"Espa?a, en la nueva Europa, tiende a mirar por el retrovisor"
Es un peso pesado de la Comisi¨®n Europea. Y la poderosa cartera de Comercio lo ha convertido tambi¨¦n en un europeo conocido en Pek¨ªn, Washington y Mosc¨². Hombre de confianza de Jacques Delors, de quien fue durante 10 a?os jefe de gabinete en Bruselas, el socialista franc¨¦s Pascal Lamy se sale por la tangente cuando se le pregunta por sus aspiraciones pol¨ªticas futuras en una reciente visita a Barcelona. "Nunca, cuando he cambiado de trabajo, ha sido previsto". Sobre la base de su experiencia entre bastidores en los a?os en que se dibuj¨® la Europa de Maastricht, m¨¢s integrada pol¨ªticamente y con una moneda com¨²n, Lamy se pronuncia sobre lo que resume como "tiempos m¨¢s dif¨ªciles", los de una Europa m¨¢s grande de complejidad creciente necesitada de energ¨ªa pol¨ªtica. "De esta energ¨ªa no hay mucha", dice.
"Am¨¦rica Latina tiene el mal h¨¢bito de hacer de la PAC el chivo expiatorio de sus males"
"En comercio importan los resultados. Hay quien ve en las sanciones una muestra de virilidad"
Pregunta. ?La UE ha encarado bien el debate sobre ampliar y a la vez profundizar la integraci¨®n?
Respuesta. Debemos reconstruir nuestro h¨¢bitat institucional, concebido para seis inquilinos y en el que se ha hecho bricolaje para acomodar a 15. Si se agranda la familia a 30, hay que rehacer el edificio. Es lo que la convenci¨®n intenta hacer. La cuesti¨®n es saber si su trabajo concluir¨¢ antes de que lleguen los nuevos inquilinos. No es seguro. Podr¨ªa ser que los nuevos se instalasen en un edificio en rehabilitaci¨®n. La presi¨®n debe ponerse en la profundizaci¨®n.
P. ?Qu¨¦ papel le toca a Espa?a, menos rica que sus vecinos, m¨¢s que los nuevos y sin pesar como los grandes en la nueva Europa?
R. Tenemos una Espa?a adulta en una Europa adulta. Ya no es un pa¨ªs particular que deba atrapar a los dem¨¢s. Es necesario que la mentalidad colectiva y las actitudes se ajusten a la cohabitaci¨®n de grandes, medianos y peque?os. El problema lo tiene Espa?a, como Francia o el Reino Unido. Los tres tienen un pasado de potencia mundial y tienden a mirar por el retrovisor en lugar de mirar adelante.
P. Usted ha advertido en Barcelona sobre las deslocalizaciones.
R. El dique no se abre de pronto. La ampliaci¨®n ya ha sido incluida en las estrategias de las empresas. Es una etapa pol¨ªtica, no econ¨®mica. S¨ª hay una redistribuci¨®n de algunas actividades en el espacio europeo, como la hubo cuando Espa?a y Portugal entraron. Volkswagen compr¨® Seat y cre¨® empleo en Espa?a. Todas las partes se beneficiaron de ello. Continuar¨¢ siendo as¨ª. Unos ganar¨¢n empleo, pero comprar¨¢n tel¨¦fonos, Airbus o metros a los otros.
P. ?Ve a Espa?a a la defensiva?
R. Cuando Espa?a entr¨® en la Uni¨®n, ten¨ªa un nivel de vida muy por debajo de la media y necesitaba muchos fondos de la UE. Era una forma de adolescencia. Ahora, Espa?a ha pasado a un estadio de menor necesidad de solidaridad. Debe mirar al futuro sin complejos y confiar en el m¨¦todo comunitario, que lo ha permitido. La tendencia al retorno a lo intergubernamental que se percibe en Espa?a, como en Francia o Inglaterra, es preocupante.
P. La pr¨®xima ampliaci¨®n le le ha salido barata a la UE considerando las necesidades del Este.
R. Europa no ha sido menos generosa esta vez. Empezamos a ayudar a los nuevos miembros hace mucho tiempo. Hoy, estos pa¨ªses se benefician ya de 3.000 millones de euros al a?o en ayudas de preadhesi¨®n. Esto no existi¨® para Espa?a y Portugal. Y cuando hay una diferencia, como es el caso, de uno a cuatro en nivel de vida, un euro del presupuesto comunitario vale cuatro euros en poder adquisitivo para los destinatarios. No se puede tener una actitud contable, sino econ¨®mica. Tambi¨¦n es necesario tener capacidad de absorci¨®n. Los nuevos miembros tienen una ventaja comparativa: su mano de obra es de calidad. El comunismo tuvo muchos inconvenientes, pero al menos ha legado personas bien formadas, si bien para exprimir todo su potencial debe cambiar su cultura. Lo que hacemos desde un punto de vista financiero est¨¢ a la altura del problema.
P. Congelar el gasto agr¨ªcola hasta 2013 retrasa la integraci¨®n.
R. Los gastos se han congelados al nivel actual durante 10 a?os en euros constantes. Con esto habr¨¢ que financiar dos ampliaciones, ?que no son poca cosa desde el punto de vista agr¨ªcola! Hay seis o siete millones de agricultores en los Quince y con las dos ampliaciones pr¨®ximas habr¨¢ que sumar casi los mismos.
