La cara oculta de la violencia
Barri¨® en las librer¨ªas francesas en 1998. Y repiti¨® la operaci¨®n en Espa?a un a?o despu¨¦s. Dos libros fueron la clave del ¨¦xito: El acoso moral. El maltrato psicol¨®gico en la vida cotidiana (Paid¨®s, 1999) y El acoso moral en el trabajo. Distinguir lo verdadero de lo falso (Paid¨®s, 2001). Marie France Hirigoyen, psiquiatra-psicoanalista, nacida en Francia a pocos kil¨®metros de Le Mans hace 54 a?os, sab¨ªa que el resultado de sus estudios como especialista en victimolog¨ªa llegar¨ªan a miles de personas afectadas por un s¨ªndrome que muchos padecen en silencio sin haber conseguido ponerle nombre.
Al igual que lo hab¨ªa hecho en 1984 con el mobbing (acoso moral en el trabajo) el psic¨®logo alem¨¢n fallecido en 1999 en Suecia Heinz Leymann, Hirigoyen dio en el clavo explicando esos comportamientos perversos ejecutados desde una posici¨®n de poder contra una persona jer¨¢rquicamente m¨¢s d¨¦bil. Pero ella describi¨® estas actitudes no solamente en el ¨¢mbito laboral, sino que a?adi¨® el territorio acotado de la pareja. La finalidad del acosador conduce a despersonalizar a la v¨ªctima e inutilizarla en sus funciones a trav¨¦s de relegarla, despreciarla y negarle la comunicaci¨®n, con consecuencias que pueden llevarla a una lenta agon¨ªa mental y a enfermedades psicol¨®gicas y f¨ªsicas.
"Las humillaciones, la desigualdad, la relaci¨®n asim¨¦trica que hace que uno domine y otro se someta, parecen todav¨ªa casi normales"
"Como ellas ocupan m¨¢s com¨²nmente empleos subalternos y el acoso m¨¢s frecuente es el que proviene de la jerarqu¨ªa, la mujer tiene m¨¢s riesgo de ser la v¨ªctima"
Como victim¨®loga (una rama de la criminolog¨ªa) dedujo que el abuso de poder se encuentra en la ra¨ªz del mal. En la vida privada, el maltrato psicol¨®gico suele darse de hombre a mujer. En las empresas, por parte de un jefe intermedio que, apoyado por el grupo y la aceptaci¨®n impl¨ªcita de la direcci¨®n, pretende eliminar lentamente a un trabajador no deseado para conseguir su abandono voluntario, su jubilaci¨®n anticipada o un despido barato pactado.
"Si mi primer libro tuvo tanto ¨¦xito", afirma Hirigoyen, "es porque digo con palabras sencillas lo que est¨¢ pasando, y la gente puede ver reflejada una situaci¨®n que no hab¨ªa podido decodificar como fen¨®meno". La obra de Hirigoyen y las conferencias que pronuncia en los continentes americano y europeo han servido para que la violencia psicol¨®gica quede reconocida abiertamente como violencia, "y esto ayuda, eventualmente, a poder defenderse", dijo a su paso por Madrid hace unos d¨ªas.
El 'machismo habitual'
Las encuestas de los pa¨ªses latinos muestran que las mujeres son m¨¢s proclives a convertirse en personas hostigadas en los trabajos, lo que Hirigoyen explica como una consecuencia "del machismo habitual". "Hay hombres", dice, "que se permiten con las mujeres lo que no har¨ªan con otros hombres. Y como ellas ocupan m¨¢s com¨²nmente empleos subalternos y el acoso m¨¢s frecuente es el que proviene de la jerarqu¨ªa, la mujer tiene m¨¢s riesgos de ser la v¨ªctima". Lo que no excluye que determinadas mujeres hagan tambi¨¦n un uso mal¨¦fico de su poder, cuando lo tienen, ya que, seg¨²n la psicoanalista, estas formas de actuar se "estimulan y a veces fomentan desde lo m¨¢s alto de la jerarqu¨ªa".
En la lista de riesgo, Hirigoyen a?ade las mujeres que se niegan a aceptar el acoso sexual, las embarazadas, sobre todo cuando es por segunda o m¨¢s veces, y las que piden excedencias por motivos familiares. Los siguientes en el panel de posibles agredidos son los m¨¢s j¨®venes contratados en precario y los maduros, hombres y mujeres que han superado los 50 a?os
Seg¨²n Hirigoyen, el acoso moral en el trabajo, propio de las empresas de los pa¨ªses desarrollados que no quieren o no pueden proceder al despido, se produce en todos los sectores, pero los m¨¢s expuestos son los hospitales, la ense?anza (desde la escuela hasta la Universidad), los centros de investigaci¨®n y las administraciones p¨²blicas, en particular las locales como los ayuntamientos, y, parad¨®jicamente, las asociaciones humanitarias y caritativas. "Son lugares", dice, "donde hay una doble jerarqu¨ªa y las responsabilidades profesionales no est¨¢n bien definidas. Cuanto m¨¢s precisa y definida es la labor a ejercer, menos acoso se produce", a?ade.
