Maltratada y condenada
20.000 firmas piden que no vaya a la c¨¢rcel Oliva Vacas, tuerta por un pu?etazo de su ex marido
Oliva Vacas, auxiliar de cl¨ªnica de 44 a?os, se encuentra confinada en una casa de acogida a las afueras de Madrid, temerosa de que su ex marido, E. R. C., abogado, obtenga la libertad provisional y salga de la c¨¢rcel de Alcal¨¢ Meco. E. R. C. cumple prisi¨®n preventiva desde abril de 2001, pendiente de juicio por lesiones a Oliva a la que maltrat¨® en febrero de 2001. En este ataque, Oliva perdi¨® un ojo.
Pero el aislamiento en que vive ahora Oliva, divorciada desde 2000 y con un hijo de 10 a?os, no es lo que m¨¢s le preocupa. Una sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid la conden¨® en 1999 a tres a?os y seis meses de c¨¢rcel por lesiones a su entonces c¨®nyuge, fallo que confirm¨® el Tribunal Supremo en octubre de 2001 y para el que la asociaci¨®n Mujeres que Ayudan de Navalmoral de la Mata (C¨¢ceres), de donde Oliva es oriunda, ha pedido un indulto al Gobierno, con el apoyo de 20.000 firmas. .
La mujer reside en una casa de acogida en compa?¨ªa de su hijo de 10 a?os
El ex c¨®nyuge est¨¢ en prisi¨®n preventiva por incumplir la orden judicial de alejamiento
E. R. C. la denunci¨® en 1996 por producirle una brecha en la cabeza como resultado de haberle lanzado un mechero, y por haberle quemado la espalda al d¨ªa siguiente, cuando E. R. C. fue a recoger unas mudas para irse a vivir a casa de una hermana.
La sentencia de la Audiencia Provincial que condena a la mujer por la lesi¨®n de quemaduras en la espalda refleja que 'las declaraciones del perjudicado, vienen corroboradas por otras pruebas, cuales son la testifical prestada por su sobrino, y la documental m¨¦dica'. Sin embargo, en lo que al sobrino, Gonzalo, respecta, la sentencia dice que ¨¦ste acompa?¨® a E. R. C. al domicilio de Oliva, 'esper¨¢ndole en el coche'. Gonzalo declar¨® que E. R. C. 'tard¨® en bajar unos quince minutos y que se meti¨® en el coche quej¨¢ndose de dolor, ense?¨¢ndole la espalda, viendo que la ten¨ªa toda quemada, yendo juntos al hospital'.
La abogada defensora de Oliva, Vilma Chauca, afirma: 'El sobrino no presenci¨® los hechos puesto que no subi¨® al piso, y lo que hace la sentencia es dar m¨¢s valor a la versi¨®n del denunciante, que se autolesion¨®, que a la de Oliva'.
El mismo tribunal declar¨® impertinentes las preguntas de la defensa por las que la abogada intentaba demostrar 'la capacidad fabuladora de E. R. C., que hab¨ªa sido sometido a tratamiento psicol¨®gico en el pasado por esta raz¨®n', afirma Chauca. En su declaraci¨®n, Oliva acept¨® que, un d¨ªa antes de producirse el episodio de las quemaduras, lanz¨® un mechero a la cabeza de E. R. C. para protegerse, pero que en lo tocante a la cuesti¨®n del espray, se lo ech¨® a los ojos 'para defenderse porque ¨¦l esgrim¨ªa un cuchillo', dice la sentencia. Oliva declar¨® que ignoraba c¨®mo E. R. C. se pudo producir las quemaduras en la espalda. Versi¨®n a la que la sentencia responde: 'No es creible la amenaza con el cuchillo, dado que la acusada dice que se qued¨® 'tan tranquila', sentada en el sof¨¢; reacci¨®n il¨®gica a todas luces de una persona frente a la cual se enarbola un arma blanca, pues lo normal es que hubiera salido r¨¢pidamente de la vivienda'.
A ra¨ªz del episodio de 1996, la pareja se separ¨® y el ni?o pas¨® a la custodia del padre. Pero tres a?os despu¨¦s, Oliva le denunci¨® por agresiones a ella y a su hijo, y el ni?o pas¨® a la custodia de la madre, despu¨¦s de declarar que hab¨ªa sido golpeado por el padre.
En febrero de 2001 y ante la insistencia del padre, Oliva y su hijo subieron a su coche porque quer¨ªa hablar con ellos. El padre se meti¨® en carretera -'contra la voluntad de Oliva', afirma la abogada Chauca- y, a las tres de la madrugada, a la altura de Onrubia (Cuenca), E. R. C. detuvo el coche y exigi¨® a Oliva que se bajara. Una vez fuera, la cogi¨® por el pelo, le di¨® un pu?etazo en el ojo y la tir¨® por un terrapl¨¦n, hechos que presenci¨® casualmente un guardia civil.
Oliva fue conducida al Hospital La Paz de Madrid, donde no se pudo evitar que perdiera el globo ocular. D¨ªas despu¨¦s, denunci¨® a su ex marido, apoyada por la declaraci¨®n del guardia civil. Pero E. R. C. qued¨® en libertad por no existir peligro de fuga.
El 1 de marzo de 2001, el juez dict¨® un auto de alejamiento prohibiendo al hombre acercarse a la madre y al hijo a menos de 200 metros, lo que E. R. C. incumpli¨® un d¨ªa que fue al colegio del ni?o para llev¨¢rselo. La directora del centro llam¨® a la polic¨ªa y el 1 de abril 2001 fue condenado a prisi¨®n provisional por incumplimiento de la medida cautelar, a la espera de que se celebre el juicio por la agresi¨®n que le cost¨® un ojo a Oliva.
La mujer, todav¨ªa en baja m¨¦dica por las distintas operaciones que ha padecido despu¨¦s de la implantaci¨®n de una pr¨®tesis ocular, podr¨ªa ingresar en prisi¨®n en cualquier momento puesto que ya no existe posibilidad de una nueva apelaci¨®n. S¨®lo le queda que la petici¨®n de indulto sea atendida. El tr¨¢mite se encuentra pendiente de que el vocal ponente de la Audiencia Provincial, secci¨®n 23, redacte el informe que pasar¨¢ al Ministerio de Justicia y despu¨¦s al Gobierno, ¨²nica instituci¨®n que puede tomar la decisi¨®n final.
En cuanto a los temores por su seguridad, por el momento, Oliva puede respirar porque el fiscal no ha consentido que E. R. C. disfrute de libertad provisional al no encontrar una garant¨ªa suficiente para la seguridad de la v¨ªctima.
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