, la bas¨ªlica de Santa Mar¨ªa estaba ya llena cuando toda la familia se situaba en las primeras filas del templo para asistir al funeral por el artista. Tras ellos, la ministra de Cultura, Pilar del Castillo; el lehendakari Juan Jos¨¦ Ibarretxe y sus predecesores Jos¨¦ Antonio Ardanza y Carlos Garaikoetxea y los arquitectos Norman Foster y Luis Pe?a Ganchegui, entre otros, escucharon atentamente una misa, oficiada por el padre Antonio Beristain, en la que se resalt¨® la calidad art¨ªstica y humana de Eduardo Chillida.

Fue un funeral emotivo de principio a fin que sintetiz¨® las inquietudes del escultor, su religiosidad, su perpetua b¨²squeda est¨¦tica, su valent¨ªa frente a la violencia y algunas de sus pasiones, como la m¨²sica, que de hecho presidi¨® el funeral de la mano del organista Jos¨¦ Manuel Azkue, la soprano Almudena Ortega y el Orfe¨®n Donostiarra. 'Aita vivir¨¢ en todo lo que ha hecho', dijo tras el funeral el hijo del escultor Pedro Chillida. En la calle se encontr¨® que ya lo hac¨ªa en la mente de multitud de ciudadanos an¨®nimos.