'Europa necesita una revoluci¨®n de la oferta'
El Nobel de Econom¨ªa Robert Mundell debate con los tambi¨¦n premiados Becker, Fogel y Scholes sobre la situaci¨®n actual de las grandes econom¨ªas del mundo
Los premios Nobel Gary Becker, Robert Fogel, Myron Scholes y Robert Mundell abordan en este reportaje, que completa la serie cuya primera entrega se public¨® ayer, los retos y problemas de las zonas econ¨®micamente m¨¢s importantes del mundo: Europa, Jap¨®n y EE UU. Adem¨¢s, en el informe, los expertos hacen una reflexi¨®n sobre Rusia y M¨¦xico, dos pa¨ªses que resulta instructivo comparar, seg¨²n el coordinador de la entrevista, Michael Milken, financiero y director del Instituto Milken, en California. En el panorama de Asia, los Nobel no pueden dejar de hacer referencia, adem¨¢s de a Jap¨®n, a a una potencia que emerge a pasos agigantados: China.
EUROPA
Scholes: 'Las empresas europeas est¨¢n arropadas por sus bancos, las relaciones son c¨®modas'
Fogel: 'China ser¨¢ la zona de crecimiento de las pr¨®ximas dos o tres d¨¦cadas'. Becker: 'Lo est¨¢ haciendo fenomenal. Pero a¨²n es un pa¨ªs muy pobre. Si no l¨ªa las cosas, puede hacerlo mejor'.
Scholes: 'En EE UU me preocupa que una gran crisis burs¨¢til hunda el mercado inmobiliario'
Michael Milken. Si comparamos, por ejemplo, la creaci¨®n de empleo en Europa con la de EE UU en los ¨²ltimos 30 a?os, la primera ha sido muy baja. ?Puede el cambio a la moneda ¨²nica conducir a una mayor creaci¨®n de empleo?
Gary Becker. No creo. Una moneda ¨²nica quiz¨¢ sea deseable, pero no creo que las m¨²ltiples monedas explicasen el bajo crecimiento del empleo en Europa. Eso se debe a las pol¨ªticas microecon¨®micas. Creo que Robert Mundell ha exagerado la importancia de las pol¨ªticas macroecon¨®micas a expensas de las microecon¨®micas.
Excesivos impuestos al trabajo en Europa hacen que el coste de utilizar mano de obra sea mucho mayor que el salario percibido por los trabajadores. Esta diferencia disuade a las empresas de contratar empleados. Y debido a que los trabajadores s¨®lo obtienen una fracci¨®n de lo que les cuestan a los empresarios, no se sienten animados a trabajar, especialmente porque Europa Occidental tiene pol¨ªticas de desempleo muy generosas. Siempre distingo a Gran Breta?a de otras partes de Europa.
Milken. ?Por qu¨¦ no analizamos eso? En la pasada d¨¦cada se produjo un dr¨¢stico cambio en el desempleo en el Reino Unido, por una parte, y Francia, Alemania, Italia y Europa Occidental, por la otra.
Becker. Reino Unido tiene lo que algunos europeos denominan, despectivamente, 'pol¨ªtica de mercado de trabajo anglosajona', o sea, flexibilidad por parte de las empresas para contratar y despedir a los trabajadores. En los sistemas alem¨¢n, franc¨¦s e italiano es muy dif¨ªcil librarse de los trabajadores una vez contratados. Estos ¨²ltimos sistemas son buenos para la gente con trabajo, pero muy malos para quien lo est¨¢ buscando.
Estas cuestiones del mercado de trabajo tienen muy poco que ver con la moneda. Bien, quiz¨¢ el elemento com¨²n de las pol¨ªticas que est¨¢n intentando generar en Europa Occidental bajo la r¨²brica de la moneda com¨²n empujen a los pa¨ªses en la direcci¨®n correcta. Pero el problema para pa¨ªses como Francia, Alemania e Italia tiene tres vertientes: elevados impuestos sobre el trabajo, grandes restricciones a la capacidad para contratar y despedir trabajadores, y prestaciones muy generosas para los desempleados. Estas pol¨ªticas se usan a veces para animar a los trabajadores a retirarse anticipadamente: la edad media de jubilaci¨®n en Europa continental es de s¨®lo 58 a?os.