P. ?La multiplicaci¨®n de intereses tendr¨¢ un impacto sobre la pol¨ªtica comercial de la UE?
R. No. Compartimos una plataforma ideol¨®gica: somos favorables a una mayor apertura regulada de los intercambios comerciales. Adem¨¢s tenemos un sistema institucional extremadamente sencillo, robusto y probado, que es el m¨¦todo comunitario. S¨ª se a?ade al sistema un espectro de sensibilidades, como la agr¨ªcola de Polonia o la sider¨²rgica de Eslovaquia, sobre otro que ya existe.
P. ?Qu¨¦ replica a las cr¨ªticas de Am¨¦rica Latina a las subvenciones agr¨ªcolas europeas?
R. La Pol¨ªtica Agr¨ªcola Com¨²n (PAC) ya no es lo que era a principios de los noventa. Pero muchos de los cambios se les han escapado a muchos dirigentes de Am¨¦rica Latina, que tienen el mal h¨¢bito de hacer de la PAC un chivo expiatorio de sus males internos. No creo que el futuro de pa¨ªses con ambici¨®n de desarrollo pueda basarse s¨®lo en la exportaci¨®n de commodities agr¨ªcolas. Y ya ofrecemos a la mayor¨ªa de estos pa¨ªses condiciones de acceso al mercado favorables. Lo importante es que la direcci¨®n tomada es la correcta.
P. ?C¨®mo conjugar la propiedad intelectual de los medicamentos con el acceso a ellos de los pa¨ªses pobres, planteado en Doha?R. Debemos llegar a un acuerdo sobre el acceso, y a precios aceptables. No me desespero sobre la posibilidad de lograrlo, aunque sea dif¨ªcil. Nosotros desempe?amos el papel de mediador e intentamos lograr un compromiso aceptable para ambas partes. Sobre la ronda de liberalizaci¨®n del comercio, se trata de algo complejo, y todos saben que buena parte de la negociaci¨®n se har¨¢ al final. En un a?o, hemos avanzado. En todo caso, la pol¨ªtica comercial debe estar m¨¢s impactada por las preocupaciones sobre desarrollo y la de desarrollo, m¨¢s impactada por preocupaciones como la apertura de mercados.
P. ?No pierde credibilidad la pol¨ªtica comercial de la UE al no sancionar a EE UU por pr¨¢cticas ilegales teniendo a la OMC de su lado?
R. Entiendo las cr¨ªticas si las formulan quienes creen que sancionar a Estados Unidos demuestra virilidad. En el caso de la Foreign Sales Corporation (incentivos fiscales a las exportaciones), EE UU fue condenado por la OMC y ha dicho: respetaremos las reglas. Van tomando decisiones necesarias para cambiar la legislaci¨®n. Si es as¨ª, ser¨ªan absurdas las sanciones porque su fin es lograr que se tomen las decisiones necesarias. Sobre el acero, tal vez la gente fuera feliz con las sanciones porque el gui?ol habr¨ªa pegado al gendarme. Pero a m¨ª me preocupa que disminuyan los inconvenientes para la industria sider¨²rgica europea. Y eso se ha conseguido. El 60% de nuestras exportaciones sider¨²rgicas a EE UU han sido exoneradas de las tarifas de los americanos.
P. Pero EE UU se beneficia con el euro fuerte de acero barato para reactivar su econom¨ªa.
R. No. La protecci¨®n comercial ha encarecido el precio del acero en EE UU hasta el 40%. Un constructor de coches debe vender m¨¢s caros sus coches. Hemos trabajado con los exportadores de acero europeos y con algunos consumidores americanos para que el sistema se modificara. La pol¨ªtica comercial, a diferencia de la diplomacia, va de tener los pies en el suelo, de buscar resultados.
P. La salida de Paul O'Neill de la Administraci¨®n de Bush, ?c¨®mo influye en la relaci¨®n transatl¨¢ntica?
R. Desde hace m¨¢s de 100 a?os, ha habido siempre tensi¨®n entre multilateristas y aislacionistas. Quien se ocupe de la econom¨ªa de EE UU s¨®lo puede ser favorable a una pol¨ªtica antiproteccionista, visto su voluminoso d¨¦ficit comercial, que es un componente estructural de la econom¨ªa.
P. ?Qu¨¦ otras fricciones comerciales anticipa con EE UU?
R. Nuestra relaci¨®n comercial es gigantesca, 1.000 millones de euros por d¨ªa en intercambios y una negociaci¨®n comercial multilateral como inter¨¦s com¨²n que no llegar¨¢ a buen puerto si EE UU y Europa no se ponen de acuerdo. Con un volumen enorme de intercambios, son l¨®gicas las fricciones. Puede haber dificultades cuando las fricciones versan sobre diferencia de valores. Ellos est¨¢n a favor de los organismos gen¨¦ticamente modificados salvo si plantean problemas. Nosotros, en contra salvo si no plantean problemas. En un mundo globalizado, no podemos decir que esto no sea un problema.
P. La UE nunca aplic¨® sanciones a Israel utilizando el acuerdo de asociaci¨®n de 1995, aunque est¨¢ ligado a los derechos humanos.
R. La UE tiene una pol¨ªtica exterior muy intergubernamentalizada y una pol¨ªtica comercial muy comunitarizada. No hay un v¨ªnculo permanente entre pol¨ªtica exterior, comercial y presi¨®n pol¨ªtica. Pero no estoy seguro de que el resto del mundo no espere que Europa tenga una actitud diferente a la de EE UU. No es forzosamente positivo poner en la misma mano lo militar, lo econ¨®mico, el desarrollo, lo comercial y lo pol¨ªtico.
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