Las cosas en su sitio
La carta pastoral hecha p¨²blica esta semana por el obispo de C¨®rdoba, Javier Mart¨ªnez, acerca de la conducta del sacerdote Miguel Castillejo al frente de Cajasur ha sido, sin ninguna duda, la noticia y la sorpresa pol¨ªtica de la semana.
No entro ni salgo en el juicio que hace el obispo acerca del car¨¢cter escandaloso de la p¨®liza suscrita por Cajasur a favor de su presidente ejecutivo como indemnizaci¨®n por su cese, bien sea por voluntad propia o por cualquier otra causa, independientemente de su legalidad. ?sa es la perspectiva en la que se sit¨²a el obispo y es l¨®gico que as¨ª sea. A m¨ª, por el contrario, es la perspectiva de la legalidad o mejor dicho de la ilegalidad de la p¨®liza la que me importa. Porque es un momento m¨¢s de lo que ha sido una constante casi desde el momento mismo de la aprobaci¨®n de la Ley de Cajas de Ahorros de Andaluc¨ªa. La resistencia a aceptar la decisi¨®n del Parlamento andaluz se ha manifestado de m¨²ltiples formas, pero siempre con el apoyo pol¨ªtico del PP, de manera abierta o de manera solapada, y con una cobertura medi¨¢tica uniforme por parte de los medios de comunicaci¨®n m¨¢s enfeudados, directa o indirectamente, a la Moncloa. El cierre de filas en torno a Miguel Castillejo una vez que se ha conocido la suscripci¨®n de dicha p¨®liza ha sido hasta la fecha el ¨²ltimo episodio de esa resistencia a cumplir la ley.
La conducta de Castillejo s¨®lo es explicable en t¨¦rminos de defensa de sus intereses particulares y no de la Iglesia
A la cobertura medi¨¢tica justificadora de la conducta del presidente de Cajasur me refer¨ª hace dos domingos. Es posible que, en los a?os de democracia, se haya producido en alguna ocasi¨®n una coincidencia de entrevistas y editoriales como la que se produjo el s¨¢bado de aquella semana respecto de la posici¨®n de Miguel Castillejo, pero no la recuerdo. En todo caso, se le dispens¨® un trato que es m¨¢s propio del que se le podr¨ªa dispensar a un presidente de Gobierno en circunstancias excepcionales, que el que es l¨®gico que se le dispense a un presidente de una caja de ahorros en un mero incidente de aplicaci¨®n de una ley.
Pero lo que me interesa resaltar es que la carta del obispo ha venido a poner las cosas en su sitio y a desmontar los dos argumentos que en aquellas entrevistas y en las intervenciones de los dirigentes del PP, reproducidas mim¨¦ticamente en los editoriales de los medios de comunicaci¨®n a los que me estoy refiriendo, se hicieron valer para justificar la conducta del cura Castillejo al frente de Cajasur.
El primero giraba en torno a la defensa de la Iglesia frente al acoso del poder pol¨ªtico socialista. No era un inter¨¦s personal el que mov¨ªa a Miguel Castillejo a actuar de la forma en que lo hab¨ªa venido haciendo como presidente de Cajasur, sino que era la defensa de la Iglesia cat¨®lica, que se ve¨ªa amenazada por un Gobierno auton¨®mico hostil. ?ste fue el argumento que el cura Castillejo hizo valer en aquellas entrevistas. La carta pastoral del obispo ha rebatido el argumento de manera irrefutable. No ha habido agresi¨®n del Gobierno socialista a la Iglesia y, en consecuencia, no hay nada de lo que ¨¦sta tuviera que ser defendida. La conducta de Miguel Castillejo al frente de Cajasur ¨²nicamente es explicable en t¨¦rminos de defensa de sus intereses particulares y no en los de los intereses generales de la Iglesia. La defensa de la Iglesia es una cortina de humo, una maniobra de intoxicaci¨®n para ocultar la realidad.
El segundo argumento, avanzado y reiterado por la presidenta del PP, Te¨®fila Mart¨ªnez, giraba en torno a la "cacer¨ªa pol¨ªtica" orquestada por el presidente de la Junta de Andaluc¨ªa contra el presidente de Cajasur. Miguel Castillejo, en opini¨®n del PP y de los medios de comunicaci¨®n que lo secundan, habr¨ªa actuado, por as¨ª decirlo, en "leg¨ªtima defensa", ante el inminente peligro que representaba para ¨¦l la agresi¨®n de la Junta.
Aqu¨ª, ha venido a decir el obispo, no ha habido m¨¢s maniobra pol¨ªtica que la que ha vinculado al presidente de Cajasur con un partido pol¨ªtico, que el obispo no dice expresamente cu¨¢l es, pero que todo el mundo sabe que es el PP. La conducta de los dem¨¢s partidos ha sido una conducta de neutralidad, sin que haya ning¨²n elemento ni a favor ni en contra que deba ser subrayado. Es la vinculaci¨®n de una caja de ahorros dirigida por un sacerdote con un partido pol¨ªtico lo que constituye un esc¨¢ndalo, en la medida en que recuerda adem¨¢s experiencias anteriores que han conducido a p¨¦rdida de autonom¨ªa de la Iglesia que no deben volver a producirse.
Esto es lo que pol¨ªticamente significa la carta pastoral del obispo, que es lo que a m¨ª me interesa, ya que, como he indicado antes, no entro ni salgo en la discusi¨®n que pueda entablarse en el interior de la comunidad de fieles acerca de la conducta de Miguel Castillejo. Si no fuera por esas referencias a problemas de naturaleza pol¨ªtica, ni siquiera la habr¨ªa comentado.
Pero esas referencias no pueden ser pasadas por alto. Y adem¨¢s, no admiten refutaci¨®n. ?C¨®mo se puede justificar la propia actuaci¨®n como de defensa de la Iglesia cuando el m¨¢ximo responsable de la misma en la provincia afirma que no hay nada de lo que la Iglesia tenga que defenderse? ?C¨®mo se puede afirmar que hay una cacer¨ªa pol¨ªtica contra el presidente de Cajasur cuando el obispo afirma que lo ¨²nico que hay es colusi¨®n entre dicho presidente y los dirigentes del PP?
Nadie ha podido, desde que se hizo p¨²blica la carta del obispo de C¨®rdoba, dar un solo argumento que desacredite las afirmaciones que en dicha carta se contienen. El argumento de la connivencia del obispo y el PSOE como consecuencia de la alianza entre los socialistas y el movimiento Comuni¨®n y Liberaci¨®n, avanzado el pasado viernes por el sindicato mayoritario de Cajasur, es tan esperp¨¦ntico que se desacredita por s¨ª solo. ?No saben los sindicalistas de Cajasur lo que significa Comuni¨®n y Liberaci¨®n en la Iglesia Cat¨®lica?
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