Milken. La tecnolog¨ªa financiera avanzada ha permitido a EE UU prosperar en comparaci¨®n con Europa Occidental. ?No es ir¨®nico que buena parte de su tecnolog¨ªa financiera, tal como la titulizaci¨®n de las hipotecas, la est¨¦n adoptando ahora las instituciones financieras europeas?
Myron Scholes. Europa carece de un mercado de capitales como lo conocemos en EE UU. Nosotros nos basamos en el sistema de acciones, mientras que el sistema europeo se basa m¨¢s en los bancos. Las empresas europeas est¨¢n arropadas por sus bancos; las relaciones son muy c¨®modas. As¨ª que en Europa nunca ha habido la misma disciplina de mercado que ha habido en EE UU desde el establecimiento de las tecnolog¨ªas financieras en los a?os setenta.
Los mercados desarrollados basados en el sistema de acciones castigan el fracaso y recompensan el ¨¦xito, dirigiendo el capital hacia las inversiones correctas. Eso falta en Europa. Una cosa es poseer instituciones financieras que disponen de una tecnolog¨ªa avanzada, y otra es poder utilizar dicha tecnolog¨ªa eficazmente. Europa necesita mercados de valores m¨¢s desarrollados antes de que podamos contemplar all¨ª un buen uso de esta tecnolog¨ªa.
M?XICO Y RUSIA
Milken. EE UU se ha pasado a una econom¨ªa de mercado -en lugar de una econom¨ªa basada en los bancos o en las relaciones- en la que los activos est¨¢n en manos de decenas de miles de gestores. Esta democratizaci¨®n de los activos financieros ha conducido a la democratizaci¨®n de los activos industriales, lo que a su vez ha conducido a la democratizaci¨®n de las oportunidades profesionales.
Pasemos a dos pa¨ªses que resulta instructivo comparar: Rusia y M¨¦xico. Rusia tiene armas nucleares; M¨¦xico tiene una enorme poblaci¨®n en nuestra frontera sur. Rusia abarca unos 17 millones de kil¨®metros cuadrados, m¨¢s de ocho veces el tama?o de M¨¦xico. La poblaci¨®n rusa actual es de 145 millones, casi un 50% superior a la de M¨¦xico. Y Rusia consume cuatro veces m¨¢s energ¨ªa. Pero la econom¨ªa mexicana es hoy m¨¢s del doble de la rusa, medida en d¨®lares.
Becker. Se hace a menudo excesivo hincapi¨¦ en el papel de los recursos naturales en el progreso econ¨®mico. Rusia tiene much¨ªsimo petr¨®leo, adem¨¢s de otros minerales. No obstante, no s¨®lo Rusia, sino tambi¨¦n otros muchos pa¨ªses del mundo con importantes recursos naturales, no disponen de una renta per c¨¢pita muy elevada. ?Por qu¨¦? ?sa es una de las cuestiones dif¨ªciles de responder a la hora de explicar las diferencias de riqueza y pobreza entre distintas naciones. Rusia ilustra una serie de principios. En primer lugar, que el sistema econ¨®mico importa enormemente en lo que se refiere a la forma adecuada de emplear los recursos humanos y naturales para conseguir que produzcan verdadera riqueza. Uno puede tener enormes recursos ah¨ª esperando, pero no equivalen a nada si no tiene los incentivos adecuados.
