Nubarrones en el oto?o
Nuestras autoridades nos enga?an. No se merecen nuestra confianza. (Y bien que siente uno tener que decirlo con tanta crudeza cuando hace poqu¨ªsimo parec¨ªa otra cosa). Seamos nacionalistas, mediopensionistas o aficionados al jazz, ciudadanos vascos, nos enga?an a todos. Se profesen iluminados o c¨ªnicos, las actitudes se mueven en esa gama, empieza a darnos lo mismo. C¨ªnicos o santones, van a conseguir que el barco en el que navegamos todos y cada uno, naufrague. Que se vaya a pique. ?Como el Titanic?, ?a lo grande? Y qu¨¦ m¨¢s da si se va a hundir. Su conducci¨®n irresponsable har¨¢ que, con mayor o menor hero¨ªsmo, con m¨¢s o menos glamour, se nos hunda el barco en aguas fr¨ªas o en aguas procelosas, poco importa. Nos hundimos. La cosa es as¨ª de grave.
La propuesta de hacer de Euskadi un Estado libre asociado por parte de Juan Jos¨¦ Ibarretxe es un disparate. No porque en s¨ª misma resulte inaceptable (aunque contiene tambi¨¦n elementos inquietantes a los que me referir¨¦). No por eso. Sino por qui¨¦n lo hace, por d¨®nde lo hace, por el estilo que denota en su gesti¨®n, y porque, ocurra lo que ocurra, pone palos que irremediablemente har¨¢n que la maquinaria se pare.
Contiene elementos inquietantes ciertamente. El proyecto resulta de la reflexi¨®n de una Euskadi euskaldun y vasca. Todos sabemos que el pa¨ªs contiene elementos culturales varios que no parecen ser contemplados en el proyecto. Este simple hecho, propala cierto prejuicio muy extendido que complica la convivencia en el pa¨ªs, hasta, en el extremo (y ETA existe), hacerla intolerable.
Pero es que la propuesta la lanza el lehendakari de todos los vascos, de todos, en el Parlamento (qui¨¦n y d¨®nde). Se da con esto por hecho que es un programa aceptable y aceptado por todos los de aqu¨ª, cuando es un programa de parte y de una parte culturalmente bien definida. Es lo peor que puede hacerse a la democracia en pa¨ªses culturalmente divididos: que una cultura pretenda sojuzgar a la otra.
El estilo resulta del todo inadmisible. Siento decirlo, pero probablemente quien fuera mano derecha de Jos¨¦ Antonio Ardanza se sienta y sea dem¨®crata sincero. Pero la forma de ¨®rdago con que es presentada la propuesta (muestra de debilidad), la apelaci¨®n directa a 'los vascos', a la 'voluntad de los vascos' por encima de los partidos (esc¨²chesele cuando concede entrevistas), ignorando que ¨¦sta es una democracia articulada por partidos (entre otros, el suyo propio, el PNV), la cerraz¨®n a admitir que su propuesta tiene unos destinatarios claros (el electorado nacionalista vasco), el juego que se hace con las cifras de electores o votantes seg¨²n convenga, denotan aires demag¨®gicos, si no autoritarios, en la gesti¨®n de la voluntad p¨²blica.
Y, finalmente, ocurra lo que ocurra, al prometer un imposible, generar¨¢ finalmente frustraci¨®n entre su propio electorado, extremar¨¢ la tensi¨®n institucional y de opini¨®n p¨²blica entre el Pa¨ªs Vasco y el resto de Espa?a, romper¨¢ a la propia sociedad vasca en dos (anatemizando la disposici¨®n del otro como perversa, aumentando a¨²n m¨¢s la crispaci¨®n), har¨¢ que los violentos, ante tanta confusi¨®n, se crezcan, e iniciar¨¢ un periodo de incertidumbre tal que puede dejar irremediablemente maltrecha nuestra econom¨ªa y nuestra posici¨®n en Europa.
Ojal¨¢ que todas ¨¦stas no sean sino las reflexiones de un agorero. Ojal¨¢. Pero me temo que no. Y tal como se ven las cosas hoy por hoy, nuestras autoridades de alg¨²n modo nos enga?an pretendiendo decir que gestionan nuestros asuntos, cuando en realidad no hacen sino jugar con ellos y con nosotros mismos. ?Cu¨¢ntos pasos 'imaginativos' y propuestas 'positivas' ha dado Ibarretxe para que las pr¨®ximas municipales se celebren con igualdad de garant¨ªas para todos? No las veo. Y bien que lo sentimos.
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