Las lecciones desperdiciadas del 'Erika'
La marea negra que sufri¨® la costa francesa en 1999 muestra el calvario que padecer¨¢ Galicia en los pr¨®ximos meses
A la salida de Le Pouliguen, la peque?a carretera serpentea a lo largo de la Costa Salvaje, que fue una de las grandes v¨ªctimas de la marea negra que verti¨® el petrolero Erika en las costas francesas en las Navidades de 1999. "Ning¨²n rinc¨®n se libr¨® del desastre", corrobora el due?o de un restaurante situado en las proximidades. Entonces temi¨® por su futuro, como los responsables de los hoteles, bares y c¨¢mpings que se suceden desde Pornichet a Le Croisic, una importante fachada tur¨ªstica abierta al Atl¨¢ntico, en la linde del Pa¨ªs del Loira con Breta?a.
Los ni?os han vuelto a asistir tranquilamente a las "clases de mar" en la escuela que el Ayuntamiento de Par¨ªs posee en Le Pouliguen. Quedan restos secos en alguna cresta rocosa de la Costa Salvaje, pero las playas martirizadas por el fuel parecen ahora limpias. El consumo de pescados y ostras se suspendi¨® en el invierno de 2000 y todo el sector se vino abajo, incluso en lugares donde no entr¨® ni una gota de fuel. La recuperaci¨®n necesit¨® casi un a?o.
Se tard¨® dos meses en extraer cinco veces menos fuel del que guarda el 'Prestige'
Murieron al menos 38.000 aves y s¨®lo sobrevivieron 2.000 de las atendidas
Todo lo que est¨¢ ocurriendo en Galicia tiene el aire de lo d¨¦j¨¤ vu. El follet¨ªn del Erika empez¨® igual. Primero se sostuvo la teor¨ªa de que el combustible se solidificar¨ªa en el fondo y luego apareci¨® la hip¨®tesis de que las corrientes desviar¨ªan la marea negra hacia Espa?a. De ah¨ª se pas¨® a atribuir a la isla de Yeu el dudoso privilegio de recibir la primera visita, pero las oleadas se estrellaron un centenar de kil¨®metros m¨¢s arriba, a ambos lados de la desembocadura del Loira. Millares de personas y toneladas de material anticontaminaci¨®n tuvieron que cambiar de posici¨®n a toda prisa.
Los que vivieron la marea negra del Erika saben que el problema del Prestige es potencialmente m¨¢s grave. Al haberse producido el naufragio lejos del litoral, la contaminaci¨®n se disemina m¨¢s. Un experto disculpa a los que deciden alejar a los petroleros heridos, en vez de tratar de salvarlos en un puerto refugio: "Hay que ponerse en la piel de los que tienen que decidir", reflexiona Michel Girin, el director del Centro de Documentaci¨®n, Investigaci¨®n y Experimentaci¨®n sobre la Contaminaci¨®n de las Aguas (Cedre). "Yo vivo a pocos kil¨®metros de la rada prevista para llevar a los barcos en dificultades, antes de que entren en el puerto de Brest. Cada vez que se produce una operaci¨®n de esas, y hay cuatro o cinco cada a?o, yo y mis vecinos nos preguntamos por qu¨¦ tiene que suceder al lado de casa".
La alternativa de alejarlos ya se intent¨® con el Erika, que se parti¨® en dos y naufrag¨® a 72 kil¨®metros del litoral de Breta?a, lo mismo que el Prestige muri¨® a 270 kil¨®metros de Galicia. Pero aqu¨¦l transportaba s¨®lo 30.000 toneladas de fuel pesado, dos veces y media menos que el Prestige, que ya ha soltado por lo menos 20.000 toneladas y en cuyo vientre se estima que restan otras 50.000.
Estos d¨ªas se ha visto a dos barcos franceses en Galicia, el Ailette y el Alcyon, ya empleados para recoger fuel del Erika junto con los de otros pa¨ªses europeos, entre ellos dos espa?oles. "Por desgracia, los dos llegaron sin equipos de bombeo", recuerda un miembro de la c¨¦lula de crisis del Erika, muy sorprendido de que estos remolcadores contin¨²en tan mal equipados como entonces, tres a?os despu¨¦s.
La lucha contra el petr¨®leo en el mar siempre es dif¨ªcil. Un robot sumergido para examinar los dos trozos del Erika se perdi¨®, antes de que grupos de submarinistas lograran taponar las brechas del casco en una operaci¨®n "muy penosa", recuerda el miembro de la c¨¦lula de crisis, "porque se desarroll¨® a 120 metros de profundidad". Poca cosa, comparado con la fosa abisal en la que yace el Prestige (3.600 metros).