En toda la era comunista, Rusia tuvo altos niveles de educaci¨®n, al igual que Cuba ahora. Pero lo que la persona educada media hac¨ªa -d¨®nde trabajaban, cu¨¢nto trabajaban, etc¨¦tera- estaba distorsionado por la estructura de incentivos. Y as¨ª, la Uni¨®n Sovi¨¦tica malgast¨® buena parte de su inversi¨®n en capital humano. La Rusia postsovi¨¦tica est¨¢ lentamente empezando a hacer bien las cosas.
En resumen, creo que la diferencia entre M¨¦xico y Rusia es que M¨¦xico ha hecho un uso mucho mejor de su capital humano, mediante un sistema econ¨®mico mejor y un patr¨®n de inversi¨®n m¨¢s inteligente.
Milken. En realidad, la principal exportaci¨®n de Rusia no es el petr¨®leo, sino el capital humano. Billones de d¨®lares en capital humano se han trasladado de Rusia al resto del mundo. Europa, EE UU e Israel se han beneficiado realmente de ese movimiento.
JAP?N
Milken. ?Cu¨¢l es para ustedes el potencial japon¨¦s? Tenemos aqu¨ª un pa¨ªs con una enorme liquidez, que obtiene muy bajos rendimientos de esa liquidez, y cuya poblaci¨®n est¨¢ envejeciendo. ?Podr¨ªa ese capital desplegarse para conseguir el desarrollo de toda Asia? ?Se podr¨ªa desplegar dentro del propio pa¨ªs? ?Qu¨¦ tiene que ocurrir para liberar esos activos que ascienden a decenas de billones de d¨®lares?
Robert Mundell. Jap¨®n se ha visto en grandes dificultades para dirigir su econom¨ªa, en gran parte debido a la mala gesti¨®n de los tipos de cambio en la d¨¦cada de 1980. Entre 1955 y 1970, la econom¨ªa japonesa creci¨® a un ritmo medio anual del 12%, el crecimiento m¨¢s r¨¢pido sostenido por un periodo tan largo de la historia. Y lo hicieron con una pol¨ªtica muy expl¨ªcita: un tipo de cambio fijo de 360 yenes por d¨®lar. ?sa se convirti¨® en su pol¨ªtica monetaria.
Junto con el r¨¢pido crecimiento vinieron ingresos derivados de impuestos cada vez mayores y super¨¢vit presupuestarios, lo que hizo posible la disminuci¨®n de impuestos todos los a?os de la d¨¦cada de 1960. As¨ª que tuvo lugar un proceso sistem¨¢tico de reducci¨®n de impuestos, combinado con un tipo de cambio fijo y una pol¨ªtica monetaria controlada por el mercado. No es casualidad que, cuando yo trabaj¨¦ por primera vez en propuestas sobre econom¨ªa de la demanda, analizase la econom¨ªa japonesa. Jap¨®n era el ejemplo perfecto.
Milken. En 1950, Jap¨®n supon¨ªa el 9% de la capitalizaci¨®n del mercado de valores del mundo. En 1988, sobrepas¨® a EE UU y supon¨ªa el 40% de la capitalizaci¨®n del mercado de valores del mundo.
Mundell. La cifra de 1988 era una burda distorsi¨®n. Era la ¨¦poca en la que se dec¨ªa que el valor de los jardines imperiales del centro de Tokio era igual al valor de todo el territorio de Canad¨¢. Lo que llev¨® a Jap¨®n a sus problemas actuales fue la mala administraci¨®n del tipo de cambio. En el invierno de 1985-1986 se produjo una enorme ca¨ªda de los precios del petr¨®leo, que pasaron de 34 a 10 d¨®lares por barril. Y esto es lo que hizo que estallara la econom¨ªa japonesa.
Junto con el auge del mercado inmobiliario se produjo la apreciaci¨®n del yen. El yen triplic¨® su valor entre el verano de 1985 y abril de 1995. Cualquier pa¨ªs del mundo que haga que su moneda triplique su valor respecto al d¨®lar, que no estaba en situaci¨®n inflacionaria, est¨¢ buscando problemas. La revalorizaci¨®n debilit¨® el valor de las acciones de una amplia gama de empresas japonesas. Destroz¨® los balances de muchas de esas empresas, lo cual hizo naufragar al sistema bancario japon¨¦s. Desafortunadamente, ya no es momento de corregir esa revalorizaci¨®n excesiva para resolver el problema.
