Cuando denunciar es un 'suicidio'
Las mujeres urgen a que se garantice la seguridad de las maltratadas mientras los partidos negocian qu¨¦ hacer
La falta de acuerdo pol¨ªtico en un tema como los malos tratos ha terminado con la paciencia de las organizaciones de mujeres, principales art¨ªfices e impulsoras de la Ley Integral Contra la Violencia de G¨¦nero, presentada esta semana por el PSOE en el Congreso como proposici¨®n de ley y apoyada por todos los grupos pol¨ªticos excepto por el PP. As¨ª que, mientras se ponen o no de acuerdo los pol¨ªticos, ellas siguen viendo y viviendo desde sus agrupaciones la realidad de la violencia y reclaman soluciones eficaces: 'La medida que no puede esperar, ni un minuto m¨¢s, es la protecci¨®n f¨ªsica y legal de la mujer que presenta denuncia tras sufrir malos tratos', dice Consuelo Abril, presidenta de la Comisi¨®n Nacional de Investigaci¨®n de Malos Tratos a Mujeres.
'No te enga?es, den¨²ncialo', reza el eslogan ganador de un reciente concurso de spots publicitarios contra la violencia de g¨¦nero. Ha habido muchas campa?as similares en los ¨²ltimos a?os y todas ellas instaban a la mujer a denunciar en caso de sufrir malos tratos por parte de su c¨®nyuge. Actualmente se recogen una media de 24.000 denuncias al a?o. Y despu¨¦s, ?qu¨¦?
'Despu¨¦s la mujer entra en una espiral enloquecida. Tarda como m¨ªnimo 20 o 30 d¨ªas en enterarse de a qu¨¦ juzgado ha correspondido su denuncia. Durante ese tiempo convive con su agresor, que por supuesto sabe, tras ser informado diligentemente por la polic¨ªa, que su mujer ha puesto una denuncia contra ¨¦l. Durante un tiempo, por tanto, ella tendr¨¢ que aguantar una presi¨®n mucho mayor de su agresor y esperar a que, a los dos o tres meses, se celebre el juicio: ?un juicio de faltas, no un juicio penal plenario como el que se celebra cuando alguien comete un delito, y amenazar de muerte lo es! Como mucho le caer¨¢n dos fines de semana de arresto o de privaci¨®n de libertad que no cumplir¨¢ si no es reincidente. En fin... Por eso los jueces no deben extra?arse y considerar una atenuante para el agresor el hecho de que las mujeres retiren sus denuncias porque muchas, si no mueren en el intento, no aguantan tanta presi¨®n o se mueren de miedo y las retiran cuando se ven desamparadas', explica minuciosamente Abril, que es abogada de profesi¨®n. 'Incitar a la mujer a denunciar sin garantizarle su seguridad y su protecci¨®n integral es como pedirle que se suicide', concluye.
Despu¨¦s o durante ese calvario, la mujer maltratada podr¨ªa poner otra denuncia, pero aterrizar¨ªa en un juzgado distinto y el proceso empezar¨ªa de nuevo y terminar¨ªa con una sentencia igual o distinta, incluso incompatible con otra anterior: 'Se han dado casos en los que se ha decretado el alejamiento de la v¨ªctima y despu¨¦s se ha establecido un r¨¦gimen de visitas a los hijos, por ejemplo', explica Enriqueta Chicano, de la Federaci¨®n de Mujeres Progresistas. 'Este tipo de contradicciones, que no son m¨¢s que la consecuencia de la descoordinaci¨®n, son las que ponen de manifiesto la necesidad de esa Ley Integral contra la Violencia de G¨¦nero que venimos demandando desde 1999 y la creaci¨®n de Juzgados de Igualdad. Se trata de que se integren y se coordinen todos los ¨¢mbitos implicados en una situaci¨®n de malos tratos: jur¨ªdico, social, asistencial, sanitario, educativo, preventivo, policial...', argumenta Chicano.
Tambi¨¦n podr¨ªa darse el caso de que la mujer maltratada solicitase su ingreso en una casa de acogida, 'pero, primero, tendr¨ªa que haber plaza o la llevar¨ªan a un hostal de mala muerte y al d¨ªa siguiente se volver¨ªa para su casa; segundo, s¨®lo pueden permanecer en r¨¦gimen de acogida entre tres y seis meses; y tercero, son aparcamientos de mujeres en su mayor¨ªa, que no contemplan su rehabilitaci¨®n y no dan respuesta al grav¨ªsimo problema al que se enfrentan: no tienen adonde ir, no tienen trabajo, no tienen preparaci¨®n, la mayor¨ªa tienen hijos a su cargo...', explica Tina Alarc¨®n, presidenta de la Federaci¨®n y Asistencia a Mujeres Violadas y Maltratadas. '?sa es la raz¨®n por la que pedimos la creaci¨®n de centros de recuperaci¨®n que favorezcan su reinserci¨®n como ciudadanas', agrega.
