Muere Jos¨¦ Hierro, el gran amigo de los lectores
El autor de 'Cuaderno de Nueva York' falleci¨® a los 80 a?os a consecuencia de una insuficiencia respiratoria
"Present¨ªa que se acercaba el final", dijo ayer la viuda del poeta. Jos¨¦ Hierro se despidi¨® de los amigos que en los ¨²ltimos d¨ªas se interesaron por su salud. "No vas a volver a verme", le dijo al pintor Adolfo Estrada, amigo desde su juventud, en Santander. Los restos del poeta fueron trasladados al Tanatorio Sur y hoy, a las 14.30, ser¨¢ incinerado en el cementerio de la Almudena. Los Reyes y el pr¨ªncipe Felipe enviaron sendos telegramas a la familia del poeta al conocer la noticia. El Gobierno de Cantabria decret¨® para hoy una jornada de luto oficial y el PSOE y el PP lamentaron su desaparici¨®n. Fueron muchos los amigos que a lo largo de la tarde pasaron por el tanatorio: Domingo Yndurain, Joaqu¨ªn Sabina, Luis Garc¨ªa Montero, F¨¦lix Grande y Almudena Grandes.
Pese a la enfermedad respiratoria que padec¨ªa, que le obligaba a moverse con una botella de ox¨ªgeno, ni se quejaba ni reduc¨ªa su agenda. El 12 de diciembre de 1998, cuando le concedieron el Premio Cervantes, Jos¨¦ (Pepe) Hierro estaba hablando de poes¨ªa con los chicos de un colegio madrile?o. Le entusiasmaba la charla con ellos.
Siempre fue as¨ª. Su segundo libro, Alegr¨ªa, obtuvo en 1947 el Premio Adonais. En 1953 le dieron el Nacional de Poes¨ªa por Quinta del 42, para el poeta, "la de los que llevaban sobre sus hombros la pesadumbre de la guerra". Tres veces se llev¨® el Premio de la Cr¨ªtica, en 1958, en 1965 y en 1999, y tuvo tambi¨¦n el Pr¨ªncipe de Asturias, en 1981, y nueve a?os despu¨¦s, el Nacional de las Letras, y tambi¨¦n obtuvo el Reina Sof¨ªa y el europeo de literatura Aristeion. Los agradeci¨® educadamente, pero no le afectaron. Public¨® siempre a su ritmo y cuando ten¨ªa algo que decir. Pod¨ªan pasar a?os de silencio entre un libro y otro.
Jos¨¦ Hierro naci¨® en Madrid el 3 de abril de 1922, aunque siempre estuvo vinculado a Cantabria; sus padres se trasladaron a Santander cuando ten¨ªa dos a?os. All¨ª estudi¨®, iba para perito industrial cuando la guerra lo cambi¨® todo. Se afili¨® a la Uni¨®n de Escritores y Artistas Revolucionarios y, en 1937, public¨® su primer poema, Una bala le ha matado.
C¨¢rcel y literatura
Acabada la guerra, su apoyo a un grupo de presos le llev¨® a ¨¦l mismo a la c¨¢rcel. En prisi¨®n estuvo hasta 1944. Descubri¨® a la Generaci¨®n del 27 a trav¨¦s de una antolog¨ªa de Gerardo Diego y empez¨® a dedicarse en serio a la literatura. Sali¨® poeta y se fue a Valencia, donde trabaj¨® para una editorial, cobrando 300 pesetas mensuales por 300 folios. "Hac¨ªa fichas mitol¨®gicas y creo que alguna vez me invent¨¦ de m¨¢s para alargar el salario".
Tambi¨¦n hizo cr¨ªtica de pintura, para ganarse la vida y, sobre todo, porque le gustaba much¨ªsimo. De regres¨® a Santander, se relacion¨® con el grupo de escritores que sac¨® la revista po¨¦tica Proel, en la que, al a?o siguiente public¨®, en 1947, su primer libro de poemas, Tierra sin nosotros.
Las dificultades administrativas que impusieron a la revista le decidieron a trasladarse a Madrid en 1952, donde se abri¨® camino trabajando en Radio Nacional de Espa?a, de la que se jubil¨® en 1987. Sigui¨® haciendo cr¨ªtica de arte, colaborando en revistas y escribiendo poes¨ªa. En 1950 public¨® Con las piedras en el viento; luego, La quinta..., y una Antolog¨ªa po¨¦tica, en 1954, Estatuas yacentes, y tres a?os despu¨¦s, Cuanto s¨¦ de m¨ª. Tras casi 27 a?os sin publicar, sac¨® en 1991 Agenda. En 1998 lleg¨® su celebrado Cuaderno de Nueva York, una treintena de poemas calificados por la cr¨ªtica como una obra mayor de la poes¨ªa.
Le hab¨ªan prohibido fumar, pero segu¨ªa haci¨¦ndolo, a escondidas o no. Su mujer, sus cuatro hijos, sus amigos, se deseperaban. Ingresado en varias ocasiones, no se dej¨® vencer y desarroll¨® una gran actividad. Ten¨ªa muchas cosas por hacer. Por ejemplo, su ingreso efectivo en la Real Academia Espa?ola. No ha tenido tiempo de leer el discurso con el que deb¨ªa ocupar el sill¨®n G.
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