Scholes. Hay otros aspectos de la situaci¨®n japonesa a los que no se prest¨® atenci¨®n durante muchos a?os. Un cambio de pol¨ªtica podr¨ªa haber puesto fin mucho antes a algunas de las dificultades de Jap¨®n. Por ejemplo, Suecia experiment¨® una expansi¨®n del mercado inmobiliario que hizo que los bancos se viniesen abajo. Pero, en lugar de esperar 12 a?os a hacer algo al respecto, Suecia decidi¨® recapitalizar los bancos y seguir adelante.Recientemente, EE UU tambi¨¦n ha tenido una burbuja. El presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, redujo r¨¢pidamente los tipos de inter¨¦s, proporcionando al sistema una gran liquidez que redujo parte de las dificultades. Jap¨®n esper¨® unos cuatro a?os antes de hacer nada para aumentar la liquidez. De hecho, en 1990 los tipos de inter¨¦s subieron, lo que condujo a much¨ªsimas quiebras. Y cuando uno tiene quiebras, lleva tiempo arreglar las cosas.
Milken. La econom¨ªa estadounidense es bastante distinta de las de Jap¨®n y Alemania, porque tenemos m¨¢s activos en sociedades de gesti¨®n de capitales que en los bancos. Jap¨®n y Alemania han confiado en los bancos para financiar su econom¨ªa. En 1980, el mayor banco del mundo era el Bank of America. A finales de 1980, el Bank of America se hab¨ªa reducido a la mitad. Pero nuestra econom¨ªa no necesitaba los pr¨¦stamos de la banca comercial para crecer en conjunto.
CHINA
Robert Fogel. No debemos perder de vista el lado real de la econom¨ªa. La vertiente financiera puede respaldar a la real o interferir en ella. Pero el crecimiento econ¨®mico depende de la vertiente real de la econom¨ªa. Entre 1950 y 1970, Jap¨®n experiment¨® un periodo de crecimiento muy r¨¢pido. Mucho antes de tener dificultades financieras, su tasa de crecimiento hab¨ªa ca¨ªdo un 50%. Y el gran periodo de crecimiento para los tigres asi¨¢ticos -Corea del Sur, Singapur, Hong Kong y Taiwan- fue entre 1970 y 1990. En otras palabras, el crecimiento se ralentiz¨® mucho antes de la crisis de 1997.
Desde 1990, el gran crecimiento ha tenido lugar en China. Aunque la financiaci¨®n externa ha desempe?ado lo que yo denominar¨ªa un papel estrat¨¦gico, la mayor parte del crecimiento de China ha sido financiado internamente. La financiaci¨®n externa ha sido una forma de traer tecnolog¨ªa, que era necesaria para el tipo de transformaci¨®n que hemos presenciado.
Creo que la zona de gran crecimiento en las pr¨®ximas dos o tres d¨¦cadas ser¨¢ China. Espero que la econom¨ªa crezca entre un 6% y un 8% anual. Si China sigue creciendo en esa zona y sostiene la actual elasticidad con respecto a la renta de la demanda de coches, China consumir¨¢ 45 millones de coches al a?o para 2020 o 2030, cifra que equivale casi a la actual producci¨®n mundial de coches. Por eso, los pa¨ªses pobres como China ser¨¢n una gran fuente de est¨ªmulo para las econom¨ªas ricas del mundo.
Milken. ?C¨®mo mantendr¨¢ China la estabilidad social cuando 300 o 400 personas se trasladen a las ciudades en las pr¨®ximas d¨¦cadas?
