Las empresas han huido de Wall Street
Un a?o despu¨¦s de la tragedia, 'la calle del dinero' no levanta cabeza. S¨®lo el 6% de las empresas que perdieron vidas y bienes en los atentados han buscado nueva sede en el distrito financiero
Las oficinas de Sandler, O'Neill & Partners estaban en el World Trade Center, y 66 de sus 137 empleados murieron el 11 de septiembre de 2001. La sociedad trabaja ahora lejos de Wall Street, en la Tercera Avenida, en un edificio corriente y en un piso bajo, el sexto. Nadie en Sandler, O'Neill tiene la menor intenci¨®n de volver a establecerse en un rascacielos ni de regresar al distrito financiero de Nueva York. Casi todo el mundo piensa igual: s¨®lo un 6% de las empresas que perdieron vidas y bienes han buscado nuevo alojamiento en torno a Wall Street. Un a?o despu¨¦s de la tragedia, la calle del dinero no levanta cabeza.
La magnitud del desastre ha sido traducida a cifras en un informe reci¨¦n publicado por el Ayuntamiento de Nueva York. El coste de reconstrucci¨®n de lo que fue el World Trade Center se estima en 6.700 millones de d¨®lares (unos 6.900 millones de euros); de los edificios adyacentes, como el hotel Marriott, en 4.500 millones; el inventario de bienes destruidos (desde ordenadores hasta obras de arte) suma 5.200 millones; y reponer las infraestructuras (trenes, redes telef¨®nicas y el¨¦ctricas) costar¨¢ 4.300 millones. El producto interior bruto neoyorquino sufrir¨¢, en total, un impacto negativo de unos 90.000 millones de d¨®lares, entre costes directos y reducci¨®n de comercio e ingresos fiscales, a lo largo de los pr¨®ximos cinco a?os.
Para hacerse una idea de la amputaci¨®n sufrida por el distrito financiero no bastan las cifras. En poco m¨¢s de dos horas desaparecieron casi 3.000 vidas y 1,4 millones de metros cuadrados de oficina. En t¨¦rminos de espacio, 'es como si ciudades como Atlanta o Miami hubieran perdido absolutamente todos sus edificios de oficinas', indica el informe municipal. Otros 1,8 millones de metros cuadrados sufrieron da?os estructurales y a¨²n no han sido recuperados.
Cientos de empresas han protagonizado, durante el ¨²ltimo a?o, una di¨¢spora que las ha llevado, en su gran mayor¨ªa (70%), a Midtown, la zona central de la isla de Manhattan, o a otros barrios de Nueva York, como Brooklyn o Queens (8%), o a los vecinos Estados de Nueva Jersey (9,2%) o Connecticut (2,9%), o a zonas a¨²n m¨¢s alejadas dentro de Estados Unidos o en Europa (3,1%).
La peor p¨¦rdida, por supuesto, es la humana. 'La desaparici¨®n f¨ªsica de las oficinas en las Torres Gemelas palidece en comparaci¨®n con las vidas perdidas. Esa ma?ana murieron el 40% de nuestros empleados, 66 de 137', explica Larry Bulinsky, director ejecutivo de Sandler, O'Neill & Partners. 'Pero la p¨¦rdida f¨ªsica fue tambi¨¦n muy grave', sigue. 'Desaparecieron los ordenadores, las l¨ªneas telef¨®nicas, los archivos, la tecnolog¨ªa... Fue muy dif¨ªcil reconstruirlo todo a partir de la simple memoria institucional. Bank of America nos prest¨® unas oficinas y, mal que bien, volvimos al trabajo. A¨²n no me explico c¨®mo lo conseguimos'. Sandler, O'Neill opt¨® por alquilar un sexto piso en un edificio que el propio Bulinsky define como 'corriente' en Midtown. Nadie desea reinstalarse en un rascacielos emblem¨¢tico.
Sidley Austin Brown & Wood, otra sociedad financiera, ocupaba las plantas 54, 56, 57, 58 y 59 de la Torre Norte. El 11 de septiembre de 2001, 150 empleados estaban en las oficinas y se salvaron todos menos uno. Como Sandler, O'Neill, la empresa prefiri¨® dejar el distrito financiero y trasladarse al norte, al n¨²mero 787 de la S¨¦ptima Avenida. Pero mantiene un pie, simb¨®lico, en Wall Street: 'Hemos subarrendado 300 metros cuadrados en el edificio de Merryll Lynch como sala de conferencias o reuniones', comenta Janice Kuhn, jefa de mercado de Sidley Austin Brown & Wood.
