Castigos corporales
El inter¨¦s de Malas intenciones no reside en lo que narra, sino en lo que esconde detr¨¢s. Tanto que sea normal que profesores peguen hasta dejar huellas en los cuerpos a sus alumnos, que son casi unos ni?os, como que los obliguen, como en los mejores tiempos del Partido Comunista, a hacer una autocr¨ªtica para reinsertarse en la vida cotidiana. As¨ª como que una acci¨®n que es poco m¨¢s que una diablura acabe con la vida de alguno de los amigos y los marque para el resto de su existencia. Sin olvidar que la escuela es mixta, aparecen chicas en las escenas rodadas en ella, pero no tienen ninguna relaci¨®n con la acci¨®n y los protagonistas ni siquiera hablan con ellas.
Segunda pel¨ªcula del director japon¨¦s Tomoyuki Furumaya, Malas intenciones acumula una sucesi¨®n de peque?os defectos que hacen que sus resultados queden lejos de sus intenciones. Una excesiva desdramatizaci¨®n de la acci¨®n, unida a una repetici¨®n de acciones y una demasiada lentitud narrativa hacen que sea dif¨ªcil seguir una historia que tiene mucho m¨¢s de par¨¢bola social que de intriga.
MALAS INTENCIONES
Director: Tomoyuki Furumaya. Int¨¦rpretes: Yamato Okitsu, Ryosuke Takahashi, Yuta Nakajima, Mikio Shimizu. G¨¦nero: drama. Jap¨®n, 2001. Duraci¨®n: 98 minutos.
Sin olvidar que est¨¢ rodada sin gran cuidado, con gran desgana, con una c¨¢mara en la mano que se mueve m¨¢s de lo que deber¨ªa, adem¨¢s de que no es buena la fotograf¨ªa de Masami Inomoto. De manera que lo mejor del conjunto es el distante trabajo de sus protagonistas, en especial de los cabecillas del grupo de alumnos, Yamato Okitsu, Ryosuke Takahashi, Yuta Nakajima, m¨¢s que el de su r¨ªgido profesor, Mikio Shimizu, frente a los completamente desdibujados de sus respectivos padres.
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