Becker. Bueno, perm¨ªtanme retroceder un poco. La urbanizaci¨®n ha sido un componente clave del desarrollo. Las econom¨ªas modernas se basan en la especializaci¨®n y la tecnolog¨ªa. Y las ciudades funcionan mucho mejor para producir conocimiento nuevo y para fomentar el grado de especializaci¨®n necesario para hacer los productos de las econom¨ªas modernas. Por ello, no sorprende que veamos un gran desarrollo urban¨ªstico junto al desarrollo econ¨®mico. A medida que China se desarrolle veremos all¨ª el mismo tipo de movimientos que hemos visto en otros lugares. China y Jap¨®n ilustran un par de puntos importantes.
Cuando una econom¨ªa va a la zaga del resto del mundo (como le ocurr¨ªa a Jap¨®n en 1950 y a China en 1978, cuando inici¨® su reforma agr¨ªcola), tiene oportunidades de ponerse al d¨ªa si pone en pr¨¢ctica unas pol¨ªticas econ¨®micas decentes.
?sas son las buenas noticias: sabemos algo sobre lo que determina el crecimiento econ¨®mico. Si se pone en pr¨¢ctica un sistema decente, si se invierte en la gente, si se tiene una econom¨ªa abierta, se crece. Jap¨®n lo hizo; China est¨¢ empezando a hacerlo. Probablemente, si China no l¨ªa las cosas, podr¨¢ seguir haci¨¦ndolo un tiempo. S¨ª, Jap¨®n ha atravesado grandes dificultades. Pero sigue siendo un pa¨ªs muy rico. Los a?os noventa fueron un periodo de estancamiento en Jap¨®n, un periodo de verg¨¹enza para los legisladores. Pero Jap¨®n no ha experimentado una recesi¨®n importante que haya hecho caer los ingresos. Es inevitable una cierta ralentizaci¨®n en las tasas de crecimiento cuando uno se encuentra entre los pa¨ªses ricos del mundo.
Ya no se puede seguir creciendo un 6% o 7% al a?o. La cuesti¨®n es: ?se cuenta con unas buenas macropol¨ªticas y con unas buenas micropol¨ªticas de forma que se pueda seguir creciendo entre un 2% y un 3% anual? ?se es el reto que Jap¨®n tiene. En los a?os setenta y ochenta hab¨ªa mucha gente que cre¨ªa que Jap¨®n iba a superar a EE UU. Eso no ha ocurrido. Ahora creo que hemos ido demasiado lejos en la direcci¨®n del pesimismo.
Tengo la misma prudencia respecto a China. China lo est¨¢ haciendo fenomenal. Pero a¨²n es un pa¨ªs pobre. Si no l¨ªa las cosas, sin duda puede hacerlo mejor.
Mundell. Quiero decir algo sobre macropol¨ªticas y micropol¨ªticas porque tienen que funcionar conjuntamente. Si se tienen malas pol¨ªticas macroecon¨®micas, por ejemplo, si se tiene una inflaci¨®n galopante, si se tiene un gran d¨¦ficit presupuestario, eso domina las preocupaciones de los legisladores y no se hace nada respecto a la microeconom¨ªa.
Yo presion¨¦ mucho por el euro en Europa, b¨¢sicamente porque pondr¨ªa a los pa¨ªses en el buen camino en el aspecto macroecon¨®mico y as¨ª podr¨ªan centrarse en sus micropol¨ªticas. No me he cansado de repetir que Europa necesita una revoluci¨®n de la oferta. El verdadero motivo del r¨¢pido crecimiento del empleo en EE UU fue el aumento de la poblaci¨®n estadounidense. La poblaci¨®n europea est¨¢ estancada, y por eso el empleo no puede crecer mucho. Pero hay un importante problema de desempleo en Europa. En los a?os cincuenta y sesenta, el mayor rendimiento econ¨®mico no s¨®lo se registraba en Jap¨®n, sino tambi¨¦n en todas las econom¨ªas europeas: el milagro alem¨¢n, el milagro austriaco, el milagro italiano, etc¨¦tera. Los sistemas de cambio fijo de divisas les dieron sus pol¨ªticas monetarias. Ten¨ªan una inflaci¨®n baja y unos tipos impositivos bajos.