Wall Street y su entorno, el distrito financiero, a¨²n dan miedo. La zona se considera un objetivo de primer orden para cualquier ataque terrorista. Algunos temen, adem¨¢s, los posibles efectos nocivos de los cientos de toneladas de polvo y part¨ªculas cancer¨ªgenas esparcidas durante el incendio y el desplome de las torres, y a¨²n presentes en los recovecos de los sistemas de aire acondicionado.
La di¨¢spora ha sido tan masiva que, pese a la brutal p¨¦rdida de espacio de oficinas en lo que fue el World Trade Center, abundan las ofertas y los precios han ca¨ªdo 'hasta la mitad de lo que se paga en Midtown', seg¨²n el informe municipal. 'Muchos antiguos inquilinos del World Trade Center afirman que, por ahora, no quieren regresar al distrito financiero y prefieren otras zonas', a?ade el estudio. 'Cantor Fitzgerald, por ejemplo, envi¨® a varios de sus empleados supervivientes a la delegaci¨®n de Londres'.
Cantor Fitzgerald Securities fue una de las empresas que m¨¢s sufrieron. De sus casi 1.000 empleados, desaparecieron 700. Ahora su sede est¨¢ en la calle 57, en el coraz¨®n de Midtown, y han trasladado a Londres parte de sus operaciones. Citigroup, la mayor empresa bancaria de Estados Unidos, y su filial de negocios burs¨¢tiles, Salomon Smith Barney, que ocupaban una de las torres menores, la n¨²mero 7, en el World Trade Center, se han establecido en Nueva Jersey y Connecticut. Empire Blue Cross Blue Shield, la mayor empresa estadounidense de servicios sanitarios, ha optado por Midtown, en Manhattan. AON Seguros, en la que murieron 175 empleados, se ha ido tambi¨¦n a Midtown, a la Tercera Avenida, pero ha alquilado una peque?a subsede en Water Street, contigua a Wall Street, para seguir cerca de la Bolsa.
Wall Street es, durante la jornada laboral, una sombra de lo que era. Los restaurantes permanecen semivac¨ªos y las calles, que sol¨ªan ser un hormiguero, s¨®lo reciben la animaci¨®n de los turistas. La Bolsa de Nueva York, entre Wall y Broad, en el coraz¨®n del distrito financiero, est¨¢ siempre acordonada y protegida por la polic¨ªa.
Pese a todo, se conf¨ªa en la resurrecci¨®n de la calle del dinero. El alcalde, Mike Bloomberg, se declara optimista: 'Ninguna gran empresa ha dejado Manhattan, por la simple raz¨®n de que no se puede. Tienen dos poderosas razones para quedarse: aqu¨ª est¨¢n todos sus socios y toda su competencia. Hay que estar donde est¨¢ la acci¨®n, ya nadie piensa que uno puede trabajar desde su casa con el ordenador y el tel¨¦fono'. Bloomberg considera que el atractivo de Nueva York sigue siendo imbatible: 'Los profesionales que las empresas necesitan prefieren vivir en la ciudad. No conozco ninguna compa?¨ªa que se haya ido de Manhattan con ¨¦xito. Nadie quiere vivir en los suburbios'.
El propio Bloomberg admite, sin embargo, que la punta sur de Manhattan, la de las finanzas, atraviesa una mala ¨¦poca: 'Muchos se han ido del distrito financiero'. 'Pero volver¨¢n', a?ade. Lo mismo piensan algunos de los que se han marchado, como Larry Bulinsky, el director de Sandler, O'Neill: 'La gente volver¨¢; hay demasiadas cosas en Wall Street, empezando por la Bolsa y siguiendo por una importante comunidad de vecinos, como para que se convierta en un desierto'.
Para Bulinsky, la reconquista del distrito financiero depende de las autoridades locales, estatales y federales, que deben garantizar la seguridad y reconstruir las v¨ªas de transporte destruidas: 'Times Square era una zona muy degradada, llena de drogas, prostituci¨®n y violencia; nadie pensaba que, por m¨¢s que se invirtiera, pudiera ser rehabilitada, y ahora est¨¢ llena de vida'. Bulinsky considera que 'Wall Street no resucitar¨¢ en una noche, tardar¨¢ tiempo, pero volver¨¢ a ser lo que era'.
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