Mantillas para san Josemar¨ªa

Trajes de ceremonia y elegante ropa deportiva. De todo se vio ayer en la plaza de San Pedro, donde no faltaron las mantillas espa?olas coronando algunas cabezas situadas en primera fila, empezando por la de la ministra de Exteriores, Ana Palacio, vestida de negro riguroso, como buena parte de la platea de notables. De negro, su colega el titular de Justicia, Jos¨¦ Mar¨ªa Michavila, acompa?ado por su esposa, y no menos sobrios los restantes miembros de la delegaci¨®n espa?ola, que, junto a los miembros de otras 13 delegaciones oficiales internacionales y a un buen n¨²mero de famosos, dieron la nota mundana en la canonizaci¨®n de Josemar¨ªa Escriv¨¢ de Balaguer.

Una pista sobre el rango pol¨ªtico del nuevo santo la dieron las muchas personalidades presentes. Algunas, por obligado protocolo, como el presidente de la Comunidad Foral de Navarra, Miguel Sanz; el secretario de Estado para las Relaciones con las Cortes, Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz; el alcalde de Barbastro, Antonio Cosculluela. Otros, tambi¨¦n por inter¨¦s personal, como el consejero de Cultura de Arag¨®n, Javier Callizo; el presidente de la Comisi¨®n Constitucional del Congreso, Jaime del Burgo, y el portavoz de la Comisi¨®n de Justicia, Andr¨¦s Ollero, o el fiscal general del Estado, Jes¨²s Cardenal.

Catalu?a, a la que el nuevo santo estuvo siempre muy ligado, ten¨ªa representaci¨®n propia, encabezada por la esposa del presidente de la Generalitat, Marta Ferrusola; el consejero catal¨¢n de Justicia, Josep Guardia, y, en el terreno deportivo, el presidente del F¨²tbol Club Barcelona, Joan Gaspart, que dijo haber encontrado al Papa estupendamente. Gaspart no era el ¨²nico representante de los ambientes futbol¨ªsticos, que Juan Pablo II tiene tambi¨¦n bajo su ala protectora. Bien situado en torno al sagrado de San Pedro estaba el ex entrenador de la selecci¨®n nacional italiana Giovanni Trapattoni.

Con la excepci¨®n del ex presidente polaco Lech Walesa, el plantel de famosos e importantes se lo repart¨ªan fundamentalmente dos pa¨ªses: Italia y Espa?a. Ah¨ª estaba, muy serio, el empresario Jos¨¦ Mar¨ªa Ruiz-Mateos con varios acompa?antes; el alcalde Madrid, Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez del Manzano, y el ministro de Defensa, Federico Trillo, apeado de la delegaci¨®n oficial, pero presente como ciudadano del Opus, con toda la familia. Fue tambi¨¦n el rector de la Universidad de Navarra; el roman¨ªsimo Alberto Sordi, que don¨® a la Obra los terrenos donde se alza el campus Biom¨¦dico de Roma; la ex presidenta de la C¨¢mara de Diputados italiana reconvertida en asesora sentimental, Irene Pivetti, y los veteranos pol¨ªticos Giulio Andreotti y Francesco Cossiga, fieles al Opus desde hace tanto tiempo.

El Gobierno italiano confi¨® su representaci¨®n al vicepresidente, Gianfranco Fini, y al democristiano m¨¢s pr¨®ximo al PP espa?ol, Pierferdinando Casini, presidente de la C¨¢mara de Diputados. Pero tambi¨¦n acudieron a la misa el ex comunista Cesare Salvi, en calidad de vicepresidente del Senado, adem¨¢s de seis ministros m¨¢s.

Entre tanta personalidad engalanada pas¨® casi inadvertido el hombre que ha hecho t¨¦cnicamente posible la inscripci¨®n de san Josemar¨ªa en el santoral universal. Se trata del m¨¦dico espa?ol Manuel Nevado Rey, de 70 a?os, que invoc¨® la ayuda del beato Escriv¨¢ y en poco tiempo se vio libre de un c¨¢ncer de piel incurable.