Los nuevos supercohetes buscan su espacio
El Ariane 5 '10 toneladas' se a?adir¨¢ hoy a los nuevos modelos de Boeing y Lockheed Martin
Este es un a?o de estreno y, por tanto, de expectaci¨®n e incertidumbre, en el reducido sector del transporte espacial, golpeado por la recesi¨®n econ¨®mica. Est¨¢n llegando los nuevos supercohetes, la mayor novedad desde que se lanz¨® en 1996 el gran cohete europeo, el Ariane 5. Esta noche les toca a los europeos contener la respiraci¨®n, porque se va a intentar de nuevo desde la base de Kourou el primer lanzamiento del Ariane 5 10 toneladas, capaz de situar esa masa en ¨®rbita. El primer intent¨® se par¨® autom¨¢ticamente a s¨®lo tres segundos del despegue el pasado 28 de noviembre al no recibir el computador central unos datos.
Antes contuvieron la respiraci¨®n los ingenieros estadounidenses, cuando se lanzaron el primer Atlas 5 (21 de agosto), de Lockheed Martin, y el primer Delta 4 (20 de noviembre), de Boeing. En ambos casos se utilizaron nuevas plataformas de lanzamiento situadas en cabo Ca?averal, junto al Centro Espacial Kennedy de la NASA, construidas por las empresas en terrenos alquilados a la fuerza a¨¦rea estadounidense. Los cohetes transportaban sendos grandes sat¨¦lites de comunicaciones -de Eutelsat- para situarlos en la ¨®rbita geostacionaria, a 36.000 kil¨®metros de altura.
Estados Unidos est¨¢ dispuesto a recuperar su capacidad de lanzamiento
No fue ¨¦se el caso del lanzamiento de un cohete Prot¨®n, el otro lanzador de gran capacidad existente en el mercado, que deb¨ªa poner en ¨®rbita el pasado 26 de noviembre el mayor sat¨¦lite comercial de comunicaciones -el Astra 1K- y que lo dej¨® en una ¨®rbita inservible por un fallo en su ¨²ltima etapa. Poner sat¨¦lites en ¨®rbita sigue siendo un negocio muy arriesgado, que muchas veces las aseguradoras no cubren totalmente.
Los dos nuevos cohetes estadounidenses son el fruto de un programa de la fuerza a¨¦rea de Estados Unidos (Evolved Expendable Launch Vehicles o EELV) destinado a recuperar la capacidad de lanzamiento de este pa¨ªs, muy mermada tras la decisi¨®n de dejar de avanzar desde la d¨¦cada de los setenta en el sector de los cohetes de un solo uso en favor del transbordador espacial. El programa ha sido criticado desde Europa, por cuanto los lanzadores producidos van a servir tanto para lanzamientos gubernamentales (fundamentalmente sat¨¦lites militares) como para lanzamientos comerciales, al igual que en Estados Unidos se critic¨® y se critica el desarrollo de los cohetes europeos Ariane con dinero p¨²blico a trav¨¦s de la Agencia Europea del Espacio. Pero, como reconocen todos los implicados, este sector simplemente no existir¨ªa sin el apoyo gubernamental.
Los aspectos de mercado y la nueva situaci¨®n de competencia ocultan a menudo los interesantes y hasta asombrosos avances tecnol¨®gicos que subyacen en cualquier nuevo cohete. Avances en materiales, en simulaci¨®n, en control, sin que cambie lo b¨¢sico, lo que se viene haciendo y de forma casi artesanal desde que Von Braun empez¨® a trabajar en Estados Unidos despu¨¦s de la II Guerra Mundial.
En s¨®lo seis a?os (el programa EELV comenz¨® en 1996) ha cambiado el panorama de los lanzadores, y no ¨²nicamente por la llegada de nuevos y m¨¢s potentes cohetes. Las colaboraciones internacionales est¨¢n a la orden del d¨ªa, porque las tecnolog¨ªas nuevas no abundan y es preciso trabajar sobre lo que ya existe, aunque con nuevos enfoques de simplicidad y fabricaci¨®n en serie dirigidos fundamentalmente a abaratar costes. As¨ª, por ejemplo, la empresa que comercializa y controla los lanzamientos del nuevo miembro de la familia Atlas es la misma que est¨¢ detr¨¢s de los lanzamientos del cohete ruso Prot¨®n. Se trata de International Launch Services (ILS), empresa conjunta de Lockheed Martin y las rusas Jrunichev y Energia. Boeing comercializa tambi¨¦n el sistema Sea Launch, que lanza cohetes rusos Zenit desde una plataforma flotante situada en el Pac¨ªfico a la altura del ecuador.
