Carta imposible
Lo tradicional, un 5 de enero como hoy, ser¨ªa escribir una voluntariosa carta a esos Reyes Magos que a¨²n se pasean en carroza de pl¨¢stico dorado por Barcelona y por toda Espa?a. Lo tradicional aconseja a los escritores de peri¨®dicos que, tal d¨ªa como hoy, muestren su cara m¨¢s ingenua dejando constancia escrita de una retah¨ªla de buenos deseos para la colectividad. Se trata de una convenci¨®n que pretende que los adultos sean ni?os por un d¨ªa y, como se dijo en 1968, pidan aquello que saben de sobras que es imposible. No tengo nada contra tal convenci¨®n, al contrario, me parece magn¨ªfica. Pero s¨ª he de objetar una gran dificultad para cumplir ahora mismo con lo ortodoxo: lo imposible ya existe.
Estamos rodeados de imposibles. ?Nos damos cuenta, por ejemplo, de que, seg¨²n la Xunta, existen m¨¢s voluntarios de los que la tragedia gallega puede absorber? ?Qui¨¦n hubiera imaginado, en cualquier caso, tal despliegue de buena voluntad por parte de esos j¨®venes que han sido tratados de pastilleros, irresponsables, fr¨ªvolos y mal educados? Claro que cabe la posibilidad de que estos miles de muchachos y muchachas hayan confundido, con la mayor buena fe, Galicia con Somalia: no es imposible, por cierto, que al propio Gobierno de Aznar le haya pasado lo mismo y no ser¨ªa extra?o que en 2003 vi¨¦ramos a ?lvarez-Cascos enarbolando una pancarta del movimiento Nunca M¨¢is y manifest¨¢ndose, en Galicia, contra s¨ª mismo.
Los imposibles est¨¢n por todas partes. ?Qui¨¦n hubiera dicho, amigos, que en Espa?a ya hay muchos m¨¢s viejos -mayores de 65 a?os- que j¨®venes? ?Qui¨¦n hubiera imaginado que, de acuerdo con un estudio policial, ya superamos los dos millones de delitos anuales haciendo realidad la buena intenci¨®n de imitar a Estados Unidos? ?Alg¨²n espa?ol hubiera podido creer que el secretario general de la OTAN, se?or Robertson, ya haya anunciado que usted y yo, en tanto que ciudadanos de un pa¨ªs de la OTAN, apoyamos la guerra en Irak porque es una guerra "moral"? Efectivamente, al se?or Robertson no le hemos votado, pero Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar ya ha dicho en alg¨²n peri¨®dico que est¨¢ a favor y, de todas formas, ?no nos apuntal¨® en el aquelarre atl¨¢ntico Felipe Gonz¨¢lez para colocarnos en el mapamundi?
Los Reyes Magos no hubieran podido hacer m¨¢s que la realidad misma. Ah¨ª est¨¢n esos ingenios electr¨®nicos que te env¨ªan una alegre e innecesaria foto en unos segundos. O esa oferta del Pent¨¢gono de entrenar a los periodistas para entender la guerra que se acerca. O esas incomprensibles leyes que fijan en 70 y 75 a?os la vida de los directivos de ciertas cajas de ahorro. O esa se?ora noruega que se pasea por Barcelona con 100.000 millones -s¨ª, cien mil millones- de euros para invertir ¨¦ticamente en nombre del petr¨®leo noruego. O esa ¨²ltima moda juvenil, lanzada por Enrique Iglesias, de lucir el calzoncillo -s¨ª, el calzoncillo- por encima de los pantalones; como Superman, of course.
Los imposibles que existen ya son de todas clases. El famoso Abb¨¦ Pierre, queridos, acaba de crear en Francia una marca de moda: Emma¨¹s, l¨®gicamente. La marca recicla ropa de segunda mano, le pone etiqueta y la revende en su cadena de boutiques a un m¨ªnimo de 23 euros y a un m¨¢ximo de 45. Es el ¨²ltimo ¨¦xito solidario: el vintage de los pobres. Y el ¨²ltimo imposible, ¨¦ste nacionalista, es haber convertido la sardana en m¨²sica cl¨¢sica: as¨ª lo advierten los oyentes de esa emisora estupenda -cuando no hablan y no confunden la cobla con una orquesta sinf¨®nica- que es Catalunya M¨²sica.
Todo esto son milagros, imposibles de ahora mismo, que toman cuerpo por s¨ª solos: hechos con los mejores deseos, desde luego. No s¨¦, pues, con todos estos imposibles recientes a cuestas, qu¨¦ carta a los Reyes Magos podemos escribir si todo lo que podr¨ªamos imaginar, cargado de buenos deseos, ya existe. ?Habr¨¢ que reinventar la maldad?
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