Hoy Europa est¨¢ en baja forma, Jap¨®n est¨¢ en baja forma y EE UU est¨¢ en una forma magn¨ªfica. Lo que produjo el cambio fue el cambio de pol¨ªtica: Europa empez¨® a imitar las pol¨ªticas estadounidenses. Mientras tanto, EE UU experiment¨® una revoluci¨®n de la oferta en los a?os ochenta cuando el tipo impositivo m¨¢s alto a nivel federal pas¨® del 70% al 28%. El impuesto sobre sociedades se redujo del 48% al 34%. Europa iba en la otra direcci¨®n. En los a?os cincuenta y sesenta, el gasto de la administraci¨®n en Europa representaba entre un 25% y un 30% del PIB. Ahora est¨¢ en torno al 50% del PIB. Y en los pa¨ªses escandinavos est¨¢ en torno al 60%, porque el planteamiento principal en Europa ha sido la redistribuci¨®n de los ingresos en lugar de la prestaci¨®n de servicios.
Todos los pa¨ªses de Europa tienen una ley laboral que dice que las empresas con m¨¢s de un determinado n¨²mero de trabajadores, por ejemplo 15 en el caso de Italia, no pueden hacer despidos sin pasar por los tribunales. El trabajo se convierte en un factor fijo. Y lo que se ha conseguido con eso es mover la tasa de desempleo, que ha pasado de entre el 2% y el 3% en los a?os cincuenta y sesenta, al 9% y 10%, y hasta el 14% en Espa?a.
Los resultados de las ¨²ltimas elecciones francesas son motivo de optimismo, porque el presidente Jacques Chirac podr¨¢ matar el plan franco-alem¨¢n de conseguir una Europa socialista. Porque ahora lo que tienen en Europa son gobiernos de centroderecha, en lugar de centroizquierda. La crisis de Europa tambi¨¦n la atribuyo en parte al problema demogr¨¢fico. Hace 30 a?os hab¨ªa cinco o seis, o siete trabajadores por cada pensionista, y ahora est¨¢ bajando y hay dos o tres. Por eso, ya no son viables sus sistemas de pensiones que comienzan a los 55 a?os.
EE UU
Milken. ?C¨®mo sacamos riqueza de la econom¨ªa paralela y la metemos en una econom¨ªa oficial? ?C¨®mo movemos estas econom¨ªas sumergidas? ?C¨®mo liberamos los activos? Y tambi¨¦n, ?c¨®mo prestamos unos servicios adecuados a una poblaci¨®n que est¨¢ envejeciendo? En EE UU, la atenci¨®n sanitaria representa como m¨ªnimo el 15% del PIB, y gran parte del coste est¨¢ inducido por el estilo de vida.
Becker. El problema de la econom¨ªa sumergida es bastante sencillo. Cuando se grava fuertemente con impuestos la econom¨ªa no sumergida, cuando se ponen muchos obst¨¢culos legales para constituir empresas, cuando se regula mucho el uso de la mano de obra, hay un gran incentivo para esquivar al Gobierno. Por eso, la gente crea empresas, o trabaja, pero no declara la actividad. Alguien se preguntar¨¢ qu¨¦ da?o hace con ello. Desde luego, es mejor que la alternativa de no tener ninguna actividad econ¨®mica. Pero tiene una desventaja: entre otros problemas, es muy dif¨ªcil hacerse grande y conseguir que se te conozca p¨²blicamente. Y as¨ª se crean muchas peque?as empresas que tienen un funcionamiento que dista de ser eficaz.
