La crisis de Irak divide a los brit¨¢nicos y al Partido Laborista
Blair afronta su congreso m¨¢s dif¨ªcil desde que lleg¨® al poder
Irak divide al Reino Unido. Los brit¨¢nicos polemizan ante la perspectiva de una guerra que no todos comprenden y de la que muchos reniegan. La disparidad de opiniones se vive en la calle y en los partidos pol¨ªticos, aunque es el ala izquierda del Partido Laborista la que ha hecho m¨¢s patente su disgusto. El primer ministro, Tony Blair, aferrado a la ONU, ha podido capear la crisis hasta ahora, pero afronta esta semana el m¨¢s dif¨ªcil congreso semestral del laborismo desde que lleg¨® al poder.
Blair empez¨® tras el verano una formidable serie de intervenciones p¨²blicas para apoyar los planes de George W. Bush y acabar con la amenaza de Sadam Husein. Pero, ante la resistencia encontrada, se ha visto obligado a aferrarse al paraguas de la ONU para legitimar cualquier intervenci¨®n militar; ha tenido que aceptar un debate en el Parlamento contra su voluntad y ha convocado al Gabinete para dar explicaciones a sus ministros y recabar su apoyo.
El primer ministro ha conseguido as¨ª capear el temporal, pero ha quedado pol¨ªticamente atado de pies y manos. En el Parlamento garantiz¨® que el objetivo no era derrocar al r¨¦gimen de Sadam Husein, sino desarmarlo, en contraste con las ambiciones de Estados Unidos. Y las encuestas revelan que le ser¨ªa muy dif¨ªcil apoyar un ataque unilateral de Washington que no lleve el visto bueno del Consejo de Seguridad.
Tras esas concesiones, el ala izquierda del laborismo parece haber quedado relativamente aplacada. Aunque s¨®lo 56 del m¨¢s de un centenar de diputados laboristas que se adivinan opuestos a la guerra acabaron votando contra el Gobierno el pasado martes, la crisis iraqu¨ª amenaza con dominar la conferencia semestral que el partido celebra desde anoche y hasta el jueves en Blackpool.
Pero la izquierda del laborismo no est¨¢ sola. Tras varias semanas machacando a la opini¨®n p¨²blica con la amenaza de la guerra qu¨ªmica o nuclear si Sadam no es desarmado, los brit¨¢nicos siguen sin dar su brazo a torcer. Un aplastante 65% sigue oponi¨¦ndose a una intervenci¨®n unilateral de EE UU y el Reino Unido incluso si Sadam Husein impide la inspecci¨®n de sus f¨¢bricas, palacios y arsenales. Y eso, despu¨¦s del alarmista informe elaborado por los servicios secretos brit¨¢nicos sobre las capacidades agresivas del r¨¦gimen iraqu¨ª.
A pesar de su escaso pacifismo hist¨®rico y del 'v¨ªnculo especial' con el amigo americano, la sociedad brit¨¢nica est¨¢ dividida. Y lo est¨¢ a todos los niveles: en los partidos, en la calle, en el Parlamento. El s¨¢bado, entre 200.000 y 350.000 personas se echaron a la calle para protestar por las perspectivas de guerra. Hab¨ªa muchos musulmanes, pero sobre todo gentes de todas las etnias que conforman la multicolor sociedad brit¨¢nica. Los debates sobre la guerra generan crispaci¨®n entre los defensores y los cr¨ªticos de la opci¨®n armada y el siempre pasional conflicto de Oriente Pr¨®ximo a?ade ciza?a a una pol¨¦mica ya envenenada.
En el Parlamento, los liberales-dem¨®cratas s¨®lo apoyan una intervenci¨®n avalada por el Consejo de Seguridad. Su portavoz de Exteriores, Menzies Campbell, reniega del 'ataque preventivo' al que apela el presidente Bush y no se cansa de repetir que la Carta de Naciones Unidas 'proh¨ªbe expresamente' el uso de la fuerza para lograr un cambio de r¨¦gimen.
Aunque los conservadores, empezando por su l¨ªder, Iain Duncan Smith, apoyan clamorosamente la intervenci¨®n, tambi¨¦n se han dejado o¨ªr voces en contra. Varios diputados tories intervinieron contra la guerra en el debate del martes y otros exigieron el aval de la ONU. En el laborismo la disidencia no se limita al ala izquierda y los pacifistas. Donald Anderson, presidente de la muy influyente Comisi¨®n de Asuntos Exteriores de los Comunes, tambi¨¦n exige que todos los pasos se tomen 'a trav¨¦s de Naciones Unidas'.
Si el desarme de Irak se consigue a trav¨¦s de las inspecciones de la ONU, Tony Blair pasar¨¢ a la historia como el hombre que evit¨® una guerra y libr¨® al mundo de una amenaza. Pero si Estados Unidos se decide a atacar por su cuenta, Blair tendr¨¢ que elegir entre el amigo americano y la opini¨®n p¨²blica brit¨¢nica. Su futuro pol¨ªtico parece a veces en manos del Consejo de Seguridad.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.