Las caras trampas de la banca de inversi¨®n
Van a tener que afrontar multas de 1.000 millones de d¨®lares y reestructurar su actividad en EE UU
Mil millones de d¨®lares y la exigencia de introducir profundas reformas en su negocio, es la factura que deber¨¢ pagar la banca de inversi¨®n en EE UU por los consejos interesados que han dado sus analistas sobre distintas compa?¨ªas y que han provocado elevadas p¨¦rdidas a los inversores. Tras un a?o de investigaciones, las autoridades y las entidades est¨¢n a punto de alcanzar un pacto para cerrar el conflicto.
Un aspecto pendiente es si los reguladores van a obligar a los bancos a responsabilizarse de las p¨¦rdidas sufridas por los peque?os inversores
Las autoridades reguladoras de los mercados y los principales bancos de inversiones de Estados Unidos est¨¢n acabando en estos d¨ªas el acuerdo que pone fin a m¨¢s de un a?o de investigaciones sobre los conflictos de intereses de los analistas de las entidades financieras, choque de lealtades que les llevaba a recomendar inversiones, movidos por el inter¨¦s en conseguir negocio para las firmas que les pagaban. Sobre la mesa hay multas por m¨¢s de mil millones de d¨®lares y la obligaci¨®n de introducir reformas estructurales en el modo de operar.
Ha sido un proceso largo que ahora entra en su etapa final, con negociaciones a puerta cerrada entre reguladores y bancos. Representantes del fiscal general del Estado de Nueva York, Eliot Spitzer, y de otros 40 Estados, de la Comisi¨®n del Mercado de Valores, de la Bolsa de Nueva York y de la Asociaci¨®n Nacional de Corredores de Bolsa llevan un par de semanas dando los retoques finales, con los responsables de la m¨¢s granado de la banca de Wall Street, al plan para evitar la repetici¨®n de los abusos que propiciaron los euf¨®ricos a?os noventa de la burbuja inversora, cuando se cre¨® un ambiente de todo vale y se generaliz¨® la creencia de los beneficios sin fin.
Los bancos van a ser sancionados con un amplio abanico de multas que, seg¨²n distintas filtraciones, van desde los 500 millones que deber¨¢ pagar Citigroup, por las irregularidades de su unidad de banca de inversiones, Salomon Smith Barney, a los 50 millones con que ser¨¢n castigados J. P. Morgan Chase y Morgan Stanley. Entre uno y otro extremo, seg¨²n las estimaciones, caer¨¢n sanciones de hasta 250 millones para Credit Swiss First Boston, del orden de los 75 millones para Bear Stearns, Deutsche Bank, Goldman Sach, Lehman y UBS Warburg, y en torno a los 60 millones para Piper Jaffray o Thomas Wiesel. En total, las sanciones superar¨¢n los 1.100 millones de d¨®lares.
Ninguno de los agentes en esta negociaci¨®n comenta sobre la marcha del proceso ni sobre las causas, muy semejantes a las que en mayo llevaron a Merrill Lynch a aceptar la multa de cien millones de d¨®lares impuesta por Spitzer. Entonces trascendi¨® que los analistas del banco recomendaban en p¨²blico a los inversores la adquisici¨®n de valores sobre los que ten¨ªan p¨¦sima opini¨®n, reflejada en estruendosos correos electr¨®nicos de uso interno como los del analista estrella Henry Blodget. Desde el entorno de Spitzer ya se se?al¨® en aquel momento que las investigaciones sobre la conducta de Merrill se extend¨ªan a los grandes nombres de Wall Street, beneficiarios de un sistema que invitaba a enga?ar al inversor.
El m¨¦todo estaba viciado de origen: en el momento de salir una determinada compa?¨ªa a Bolsa, los analistas hac¨ªan calurosas recomendaciones con ¨¢nimo de conseguir que la compa?¨ªa contratara a su banco como agente. En teor¨ªa, analistas y bancarios deb¨ªan trabajar independientemente. En la pr¨¢ctica unos y otros crearon un r¨¦gimen de trabajo en que dominaba el beneficio propio.
Las investigaciones no han sido f¨¢ciles y se han visto obstaculizadas en parte por la err¨¢tica pol¨ªtica de las entidades para conservar sus comunicaciones por correo electr¨®nico. Esta misma semana, los reguladores han impuesto multas por valor de 1,65 millones de d¨®lares a cada una de las cinco entidades (Goldman, Salomon, Morgan Stanley, Deutsche Bank y Piper Jaffray) cuyos deficientes sistemas de control y retenci¨®n de esas comunicaciones, en violaci¨®n de las normas impuestas por la SEC y la Bolsa, han quedado en evidencia en el curso de las pesquisas.
Adem¨¢s de las milmillonarias penalizaciones por la pasada conducta dolosa, los bancos est¨¢n negociando con los reguladores reformas estructurales que acaben con la porosidad que daba lugar al conflicto de intereses. Citigroup, el primer grupo bancario mundial, enfangado de arriba abajo en la informaci¨®n sesgada, ya tom¨® la iniciativa el mes pasado de crear una divisi¨®n independiente para este tipo de negocio, que separa a bancarios de analistas y brokers.
Otra de las v¨ªas que se est¨¢ explorando es la de que estas grandes instituciones financien durante los pr¨®ximos cinco a?os los trabajos de entidades de an¨¢lisis alternativas con el objeto de proporcionar a los peque?os inversores dos fuentes adicionales de asesoramiento, a a?adir a la de propia entidad. Algunas estimaciones sobre el coste de esta soluci¨®n le ponen una etiqueta en torno a los mil millones de d¨®lares, con lo que el desembolso total de la operaci¨®n de limpieza para los Citigroup, CSFB, Lehman, Goldman y compa?¨ªa puede superar los 2.000 millones de d¨®lares.
Responsabilidades
Es una cantidad perfectamente asimilable por esos gigantes de Wall Street, que, al igual que ocurri¨® con Merrill Lynch, no reconocen culpabilidad en su conducta. De hecho, el que haya pacto supone que no habr¨¢ procesamientos por conducta ilegal. En cualquier caso, uno de los aspectos pendientes de negociaci¨®n es si los reguladores deben obligar a los bancos a responsabilizarse de las p¨¦rdidas sufridas por los inversores.
Es un problema t¨¦cnicamente complejo (c¨®mo identificar a los perjudicados y c¨®mo establecer el v¨ªnculo entre su inversi¨®n y el consejo de determinado analista, que puede pertenecer o no al banco el que finalmente adquiri¨® el valor en cuesti¨®n), para el que se plantean soluciones que van desde el no hacer nada -y as¨ª evitar la pesadilla administrativa de evaluar da?os y distribuir compensaciones- hasta el liberar la informaci¨®n que han descubierto los investigadores y dejar que sean los damnificados, armados con esos datos, quienes acudan a los tribunales, como ya han hecho algunos de los enga?ados por Merrill Lynch.
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