Orgullo y pasi¨®n
Alberto Ruiz-Gallard¨®n detesta el casticismo como una forma de nacionalismo localista y barato, el nacionalismo de Alberto debe ser globalizador y de los caros, nada que ver con ese g¨¦nero castizo y hortera que impulsa cada a?o a su correligionario y actual alcalde de Madrid a dejarse ver en desfiles, procesiones y verbenas y a perpetrar su villancico navide?o y desafinado. Alberto detesta el g¨¦nero ¨ªnfimo y adora la m¨²sica cl¨¢sica: 'Amo demasiado la m¨²sica como para destrozarla con una interpretaci¨®n m¨ªa', declaraba el pasado domingo en una entrevista de este peri¨®dico, y a?ad¨ªa: 'Mi amor por la m¨²sica indudablemente es superior al de ?lvarez del Manzano'.
En esta peculiar precampa?a electoral, el candidato popular a la alcald¨ªa madrile?a, no marca su diferencia frente a los comportamientos y opiniones de sus futuros rivales, sino que trata sobre todo de diferenciarse y alejarse de los de su compa?ero de filas el alcalde saliente de la urbe. Y no lo hace por vanidad sino por orgullo, porque Alberto se considera a s¨ª mismo, orgulloso pero no vanidoso, no s¨®lo es hombre de gusto sino de matices: aunque puestos a matizar podr¨ªamos decir que el colmo de la vanidad es pensar que lo nuestro no es vanidad, sino leg¨ªtimo orgullo por los m¨¦ritos personales, que no necesita de la admiraci¨®n ajena para satisfacerse. 'Desde que el psiquiatra me cur¨® de la vanidad, soy pr¨¢cticamente perfecto' que dec¨ªa el del chiste.
La vanidad es m¨¢s ostentosa que el orgullo, Ruiz-Gallard¨®n abomina de ceremonias y procesiones religiosas o laicas y promete no ser tan exhibicionista y ritual como don Jos¨¦ Mar¨ªa, menos castizo y menos barato en sus gustos nacionalistas. Como lo orgulloso no quita lo prudente, el candidato Alberto navega con prudencia por las procelosas aguas de los nacionalismos y los personalismos y se declara apasionado por la m¨²sica antes que por ninguna otra cosa, incluyendo en el saco a la pol¨ªtica, incapaz a su juicio de generar emociones tan fuertes como las que generan una sinfon¨ªa y un concierto.
Alberto se considera progresista pero no progre trasnochado, progresistas de verdad, concede en la citada entrevista, los hay en ambos bandos, los progres trasnochados son, sin embargo, una exclusiva de las formaciones de la izquierda asilvestrada e irredenta que es propensa a exteriorizar sus emociones de forma primitiva y tribal con manifestaciones que no son sino desfiles, procesiones reivindicativas y huelgas salvajes y ritualizadas. Cuando Alberto quiere emocionarse recurre a la m¨²sica que amansa a la fiera orgullosa que lleva por dentro y le permite comportarse p¨²blicamente como un paradigma de moderaci¨®n.
?Se considera un chico contenido? Le preguntaba Karmentxu Mar¨ªn en la entrevista del domingo y Alberto respond¨ªa: 'S¨ª¨ª¨ª. No tiene usted ni idea de lo que hubiese sido esta entrevista sin contenci¨®n por mi parte'.
Trato de imaginarme a ese Alberto secreto, sin riendas, desbocado, exteriorizando sus emociones, apasionado y espont¨¢neo, pero no consigo verlo ni siquiera con el nudo de la corbata flojo. Satisfecho de s¨ª mismo, amansado por la m¨²sica y aplaudido por la cr¨ªtica, Alberto mantiene la compostura y el peinado, incluso en las apreturas y calenturas de los m¨ªtines. Contenido, discreto y autosuficiente, hablando de los detractores y enemigos de su propio bando, proclama: 'Ellos est¨¢n, con todo respeto, en la f¨ªsica de Newton y yo en la f¨ªsica cu¨¢ntica'.
?lvarez del Manzano es un alcalde claramente newtoniano, por su apellido, evocador del fruto cuya ca¨ªda observase Isaac, y por su comportamiento convencional y poco imaginativo. Alberto es cu¨¢ntico, o sea, partidario de la teor¨ªa cu¨¢ntica que trata del comportamiento de los objetos f¨ªsicos a nivel microsc¨®pico, vamos que contempla la realidad f¨ªsica y pol¨ªtica como quien mira ¨¢tomos, part¨ªculas y subpart¨ªculas, virus y bacterias, lejos del mundanal bullicio y escuchando la m¨²sica de las esferas. Por ahora todos bailan con la m¨²sica que toca, pero entre las fieras que habitan las sombras de su propia caverna las hay muy duras de o¨ªdo, fieras newtonianas y sordas dispuestas a cargarse su fiesta.
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