L¨¢grimas en el camino
Con 14 t¨ªtulos del 'Grand Slam', Sampras encara el final de su brillante y dram¨¢tica carrera
Con la copa de ganador en las manos, el cheque de 900.000 euros en el bolsillo, y su esposa, Bridgette Wilson, en avanzado estado de gestaci¨®n, observ¨¢ndole en la grada, Pete Sampras se sent¨ªa un hombre feliz. Acababa de ganar su decimocuarto t¨ªtulo del Grand Slam, frente a Andre Agassi, el rival con el que ha compartido m¨¢s alegr¨ªas y decepciones, ante su p¨²blico en el torneo en el que gan¨® su primer t¨ªtulo grande y, ya con 31 a?os, estaba viviendo uno de los momentos m¨¢s emotivos de su larga y casi agotada carrera profesional.
Cuando Sampras lleg¨® al Open de Estados Unidos hace dos semanas, la mayor¨ªa le daban ya por acabado. Incluso Rusedski, a quien gan¨® en la tercera ronda, se atrevi¨® a asegurar que no pasar¨ªa la pr¨®xima eliminatoria. Sin embargo, se equivoc¨®. Como muchos otros. S¨®lo el propio Sampras y su entrenador, Paul Annacone, sab¨ªan hasta d¨®nde pod¨ªa llegar en sus actuales condiciones. No eran las ¨®ptimas pero, al menos, hab¨ªa recuperado la autoestima. Las recientes derrotas en los octavos de final del Open de Australia, en la primera ronda de Roland Garros y en la segunda de Wimbledon y el hecho de no haber ganado ning¨²n t¨ªtulo desde Wimbledon 2000 pesaban como una losa en su mentalidad. Se trataba de seguir o dejarlo. Y si decid¨ªa lo primero, deb¨ªa dejar de dar tumbos: recuperar a un viejo conocido, Annacone, y prepararse f¨ªsica y psicol¨®gicamente para afrontar este ¨²ltimo tramo.
Fue un momento dif¨ªcil. Pero, contrariamente a lo que aparenta, Sampras tiene ya la piel dura. En los ¨²ltimos 14 a?os ha dejado algunas l¨¢grimas en el camino. Y siempre ha sabido sobreponerse. Siempre ha acabado saliendo como vencedor. En 1994 se le pudo ver salir de la pista central de Flushing Meadows, casi sin poder caminar, agotado por el esfuerzo f¨ªsico y mental que acababa de realizar antes de perder frente al peruano Pablo Yzaga en los octavos de final. Tim Gullikson, entonces a¨²n su entrenador, defini¨® as¨ª la situaci¨®n: 'Nunca hab¨ªa visto unos pies en este estado'.
Sin embargo, aquello qued¨® reducido a la categor¨ªa de an¨¦cdota ante la magnitud de las tragedias que se le avecinaban. S¨®lo unas semanas m¨¢s tarde, tambi¨¦n en 1994, se enter¨® del fallecimiento de su amigo y ex jugador Vitas Gerulaitis mientras estaba defendiendo a Estados Unidos en la Copa Davis en Goteborg (Suecia). Y unos meses m¨¢s adelante, en el Open de Australia de 1995, no fue capaz de contener el llanto cuando le comunicaron que su entrenador, Gullikson, sufr¨ªa un tumor cerebral. Tim Gullikson falleci¨® en mayo de 1996, y Sampras le dedic¨® su victoria en el Open de EE UU de aquel mismo a?o en un parlamento entrecortado por la emoci¨®n y el dolor.
Fue en aquel mismo torneo, donde el entonces n¨²mero uno mundial levant¨® un partido impresionante al espa?ol ?lex Corretja en los cuartos de final, tras afrontar una bola de partido y acabar imponi¨¦ndose en cinco mangas entre v¨®mitos y mareos. Ya m¨¢s recientemente, pas¨® por otro duro momento cuando su primer entrenador, el doctor Pete Fisher, fue acusado de pederasta y encarcelado hasta este mismo a?o. Desde la prisi¨®n, Fisher le envi¨® una carta a Sampras, tras ganar su decimotercer t¨ªtulo grande en Wimbledon, apremi¨¢ndole a que abandonara el tenis porque entend¨ªa que, con aquel triunfo, era la mejor forma de despedirse.
S¨ª. Sampras sabe lo que es sufrir. Y probablemente por eso ahora ha sido capaz de remontar el vuelo cuando su avi¨®n estaba cayendo en picado. 'Para m¨ª ha sido crucial el apoyo de mi esposa, de mi familia y el trabajo que hemos realizado con Paul . Sin todo ello este momento no habr¨ªa llegado', confes¨® el campe¨®n. Sin embargo, haber ganado a Agassi en Nueva York parec¨ªa la mejor forma de despedirse. '?ste ha sido el mejor logro de mi carrera. Y quiz¨¢s el mejor momento para los libros de historia. Pero quiero tomarme a¨²n un par de meses y ver nacer a mi hijo antes de decidirlo'. Puede que sus ¨²ltimas l¨¢grimas sean de alegr¨ªa.
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