Los alcaldes de la zona se quejan de los pocos soldados enviados
Los alcaldes de la zona de Arcachon agradecieron la r¨¢pida visita del primer ministro, Jean Pierre Raffarin, a las playas de Cap Ferret. De pronto, el poder parisino, el Estado, pareci¨® preocuparse por esa "Francia de los de abajo" de la que tanto le agrada hablar a Raffarin. Pero pasan los d¨ªas y detr¨¢s de la imagen del primer ministro encolerizado, pateando una mancha de chapapote, los habitantes de esta zona encuentran muy poco.
"Nos congratulamos de aprender que se ha puesto en marcha el plan Polmar, de saber que hace m¨¢s de un mes que est¨¢ activado, pero nos gustar¨ªa saber en qu¨¦ se concreta. De momento nosotros seguimos ah¨ª, con nuestro rastrillo, guantes y bolsa de pl¨¢stico, esperando la Seguridad Civil el Ej¨¦rcito o los bomberos" ironizan dos empleados municipales de Cap-Ferret, un ayuntamiento con m¨¢s de 25 kil¨®metros de costa contaminada.
Los gestos del Gobierno siguen. La ministra de Medio Ambiente, Roselyne Bachelot, anunci¨® ayer la creaci¨®n de una delegaci¨®n de su ministerio en Burdeos que se ocupar¨¢ de "la limpieza ecol¨®gica" (sic) de las playas.
Recogida "con cucharilla"
Para Michel Samarcelli, alcalde de Cap Ferret y militante del partido en el poder, "no se puede delegar toda la responsabilidad en los municipios. Nosotros no disponemos de medios. Hace falta que el ej¨¦rcito intervenga". El alcalde de Gujan-Mestras coincide en el diagn¨®stico: "Todo lo que queremos es que nos env¨ªen hombres. En las playas la limpieza puede mecanizarse pero en los parques de cultivo de ostras hay que recoger las manchas con cucharilla".
"Los discursos son magn¨ªficos, pero los medios de que disponemos son rid¨ªculos" dice Michel Bibey, que dirige el ayuntamiento de Montalibet. El presidente de la Region, el socialista Alain Rousset, agradece al presidente Chirac "que se interese por el problema de los petroleros-chatarra". "Pero le recuerdo que la responsabilidad de que ¨¦stos sigan entrando en nuestros puertos es suya", a?ade.
Lo cierto es que, hasta ahora, los medios humanos desplegados por Estado son modestos, reducidos a 870 personas, entre ellas 250 militares, la mayor parte embarcados en los nav¨ªos que intentan captar el chapapote en alta mar, 125 especialistas de la Seguridad Civil, que tienen como misi¨®n formar y dirigir los voluntarios, y 245 bomberos distribuidos a partes iguales entre las regiones de Aquitania y Charente. Quedan, eso si, los 50 millones de euros prometidos para pagar limpieza e indemnizar damnificados, una cantidad que ayer Roselyne Bachelot no quiso decir si podr¨ªa ser ampliada.
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