En cuanto a la atenci¨®n m¨¦dica, hemos tenido un crecimiento significativo en el consumo, y gran parte, creo yo, es muy deseable. La gente est¨¢ dispuesta a gastar en la mejora de la calidad y la cantidad de su vida. Pero hay dos problemas. Por un lado, no invertimos lo suficiente en investigaci¨®n m¨¦dica b¨¢sica. El Gobierno federal asigna unos 35.000 millones de d¨®lares al a?o a la investigaci¨®n m¨¦dica, pero creo que esa cifra deber¨ªa ser mayor. Creo que en este caso el rendimiento es alto. Por otro lado, hay significativos grupos de inter¨¦s poderosos -los ancianos y otros- que tienen influencia pol¨ªtica para exigir un gasto excesivo en atenci¨®n m¨¦dica. Por eso, aunque creo que es bueno gastar mucho en atenci¨®n m¨¦dica, hay una serie de asignaciones desacertadas que tenemos que resolver. Una es la investigaci¨®n b¨¢sica; otra es la distribuci¨®n de beneficios entre los grupos.
Fogel. Inglaterra fue el primer pa¨ªs en urbanizar m¨¢s del 50% de su territorio. ?Por qu¨¦? Porque la agricultura inglesa era incre¨ªblemente productiva. Y as¨ª cada vez hac¨ªa falta menos gente para producir los alimentos. En EE UU, en 1800, hac¨ªan falta cinco personas trabajando en una granja para mantener a una persona que trabajara fuera de la granja. Hoy en d¨ªa, no s¨®lo hay un 2% de la poblaci¨®n activa que alimenta a EE UU, sino tambi¨¦n otros 300 millones por todo el mundo que tambi¨¦n lo hacen.
Por eso, la clave para poder hacer todo lo dem¨¢s es contar con una agricultura muy productiva. Y la productividad laboral en la agricultura estadounidense sigue creciendo en torno al 3% o 4% anual. Ese tipo de transformaci¨®n solucionar¨¢ nuestro problema de atenci¨®n sanitaria. No s¨®lo podemos permitirnos el lujo de gastar el actual 14% del PIB en atenci¨®n sanitaria, sino mucho m¨¢s: preveo que en la pr¨®xima generaci¨®n la cifra se incrementar¨¢ hasta el 21%. Esto se debe a que la producci¨®n de alimentos, ropa, vivienda y bienes de equipo se est¨¢ volviendo incre¨ªblemente barata como resultado del crecimiento de la productividad.
Scholes. Creo que voy a hablar un poco de la propiedad inmobiliaria. Actualmente, la econom¨ªa estadounidense es ahora bastante competitiva y est¨¢ liberalizada, y tenemos un sistema financiero bastante s¨®lido. Las revoluciones de la informaci¨®n y la comunicaci¨®n de los ¨²ltimos a?os han ayudado en ese aspecto, y ahora hay un mayor crecimiento de la productividad. Tambi¨¦n tenemos una inflaci¨®n menor y menos injerencia del Gobierno, una cierta disciplina presupuestaria, y una Reserva Federal bastante decisiva. Con nuestra econom¨ªa diversificada, se tiende a reducir las primas de riesgo sobre la inversi¨®n, se tiende a reducir la volatilidad que de otro modo ver¨ªamos, y nos a¨ªsla mejor de las crisis.
Una cosa que me preocupa de EE UU es que si seguimos refinanciando las hipotecas, cosa que permite consumir y volver a desplegar los activos en otro lugar, podr¨ªamos acabar con una situaci¨®n parecida a la de algunas empresas estadounidenses, en las que los m¨¢ximos ejecutivos toman tremendas sumas a pr¨¦stamo sobre sus acciones, pensando que s¨®lo pueden subir. Si al final se produce una crisis de la Bolsa, el valor de la vivienda y la propiedad inmobiliaria podr¨ªa caer bastante dr¨¢sticamente cuando la gente tenga que abandonar o liquidar sus deudas acumuladas.
? 2002, Milken Institute / Global Economic Viewpoint.
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