En el plano tecnol¨®gico subsisten los cuellos de botella. Los motores de segunda etapa de los dos nuevos cohetes estadounidenses son los mismos, ya que muy pocas empresas pueden fabricar estos complicados ingenios. El motor principal del Atlas 5 es de fabricaci¨®n rusa y tiene empuje variable. La segunda etapa del nuevo Ariane 5 10 toneladas es el motor principal del cohete Ariane 4, el anterior de la familia. El motor principal del Delta 4 es nuevo y el orgullo de Rocketdyne, una empresa del grupo Boeing, que asegura que es el mayor motor de hidr¨®geno del mundo. Y la empresa espa?ola EADS CASA Espacio fabrica algunas piezas tanto del Atlas 5 como del nuevo Ariane 5.
La carga m¨ªnima de los nuevos cohetes ronda las cinco toneladas, siendo entre cinco y seis toneladas donde se sit¨²a el mayor segmento de demanda en los sat¨¦lites, pero se preven nuevas versiones. Atlas se ha comprometido s¨®lo a hacer lanzadores que puedan situar hasta 8.670 kilos en ¨®rbita de transferencia geostacionaria, pero el grueso de los contratos gubernamentales en esta primera hornada se los ha llevado Boeing, cuya versi¨®n pesada del Delta 4 podr¨¢ elevar hasta 13 toneladas. Arianespace, por su parte, quiere llegar a las 12 toneladas. La pregunta obvia es ?para qu¨¦? Will Trafton, presidente de la divisi¨®n de lanzamientos espaciales de Boeing, reconoce que la situaci¨®n del mercado no es la que esperaban los promotores del programa estadounidense. Han desaparecido del panorama las proyectadas redes de peque?os sat¨¦lites de comunicaciones en ¨®rbita baja (como Iridium) y no parece que vayan a existir suficientes sat¨¦lites grandes como para justificar tal variedad de lanzadores. De hecho, Boeing s¨®lo prev¨¦ lanzar cinco Delta 4 por a?o en los pr¨®ximos dos a?os (de los cuales s¨®lo uno o dos comerciales), mucho menos que los 40 que preve¨ªa producir anualmente.
Incluso los lanzamientos dobles, en los que se especializa el cohete Ariane, y que Boeing no descarta, son una inc¨®gnita desde el punto de vista comercial, dada la situaci¨®n de gran competitividad que se avecina. Sin embargo, Boeing piensa probar la versi¨®n pesada de su Delta 4 -un monstruo formado por tres etapas adosadas- el verano que viene, en un lanzamiento patrocinado por la fuerza a¨¦rea para comprobar el funcionamiento de uno de los sucesores del m¨ªtico Saturno 5.
Vuelos tripulados en el horizonte
Tanto los fabricantes del nuevo cohete Atlas 5 como los del Delta 4 est¨¢n muy pendientes de lo que la NASA pueda decidir dentro de poco sobre el avi¨®n orbital que ser¨ªa el futuro veh¨ªculo de transporte y rescate de la tripulaci¨®n de la Estaci¨®n Espacial Internacional (ISS).En la actualidad, los tres habitantes permanentes de la ISS disponen de una nave rusa Soyuz atracada en la estaci¨®n para el caso de que tengan que abandonarla en una emergencia. Si se completa la estaci¨®n y puede as¨ª tener siete tripulantes permanentes, lo que no suceder¨¢ hasta al menos 2007, har¨ªan falta dos naves Soyuz o un nuevo veh¨ªculo de rescate cuya construcci¨®n la NASA ha anunciado que va a agilizar mediante una mayor partida en el presupuesto de 2003. Este avi¨®n orbital ser¨ªa lanzado al espacio por un cohete, y ah¨ª es donde jugar¨ªan un papel las versiones pesadas del Delta 4 y posiblemente tambi¨¦n del Atlas 5. Los responsables de Boeing han explicado que est¨¢n dedicando recursos muy limitados y propios, por ahora, a estudiar la posibilidad de que la versi¨®n pesada del Delta 4 se adapte para impulsar el veh¨ªculo de rescate hasta la ¨®rbita. En todo caso es un proyecto que llevar¨¢ al menos 10 a?os completar, pero ¨¦se es el horizonte temporal con el que se trabaja normalmente en el sector aerospacial. El nuevo plan integrado de transporte espacial anunciado por la NASA en noviembre fija como prioridades asegurar cuanto antes el acceso a la ISS y a ¨®rbitas terrestres bajas mediante un nuevo veh¨ªculo y alargar la vida del veterano transbordador espacial, que actualmente se utiliza para llevar material y tripulaciones a la ISS. La tercera pata del plan es el desarrollo de nuevas tecnolog¨ªas de lanzamiento, que financia programas de investigaci¨®n en diversas ¨¢reas, como la propulsi¨®n, para un nuevo veh¨ªculo espacial reutilizable que suceda al transbordador.
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