Los trazos del cubismo ¨®rfico
Robert y Sonia Delaunay (1905-1941) es la primera exposici¨®n que se presenta en Madrid sobre este relevante matrimonio de vanguardistas hist¨®ricos, el primero de los cuales era franc¨¦s y vivi¨® entre 1885 y 1941, y la segunda, de soltera Sonia Terk, era rusa y vivi¨® entre 1885-1979; o sea: casi 40 a?os m¨¢s. Para Sonia, que lleg¨® a Par¨ªs en 1905 y se cas¨® con Robert Delaunay en 1910, este matrimonio fue en segundas nupcias, un dato que ser¨ªa irrelevante de no haber tenido como primer marido al c¨¦lebre coleccionista y cr¨ªtico de vanguardia Wilhem Udhe. Esto tambi¨¦n nos ayuda a comprender el alcance con que ha sido dise?ada la presente exposici¨®n, que recoge lo realizado por ambos artistas entre 1905 y 1941, las fechas de su relaci¨®n ¨ªntima y producci¨®n conjunta. Los responsables de la muestra han sido Tom¨¢s Llorens, del Museo Thyssen-Bornemisza, Brigitte L¨¦al, del Georges Pompidou de Par¨ªs y el especialista Pascal Rousseau, auxiliados por Paloma Alarc¨®, que ha sido la coordinadora y la autora de un interesante estudio en el cat¨¢logo, donde repasa los siete a?os en que los Delaunay vivieron en la pen¨ªnsula Ib¨¦rica, entre 1914 y 1921. Por ¨²ltimo, hay que informar que ha seleccionado para la ocasi¨®n setenta obras de los dos artistas y que se nos presentan ordenadas en nueve diferentes apartados, que son un recorrido por su respectiva trayectoria art¨ªstica, empezando por sus primeros escarceos dentro del neoimpresionismo, fauvismo y expresionismo y acabando en la obra abstracta de los a?os treinta.
ROBERT Y SONIA DELAUNAY (1905-1941)
Museo Thyssen-Bornemisza. Paseo del Prado, 8. Madrid Hasta el 12 de enero de 2003
Hay que subrayar el papel
crucial desempe?ado por los Delaunay en el desarrollo del cubismo, en el que Robert es oficialmente recordado por haber sido el creador de esa corriente bautizada por Apollinaire como '¨®rfica'. Una vez que el cubismo, inventado por Picasso y Braque, super¨® las dos fases iniciales 'anal¨ªtica' y 'sint¨¦tica', su revolucionario planteamiento fascin¨® a muchos otros j¨®venes artistas, que, de una u otra manera, se dedicaron a explorar sus posibilidades. Entre ellos, estuvieron los Delaunay, y, en especial, Robert, artista de vocaci¨®n experimental y una acusada veta especulativa, lo que explica que est¨¦ taxon¨®micamente asociado a la etiqueta del orfismo, pero ser¨ªa un error quedarnos s¨®lo con esta visi¨®n acad¨¦mica del asunto.
A diferencia de lo que ha sido habitual a la hora de juzgar su contribuci¨®n, el valor de Delaunay excede de su aportaci¨®n a la novedosa aplicaci¨®n simultane¨ªsta de los colores, que se suele centrar en las series de discos o c¨ªrculos crom¨¢ticos. Es cierto que la teor¨ªa de los colores ha fascinado a muchos pensadores y cient¨ªficos modernos, como Newton, Goethe, Chevereul, Rood, etc¨¦tera, as¨ª como que afect¨® mucho a la creaci¨®n art¨ªstica de vanguardia, al margen del impresionismo. No obstante, como en esta exposici¨®n acertadamente se nos propone, hay otras dimensiones en la obra de Delaunay, que abarcan aspectos simb¨®licos y culturales de toda ¨ªndole.
De todas formas, conceptualmente bien estructurada y con una selecci¨®n de ejemplos bien elegidos, esta muestra se enfrenta con un escollo de dif¨ªcil soluci¨®n: el de la presentaci¨®n conjunta del matrimonio, pero no s¨®lo o no tanto porque necesariamente obvie la obra realizada por Sonia tras la prematura muerte de Robert, sino porque, aun siendo ideol¨®gicamente c¨®mplices y hasta complementarios, sobre todo, al aplicar Sonia los principios est¨¦ticos simultane¨ªstas al campo ampliado del dise?o textil, resulta casi imposible que finalmente uno no 'aplaste' al otro; en este caso, la obra de Robert a la de Sonia, ya que la perspectiva cr¨ªtica elegida ha sido el an¨¢lisis conceptual y pict¨®rico de su trayectoria com¨²n, lo cual subordina necesariamente a esta, por lo dem¨¢s, interesant¨ªsima artista. A pesar de ello, comparto la decisi¨®n de los comisarios de, con todos los pies forzados y embozos salidos que se quieran, haber optado por la desigual presentaci¨®n conjunta del matrimonio, entre otras cosas, porque, cualquier otra soluci¨®n, pensando en nuestro p¨²blico, resultar¨ªa comparativamente peor. Para terminar, no quisiera dejar de llamar la atenci¨®n sobre la importancia hist¨®rica fundamental que tuvo el enlace de Paul Klee con la obra de Robert Delaunay, un enlace que no agota la influencia de ¨¦ste, pero marca, con plena intensidad, la trascendencia de su obra.
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