Modular el calendario
Las reglas fiscales como el Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC) no son nuevas, aunque s¨ª recientes. De hecho, es la primera vez que una regla como el PEC se enfrenta a una desaceleraci¨®n del ciclo tan clara y la forma en la que lo supere puede suponer su propia subsistencia, y, lo que es m¨¢s importante, su credibilidad. Las previsiones para 2002 apuntan a un d¨¦ficit del 1,5% del PIB en la eurozona, frente a un 0,9% contenido en los programas de convergencia. Para 2003, la desviaci¨®n ser¨¢ probablemente mayor.
El objetivo del PEC es dotar a la Uni¨®n Monetaria de un marco estable para las pol¨ªticas fiscales, que dejen un margen claro de actuaci¨®n al Banco Central Europeo. Cualquier regla fiscal persigue el d¨¦ficit reducido o nulo como un instrumento a favor de un mayor crecimiento, menores tipos de inter¨¦s y contenci¨®n del saldo de deuda en niveles sostenibles. Una parte sustancial del ¨¦xito en el fuerte proceso de consolidaci¨®n fiscal en la UEM hay que atribuirlo al pacto. Sin embargo, la propuesta de aplazar el calendario de llegada al d¨¦ficit cero ha enfrentado a algunos pa¨ªses con la Comisi¨®n y con el resto. Los mercados no han castigado, en t¨¦rminos de diferencial de tipos, a los bonos de los incumplidores y parecen ajenos a este rifirrafe.
La posici¨®n de la Comisi¨®n es comprensible. A ella se le encarg¨® alertar y advertir sobre el cumplimiento del pacto y cumple su papel con total diligencia. Si entre todos hemos limitado la velocidad de circulaci¨®n, no cabe recriminar al agente del orden cuando se?ala las infracciones o incluso formula denuncias o propone sanciones. Tambi¨¦n es comprensible la posici¨®n del Gobierno espa?ol en atenerse a lo acordado, ya que por una vez no somos nosotros los polizones. Las tornas han cambiado y, al menos como Estado, debemos dejar claro qui¨¦n tiene el problema.
Desde el punto de vista del an¨¢lisis econ¨®mico de la situaci¨®n, la cuesti¨®n no es tan n¨ªtida. Aunque el PEC, como toda regla, debe ser cre¨ªble, no debemos correr el riesgo de menospreciar los elementos de debilidad de la econom¨ªa europea. La confianza del consumidor se encuentra en los m¨ªnimos de la ¨²ltima d¨¦cada en muchos pa¨ªses, y los bajos tipos de inter¨¦s no parecen estar reactivando el consumo ni, sobre todo, la inversi¨®n. Aunque no estamos ni siquiera cerca de los niveles de emergencia que preve¨ªa el propio PEC, la percepci¨®n de la debilidad de la recuperaci¨®n pesa sobre los gobiernos a la hora de perseguir con alegr¨ªa la virtud del d¨¦ficit cero. Sabemos que una crisis de confianza puede tener efectos muy duraderos.
En este entorno, la pol¨ªtica fiscal puede jugar a¨²n una ¨²ltima baza, aunque no mediante una ampliaci¨®n de los desequilibrios ni un desmelenamiento fiscal. No podemos, con ratios de deuda p¨²blica sobre PIB en la eurozona cercanos al 69% e inflaci¨®n superior al 2%, cometer ingenuidades. S¨ª resulta defendible, en cambio, no forzar la m¨¢quina del ajuste presupuestario en exceso, como plantea Francia, y mantener los objetivos alargando los plazos para su cumplimiento, modulando los programas de convergencia en lugar de acatarlos a ciegas.
Rodrigo Buenaventura es socio de Consultores de Administraciones P¨²blicas (Grupo Analistas).
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