El maestro veloz
El ciclista australiano Sean Eadie, individualista y bebedor de cerveza, cambi¨® de t¨¦cnico y de vida para ser campe¨®n mundial en pista...con barba
Cada campe¨®n tiene una historia detr¨¢s. A veces es asombrosa, pero en otras ocasiones, si es inesperado, pasa a ser, sobre todo, sorprendente. En el caso del australiano Sean Eadie, campe¨®n del mundo de velocidad, la prueba m¨¢s prestigiosa del ciclismo en pista, la m¨¢s fulgurante, comparable a los 100 metros del atletismo, se pueden unir ambas cosas. El pasado domingo cerr¨® los campeonatos de Ballerup (Dinamarca) como una gran traca de despedida. A sus 33 a?os gan¨® en la final a su compatriota de s¨®lo 20, Jobie Dacka, ya campe¨®n en keirin el primer d¨ªa, la modalidad de velocidad al estilo japon¨¦s. Pero lo de menos fue la diferencia de edad, aumentada est¨¦ticamente todav¨ªa m¨¢s por las negras y largas barbas de misionero que el ins¨®lito Eadie luc¨ªa como apuesta personal. Lo verdaderamente importante result¨® que nunca antes hab¨ªa pasado de los cuartos de final en unos Mundiales. Su mejor resultado, apenas un noveno puesto en Burdeos, en 1998.
?Qu¨¦ se hab¨ªa producido para pasar de la nada al todo? Una reconversi¨®n aut¨¦ntica que incluso ha llenado de dudas a los t¨¦cnicos. Eadie ha sido siempre un corredor at¨ªpico, solitario, que ha alternado su carrera en la pista con la de maestro en una escuela primaria. La clave, en principio, ha sido su cambio de entrenador y de vida. Estrellado durante a?os con t¨¦cnicos que le aplicaban m¨¦todos de la desaparecida RDA, de donde salieron muchos grandes campeones, aunque sospechosos de dopaje, ¨¦l no sacaba rendimiento al trabajo exhaustivo y repetitivo. El escape era beber cerveza, con lo que todo empeoraba: mental y f¨ªsicamente.
Por eso decidi¨® irse de Sydney a Adelaida para entrenarse con Martin Barras, antiguo t¨¦cnico de los ciclistas brit¨¢nicos. La transformaci¨®n fue radical. El sistema de preparaci¨®n pas¨® a ser a la francesa, con intensidad variada, nada agobiante y en lugar de ir por libre tuvo m¨¢s contactos con el resto del equipo nacional. Barras, eso s¨ª, le exigi¨® moderaci¨®n con las cervezas. 'Hace cuatro meses y medio que no bebo una y que no me afeito', dijo en Dinamarca. 'Pero ya tengo 24 preparadas en el frigor¨ªfico del hotel en cuanto termine', a?adi¨®. La primera, por cierto, se la tom¨® incluso antes, nada m¨¢s bajarse de la bicicleta con el t¨ªtulo.
Su caso ha sido al rev¨¦s que el de los atletas griegos, o el de las nadadoras chinas, por ejemplo, que explotaron con t¨¦cnicos de la ex RDA tras su ¨¦xodo. Pero algunas de las segundas ya fueron pillados con dopaje y sobre los primeros, s¨®lo participantes en las grandes pruebas, pero ausentes del circuito de reuniones donde hay m¨¢s controles, se han abierto demasiadas inc¨®gnitas a¨²n por despejar.
Eadie ya dio el primer s¨ªntoma de su mejor¨ªa al ganar la Copa del Mundo, a primeros de a?o. Pero el Mundial ha sido mucho m¨¢s que la guinda. En su camino hacia el t¨ªtulo, m¨¢s concentrado que nunca, seg¨²n han confesado compa?eros, rivales y ¨¦l mismo, arras¨®. 'En esta prueba la fuerza mental hace la diferencia, porque f¨ªsicamente todos estamos muy igualados', coment¨®. S¨®lo perdi¨® una manga, ante Dajka, la primera de la final, y se necesit¨® recurrir a la foto de la llegada. En cuartos de final elimin¨® a Laurent Gan¨¦, el franc¨¦s subcampe¨®n mundial anterior, y en semifinales a otro, Florian Rousseau, medalla bronce, pero el m¨¢s laureado de la especialidad. Y lo hizo con todas las t¨¢cticas: tanto tomando la inciativa en los ataques antes de los 200 metros cronometrados finales, como remontando a sus rivales en los ¨²ltimos metros. Una potencia imparable.
Eadie, en presencia de su familia, y especialmente de un hermano minusv¨¢lido, recibi¨® la medalla de oro, la primera australiana en la velocidad desde la que consigui¨® Darryn Hill en Bogot¨¢, en 1995. Australia arroll¨® en los campeonatos de 2002 con 13 medallas, cuatro de ellas de oro. Eadie a¨²n subi¨® al podio con la barba. Despu¨¦s, como parte final de su reto personal, y para cumplir una apuesta, el franc¨¦s Arnaud Tournant, el campe¨®n saliente -triple perdedor de los oros que consigui¨® en los anteriores campeonatos y reflejo del baj¨®n galo- le afeit¨®. Cervezas aparte, los alumnos, aun sin las barbas que podr¨ªan darle en clase mayor aspecto de seriedad, respetar¨¢n ahora m¨¢s al maestro Sean.
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