El dramatismo entra en escena
Woods se toma el desquite y Europa y Estados Unidos afrontan igualados el ¨²ltimo d¨ªa
El dramatismo entra en escena. Sin peyorativos, la Copa Ryder es muy teatral. Tantos partidos, hoyos, golpes, aciertos, desaciertos, gestos, circunstancias..., dan mucho fuego interior y mucho fuerza visual. De ah¨ª, su grandeza. Europa y Estados Unidos (8-8) van a protagonizar hoy otro final apasionante con los doce duelos individuales. El precedente de 1999 pesa psicol¨®gicamente sobre el equipo europeo, ya que los perdi¨® por 3,5-8,5. La clasificaci¨®n mundial tambi¨¦n da preferencia al estadounidense, con seis jugadores entre los doce primeros por dos su rival. Pero, como dice Sergio Garc¨ªa, 'la Ryder es la Ryder'. Lo triste para el ingl¨¦s Lee Westwood y ¨¦l mismo es que ayer sufrieron esa verdad en sus propias carnes. Tras ganar a Jim Furyk y Stewart Cink en los foursomes, perdieron en los fourballs ante Tiger Woods, que se tom¨® el desquite, y Davis Love al fallar con el putter en los dos ¨²ltimos hoyos despu¨¦s de haber cerrado el antepen¨²ltimo con uno a su favor.
Hoyo 10. Un par 4 corto, de 284 metros. El green tiene delante un lago que, convertido ya en riachuelo, lo bordea por su costado izquierdo. Por el otro lo protegen varias trampas de arena. Es una encrucijada especial. La prudencia aconseja primero un hierro-7 para cruzar luego el agua con un wedge. Pero, si el viento es favorable, se puede alcanzar con una madera. A Severiano Ballesteros, cuando a¨²n era el gran Sevvy, le cupo la osad¨ªa y el honor de ser el primero en intentarlo y conseguirlo. Despu¨¦s de ¨¦l, obvio, lo hicieron otros. Entre ellos, desde esta semana, Garc¨ªa y... Westwood.
Acababan de igualar, en el 8, la desventaja que arrastraban frente a Woods y Love desde el 4. Sus ¨¢nimos, pues, se hab¨ªan redoblado. Como ya hiciera en la v¨ªspera, Garc¨ªa empu?¨® su driver y alcanz¨® con su pelota el tapiz. Woods, tambi¨¦n. Era el turno de Westwood. Ten¨ªa un hierro en la mano. El espa?ol le inst¨® a que se atreviese a dar el salto directo. ?Y por qu¨¦ no? Su compa?ero le hizo caso y lleg¨® al objetivo. El Ni?o se colg¨® de su cuello. Estaba alborozado, entusiasmado. Pero es que, a continuaci¨®n, Westwood se luci¨® en el putt y obtuvo el birdie que les pon¨ªa por delante. Ambos eran la felicidad desbordada.
Pero el golf es un deporte cruel. A los benjamines europeos les tendi¨® una emboscada cuando ya divisaban la victoria. Westwood hab¨ªa replicado con otro birdie en el 14 al de Woods en el 13. La situaci¨®n se antojaba, pues, controlada cuando Garc¨ªa y ¨¦l pisaron el c¨¦sped del 17 con sus bolas muy cerca del agujero. Pero no contaban con que Love atinase desde el antegreen y lograse un birdie. Eso les obligaba a acertar a la primera con sus putters. Westwood fall¨® desde algo m¨¢s de un metro. Y Garc¨ªa, desde menos. Era el empate. Tragaron saliva. Pero ya se les hab¨ªa nublado la mente. Y en el 18 les ocurri¨® lo mismo y cayeron en un bogey fatal. Era la derrota. Pasar del infinito al cero. Por primera vez sus im¨¢genes se alborotaron, pero de desconsuelo. Casi lloraron.
Woods, dichoso, era la otra cara de la moneda. Ten¨ªa sus motivos. El domingo pasado hab¨ªa ganado, en Kilkenny (Irlanda), un torneo m¨¢s, un mill¨®n de d¨®lares m¨¢s. Pero, exigente consigo mismo como todo campe¨®n, firm¨® su ¨²ltima tarjeta con el coraje del airado. Llevaba 81 hoyos, incluyendo la cita anterior, sin cometer un bogey. Aspiraba a ser el primero, desde su compatriota Lee Trevi?o en 1974, en imponerse en una competici¨®n sin incurrir en un solo fallo. Pero su aproximaci¨®n a la ¨²ltima bandera fue err¨®nea y emborron¨® su cuenta. ?Por qu¨¦? Los fot¨®grafos le acribillaron cuando bland¨ªa su hierro-4 desde 215 metros. 'Era un tiro dif¨ªcil y all¨ª estaban ellos, d¨¢ndole al dedito', se desahog¨®.
Una contrariedad menor, por supuesto, pero contrariedad al fin. Lo peor para Woods estaba por llegar. En estos d¨ªas ha tenido roces con Phil Mickelson por cuesti¨®n de vanidades y el viernes afront¨® la humillaci¨®n de que el n¨²mero dos sumara 1,5 puntos mientras que el n¨²mero uno se quedaba a cero, derrotado con Paul Azinger por el norirland¨¦s Darren Clarke y el dan¨¦s Thomas Bj?rn en los fourballs y con Mark Calcavecchia por Garc¨ªa y Westwood en los foursomes. Demasiado para el orgullo del Tigre. Por eso ansiaba resarcirse. Y ayer se resarci¨®, aunque fuera de forma ag¨®nica, con la ayuda de Love: dos puntos, uno de ellos ante Westwood y Garc¨ªa. Mickelson s¨®lo totaliz¨® uno. Sus dientes brillaban.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.