En cuanto a las empresas privadas, la aceptaci¨®n o est¨ªmulo del acoso en sus filas se produce especialmente cuando est¨¢n mal organizadas, se diluye el ejercicio del poder y de las responsabilidades y se dificulta la comunicaci¨®n.
El acosador tiene unas caracter¨ªsticas bien definidas, que Marie France Hirigoyen atribuye al "perverso narcisista". Habitualmente mediocre, sumiso, con tendencia a la envidia y deseos de poder, su conducta estrat¨¦gica parte de "una compulsi¨®n a hacer el mal". "En el fondo", explica, "no es consciente, pero no puede impedirlo. Pese a todo, conoce los l¨ªmites que no puede sobrepasar, por lo que es importante que haya una ley que castigue esas t¨¦cnicas, que obligue a medir las actitudes y, por tanto, a un sistema de prevenci¨®n en las empresas". La v¨ªctima, por su parte, suele mostrar honestidad en su trabajo, capacidad cr¨ªtica, una tendecia a la ingenuidad y a trabajar en exceso, y suele enfrentarse a las injusticias.
Hogar amargo
En las relaciones de pareja, el perverso narcisista goza de mayor impunidad. Seg¨²n Hirigoyen, es un mal muy extendido. "Faltan varias generaciones para que las mentalidades cambien", afirma. "Las mujeres no suelen darse cuenta de que hay violencia pr¨¢cticamente hasta que llega la agresi¨®n f¨ªsica. Las humillaciones, la desigualdad, la relaci¨®n asim¨¦trica que hace que uno domine y otro se someta parecen todav¨ªa casi normales". La dependencia econ¨®mica y la actitud tolerante de muchas mujeres hacen el resto. "Muchas", comenta, "dicen que su vida de pareja es insoportable, pero que no tienen motivos para reaccionar porque su marido no bebe, no les pega y trae el dinero".
Hirigoyen recuerda el caso de una paciente que justificaba que su marido le tirara el dinero al suelo y la obligara "a ponerse a cuatro patas para recogerlo" con el argumento de que era una forma de expresar su malhumor. Tampoco le parec¨ªa extra?o a esta mujer que su pareja le dijera a diario que no serv¨ªa para nada. S¨®lo cay¨® en la cuenta del proceso de desgaste psicol¨®gico que hab¨ªa padecido cuando reaccion¨® y ¨¦l la peg¨®.
Este proceso evidencia que la violencia f¨ªsica suele producirse despu¨¦s de un periodo de acoso moral. "El problema es mucho m¨¢s grave en Espa?a que en Francia", dice Hirigoyen. "Pero eso no quiere decir que en Francia no exista. Lo que ocurre es que en nuestro pa¨ªs hay una tendencia a no querer verlo, como si la violencia estuviera en el exterior. En Francia", a?ade, "se hace m¨¢s hincapi¨¦ en que sucede entre inmigrantes o porque un marido es alcoh¨®lico. Pero hay violencia en toda Europa, entre los burgueses, entre trabajadores... En todos los niveles".
En el acoso moral no hay una v¨ªctima masoquista
LAS MANIOBRAS MAL?VOLAS del acoso moral terminan por sorber el seso de la v¨ªctima, que, si el proceso se prolonga, acaba padeciendo manifestaciones de insomnio, ansiedad, irritabilidad, p¨¦rdida de autoestima y... posteriormente cae en la depresi¨®n y en enfermedades psicosom¨¢ticas como trastornos digestivos, cardiacos y hasta determinados tipos de c¨¢ncer asociados al estr¨¦s.
Marie France Hirigoyen desvela con sus trabajos que el acosador responde a un perfil de perverso narcisista y no de psic¨®pata como hab¨ªan venido afirmando algunas tendencias. El perverso, que sabe c¨®mo seducir al grupo y conseguir que funcione de una manera inhabitual, conoce sus l¨ªmites y frena su acci¨®n cuando percibe que ha sido descubierto. La psicoanalista elimina, adem¨¢s, las teor¨ªas que afirman que se establece una relaci¨®n sadomasoquista a lo largo del proceso. Se basa en que no existe un masoquista en el conflicto, ya que la v¨ªctima nunca desempe?a ese papel. "Ella no busca el castigo, ni quiere mantener o repetir la situaci¨®n una vez que ha salido del trance", explica.
A ra¨ªz de la publicaci¨®n de sus obras, Francia legisl¨® contra el acoso moral en el trabajo, en enero 2002. Esta ley penaliza el hostigamiento laboral con multas de 15.000 euros y prisi¨®n de un a?o, y obliga a las empresas a vigilar para prevenir el da?o. En Espa?a, donde el fen¨®meno afecta a un mill¨®n y medio de trabajadores, seg¨²n un estudio publicado por la Universidad de Alcal¨¢ de Henares en mayo de 2001, no existe todav¨ªa legislaci¨®n sobre el particular, si bien el PSOE present¨® una propuesta de ley, pero ¨¦sta fue rechazada en el Pleno del Congreso por el PP a principios de este a?o. El inter¨¦s de una ley espec¨ªfica se centra en que sirve para poner l¨ªmites, pero para Hirigoyen no es suficiente: "Si no se educa a las personas y no se empieza en las escuelas a reintroducir el respeto y la moral desde muy j¨®venes", declara, "no se llegar¨¢ muy lejos".
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