As¨ª est¨¢n las cosas en estos momentos, o al menos as¨ª las describen las organizaciones que est¨¢n m¨¢s cerca del problema y que actualmente se han unido en una plataforma denominada Red de Organizaciones Feministas contra la Violencia de G¨¦nero. 'Estamos hartas de parches', dicen, 'nos hemos hecho expertas en violencia despu¨¦s de 20 a?os siguiendo y viviendo el tema, y ya no nos creemos nada. Ni siquiera existe una base de datos o un observatorio que permita medir el problema y seguir su evoluci¨®n. S¨®lo conocemos el n¨²mero de v¨ªctimas anuales y ni siquiera en eso nos ponemos de acuerdo (en lo que va de a?o son 52, seg¨²n las organizaciones de mujeres, y 37 seg¨²n el Gobierno). Lo que hace falta es voluntad pol¨ªtica. Las l¨ªneas de acci¨®n est¨¢n claras, aunque nadie nos consulta', explica ?ngeles ?lvarez, de la Fundaci¨®n Mujeres. 'Denunciar debe significar recibir aire fresco y no tirarse al abismo', insiste Consuelo Abril.
Adem¨¢s, se?alan que, hasta el momento, no se ha trabajado nada en prevenci¨®n. 'Se ha hecho sensibilizaci¨®n mediante innumerables, costosas y peligrosas campa?as publicitarias, pero cero prevenci¨®n', dice ?lvarez. 'Y las campa?as deben centrarse en quien ejerce la violencia no en quien la padece. No olvidemos que ¨¦ste es un problema de los hombres que padecemos las mujeres. As¨ª que, en vez de decir 'hay 2,5 millones de mujeres maltratadas en Espa?a', ?por qu¨¦ no se dice 'hay 2,5 millones de agresores?'. S¨®lo recuerdo una campa?a en este sentido que se hizo en Gij¨®n y que dec¨ªa: 'Hay hombres estupendos, hasta que llegan a su casa', recuerda ?lvarez, que insiste en que hay que cambiar esa filosof¨ªa victimizante.
En este sentido, todas ellas tienen claro que 'la desigualdad es el origen de la violencia' por eso reclaman una educaci¨®n que transmita el valor de la igualdad. 'No basta con que los ni?os y las ni?as vayan juntos al colegio. Hay que ense?arles a valorar otras cosas para que no reproduzcan los estereotipos asociados al g¨¦nero, como el del macho ib¨¦rico o la mujer sumisa y d¨¦bil, que siguen imperando en nuestra sociedad', dice ?lvarez.
Pero no basta con ense?arlo en las escuelas, 'hay que reeducar a los profesionales: un juez debe saber qu¨¦ art¨ªculos del C¨®digo Penal puede aplicar en un caso de malos tratos para dar una respuesta certera'.
Actualmente existen leyes integrales en varios pa¨ªses europeos. En Copenhague (Dinamarca) existe tambi¨¦n una experiencia piloto para controlar a los agresores, de forma que si se saltan la orden de alejamiento la polic¨ªa ejerce mayor presi¨®n sobre ellos. ?ngela Alemany, portavoz de la asociaci¨®n de mujeres juristas Themis, concluye: 'Si Europa es un ejemplo para unas cosas debe serlo tambi¨¦n para esta cuesti¨®n, que se salda con m¨¢s de 50 muertes al a?o'.
El ciclo de la violencia
?ste es el proceso, contado por expertas, por el cual una relaci¨®n amorosa pasa de ser un sue?o a una tortura. As¨ª se desarrolla una relaci¨®n de malos tratos. Es lo que t¨¦cnicamente se conoce como el Ciclo de la violencia:
1. Primero comienzan las tensiones convivenciales en la pareja. Y se producen las explosiones verbales o gestuales que conllevan el sometimiento de la mujer (en la inmensa mayor¨ªa de los casos). Normalmente, esta etapa va acompa?ada de insultos y de frases que socavan la autoestima de la v¨ªctima como: 'No vales para nada', 'yo soy quien trae el dinero'...
2. Si, pese a los insultos y las agresiones verbales no se ha logrado el objetivo, es decir, el sometimiento del otro, es cuando empiezan los malos tratos f¨ªsicos. ?stos son mucho m¨¢s notables para la v¨ªctima, que comienza a ser mucho m¨¢s consciente de las agresiones que sufre. Por ese mismo motivo empiezan los planteamientos de separaci¨®n, divorcio o abandono.
3. La ¨²ltima etapa del ciclo se conoce ir¨®nicamente como Luna de Miel. Es el estadio de la relaci¨®n en que el agresor se siente culpable y pide perd¨®n. Se suceden expresiones como: 'No va a volver a ocurrir', 'Te lo hago porque te quiero mucho', 'Es lo mejor para ti'. ?Y que hacen las v¨ªctimas? Pues perdonan. Porque muchas veces no tienen c¨®mo huir de la situaci¨®n, no tienen adonde ir. Y entonces le conceden la impunidad a su agresor y aprenden a vivir con ello. El resultado es una persona rota en mil pedazos.
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