Para extraer el combustible hubo que esperar al verano de 2000 y organizar un tinglado soportado por tres barcos, uno para la sonda a la que se conect¨® otro robot, el segundo para bombear y el tercero para depositar el crudo. Al final se consiguieron vaciar los 16 tanques sumergidos. Los equipos de rescate recuperaron 11.245 toneladas, en una operaci¨®n que necesit¨® dos meses para extraer entre cuatro y cinco veces menos fuel del que guarda el vientre del Prestige.
"La marea negra tuvo una incidencia muy vasta, afect¨® a la pesca, a los productores de ostras, a los de mejillones. Todo el sector tur¨ªstico se resinti¨® much¨ªsimo", explica Gabriel Lopez. Nombre y apellido de origen espa?ol para un franc¨¦s nacido de padres andaluces, vicepresidente de la regi¨®n de Breta?a y encargado de Medio Ambiente.
"La suerte que tuvimos es que el oc¨¦ano tiene una gran capacidad de regeneraci¨®n", a?ade. Una asociaci¨®n formada por varias agrupaciones de alcaldes y las tres regiones afectadas -Breta?a, Pa¨ªs del Loira y Poitou-Charentes- evalu¨® los perjuicios provocados por el naufragio en 6.000 millones de francos (casi 1.000 millones de euros), la mitad de ellos por ca¨ªda del turismo; mientras las p¨¦rdidas en pesca, cultivos marinos y producci¨®n de sal representaron cantidades inferiores.
Este Lopez franc¨¦s es el autor de una iniciativa dictada por la experiencia. Ha organizado tres unidades m¨®viles de tratamiento de aves petroleadas y se las ha ofrecido a Manuel Fraga. Unas 77.000 aves murieron por el fuel del barco malt¨¦s y s¨®lo sobrevivieron 2.000 de las m¨¢s de 33.000 que fueron recogidas vivas. "Si la Xunta acepta nuestra proposici¨®n, nosotros lo financiaremos y aportaremos personal especializado, muy necesario para evitar errores", subraya el vicepresidente de Breta?a.
Como en el caso del Prestige, cientos de voluntarios se precipitaron sobre las costas agredidas por el Erika. Los expertos se muestran reservados sobre el balance de su trabajo, por encomiables que fueran sus motivaciones. Faltos de instrucciones, los voluntarios de los primeros d¨ªas hicieron desaparecer mucho fuel bajo la arena. Las palas mec¨¢nicas acentuaron esa tendencia cuando se aproximaba la temporada estival.
"Es preciso que los voluntarios est¨¦n bien informados, tanto sobre el modo de limpiar como de la toxicidad del producto. En Galicia se ha visto personas que recog¨ªan el fuel con las manos y eso representa un riesgo serio", advierte el director del Cedre, Michel Girin.
En el caso de litorales rocosos hay que tener mucho cuidado al utilizar equipos de agua a presi¨®n, que eliminan el l¨ªquen y las conchitas adheridas con ventosas que viven entre las rocas. "A veces es preferible dejar al mar que haga su trabajo, en vez de limpiar r¨¢pidamente con m¨¦todos poco ecol¨®gicos o equipos mal entrenados".
TotalFina s¨ª pag¨®
La diferencia esencial entre las cat¨¢strofes del Prestige y la del Erika es ¨¦sta: a los damnificados del buque hundido frente a Galicia y al Gobierno de Aznar les va resultar m¨¢s dif¨ªcil encontrar un grupo petrolero tan potente como TotalFinaElf al que se pueda hacer responsable del desastre. Al principio, la compa?¨ªa trat¨® de quitarse de encima toda implicaci¨®n, alegando que se hab¨ªa limitado a fletar la carga del Erika y que correspond¨ªa al armador pagar los da?os, y al Estado hacerse cargo de la limpieza. El entonces primer ministro, Lionel Jospin, "convenci¨®" a la direcci¨®n de Total para que cambiara de actitud.TotalFinaElf ha pagado facturas valoradas en casi 200 millones de euros para el vaciado submarino de los tanques del Erika y la organizaci¨®n del dep¨®sito y tratamiento de 200.000 toneladas de deshechos. En cambio, siguen en tr¨¢mite muchas de las 6.000 reclamaciones de afectados ante el Fondo de Indemnizaciones por Contaminaci¨®n de Hidrocarburos (FIDAC).
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