La traca final
Para el ¨²ltimo festejo de toreo a pie en coso (falta la de rejones), la empresa no escamote¨® esfuerzos. Se trajo un encierro del afamado hierro de Garcigrande. Como f¨¢cilmente puede imaginarse, lo lidiado nada ten¨ªa que ver con tan rimbombante denominaci¨®n. Los garcigrande resultaron garcienanos, garciblandos y garcitontos. No pararon ah¨ª los esfuerzos. Tras rebuscar a tope en el escalaf¨®n se contrat¨® a la flor y nata de los toreros rosas. La traca final estaba servida. El resultado fue la consecuencia de un cartel hecho con los pies. Qu¨¦ falta de realismo y de imaginaci¨®n.
A Finito de C¨®rdoba los aficionados le tildaron de caradura. No era para menos. Dos veces hizo el paseo y dos tardes su actuaci¨®n fue una tomadura de pelo. Si en su primera comparecencia ejerci¨® de telonero de las figuras haciendo el rid¨ªculo para no molestar, lo de ayer clama al cielo. El apodado de C¨®rdoba dio todo un recital de medrosidad. Ausente, c¨ªnico, indigno y mediocre. Queda apuntado para el a?o que viene, es un torero interesante.
Garcigrande / Finito, S¨¢nchez, Rivera
Toros de Garcigrande, justos de presencia, blandos, descastados y nobles; 5? bravo, encastado y noble. Finito de C¨®rdoba: pinchazo, bajonazo (pitos); estocada haciendo guardia, dos descabellos (pitos). Manolo S¨¢nchez: estocada atravesada, dos descabellos (ovaci¨®n y saludos); estocada trasera, descabello -aviso-, dos descabellos (ovaci¨®n y saludos). Rivera Ord¨®?ez: media atravesada, aviso, tres descabellos (ovaci¨®n); dos pinchazos, atravesada y ca¨ªda (palmas). Plaza de Valladolid, 14 de septiembre, 8? de feria. Algo m¨¢s de media entrada.
Manolo S¨¢nchez, el menos rosa de los actuantes, no brill¨® en su primero, pero se dej¨® marchar la sorpresa que supuso la bravura y casta del quinto de la tarde, que sin asustar por delante fue noble e importante para que alguien con lo que tiene que tener, de torero, abriera la puerta grande. El vallisoletano, vulgar, ratonero y enganchado, am¨¦n de ventajista y distante, dej¨® escapar un ¨¦xito que seguramente en otros tiempos hubiera estado al alcance de su mano. Todo una pena.
Otro acierto fue la presencia de Rivera Ord¨®?ez. Perdido como calamar en garaje en su primero. Galerista y chapucero no pas¨® de vulgar pegapases en el que cerr¨® festejo.
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