Ni d¨¢ndoles cuerda

Si el ganado del festejo anterior se tild¨® de utilitario, el de ayer result¨® de la misma marca, pero de gama baja. Cierto es que vista su presencia no necesitaban de airbag ni cintur¨®n de seguridad. S¨ª se not¨® en cambio la falta del aire acondicionado, asfixiados saltaron al ruedo los animalitos. Aquello no se mov¨ªa ni d¨¢ndole cuerda. Poco derroche de valor tuvieron que acreditar los espadas contratados.

Finito de C¨®rdoba es un adelantado a su tiempo. Encarna el futuro. El toreo cibern¨¦tico. Ante dos marmolillos no caben m¨¢s ventajas ni triqui?uelas. Pronto el de Sabadell dar¨¢ el salto al nuevo ep¨ªgrafe. Tirando de rat¨®n y @.es pasaportar¨¢ los gatos que le suelten. Pinceladas en la lejan¨ªa fueron sus m¨¦ritos.

Jos¨¦ Tom¨¢s era el m¨¢s esperado de la tarde. En especial por los antiponcistas. Al carret¨®n que le toc¨® por primero le pis¨® el terreno que parece de su exclusividad. Al menos no se alivi¨® con el toreo. A la calidad se suma la hondura de traerse el torete a la cadera como muestra de ajuste. Faena con ambas manos, medida y templada, exenta de gestos para la galer¨ªa. En el otro no existi¨®. No preocuparse, vuelve ma?ana. Una pena. El de Galapagar precisa de toros con motor.

El Juli, fiel a s¨ª mismo. Dej¨® patente el conocimiento que posee de suertes, toros y p¨²blico. H¨¢bil bullidor, variado, alegre y movido. Resulta ser un estratega, que consigue con suma facilidad las ovaciones de la concurrencia. En su haber, la entrega total y las ganas de agradar a toda costa.

En suma, el festejo aburri¨®. La falta de emoci¨®n que trae consigo la carencia del toro que precisa la fiesta es el motivo. Aunque el lleno estaba anunciado por la empresa desde hace d¨ªas, la reventa andaba por las puertas ofreciendo localidades al precio de taquilla.