Savater y Pardo recorren los desaf¨ªos de la filosof¨ªa en un libro de conversaciones
Los autores defienden la necesidad de un pensamiento que refleje los conflictos del mundo
El asesinato a manos de ETA de Joseba Pagazaurtundua, militante socialista y destacado miembro de ?Basta Ya!, el pasado s¨¢bado en Andoain se convirti¨® en el inevitable tel¨®n de fondo del encuentro que mantuvieron este lunes Fernando Savater y Jos¨¦ Luis Pardo con un grupo de periodistas para hablar de Palabras cruzadas (Pre-Textos). La brutalidad terrorista volvi¨® as¨ª a reclamar la atenci¨®n de los pensadores que, en su libro, no dejan de reflexionar sobre los conflictos del mundo. Y es que la filosof¨ªa que defienden no puede practicarse a espaldas del presente.
"Si s¨®lo hubiera que defenderse de la superstici¨®n para estar por encima de todo, ser¨ªamos muy dichosos. Pero hay que vivir con los hombres; queremos que nos tengan en consideraci¨®n; deseamos encontrar en ellos sentido com¨²n, justicia, benevolencia, franqueza, y no encontramos m¨¢s que los defectos y vicios contrarios". As¨ª le escrib¨ªa Madame du Deffand a Voltaire en una de las m¨²ltiples cartas que la dama aristocr¨¢tica, culta y libertina, le mand¨® en el siglo XVIII al gran fil¨®sofo de la Ilustraci¨®n. Fernando Savater (San Sebasti¨¢n, 1947) se acord¨® de ella cuando habl¨® de Palabras cruzadas, el libro que re¨²ne las conversaciones que ha sostenido -v¨ªa correo electr¨®nico- con Jos¨¦ Luis Pardo (Madrid, 1954) durante el ¨²ltimo a?o. "Lo fascinante de Madame du Deffand era que siempre lograba provocar o seducir a Voltaire, y consegu¨ªa que le contestara, por liado y lleno de compromisos que estuviera".
Tambi¨¦n Savater lleva una vida llena de trabajo y muchas complicaciones, pero Jos¨¦ Luis Pardo ha sabido tambi¨¦n provocarlo y seducirlo, y as¨ª, "al final de cada tarde, y despu¨¦s de haber estado el d¨ªa entero con las memorias que estaba escribiendo, acud¨ªa al correo para enfrentarme al nuevo envite que Pardo me propon¨ªa". "La idea surgi¨® del editor", comenta este ¨²ltimo, "y se lo coment¨¦ a Savater, pero nunca pens¨¦ que finalmente su interlocutor iba a ser yo. Pero los correos fueron viajando de un sitio a otro y, al final, nos encontramos embarcados en la propuesta. Menos mal que fue por correo electr¨®nico, que puedes pensarte las cosas. No es nada f¨¢cil mantener un pulso con Savater a viva voz".
Una invitaci¨®n a la filosof¨ªa: ¨¦se es el subt¨ªtulo del libro. En una de sus intervenciones, Savater recuerda a Isaiah Berlin, que una vez respondi¨® a las cr¨ªticas que se le hac¨ªan por haber abandonado la filosof¨ªa diciendo: "Quise dedicarme a un estudio en el que al final se supiera m¨¢s que al principio". De eso precisamente hablan Pardo y Savater, del car¨¢cter gratuito y arriesgado de la filosof¨ªa. "Nunca se sabe m¨¢s", comenta Savater, "nunca adquieres m¨¢s conocimientos. La filosof¨ªa no produce ganancias que se puedan medir. Es una pr¨¢ctica, una gimnasia". En el libro es m¨¢s preciso: "?La filosof¨ªa no es un modo de llegar al conocimiento, sino un pretexto para ejercitar el pensamiento!".
"Ver un poco m¨¢s claro lo que nos pasa", as¨ª define Jos¨¦ Luis Pardo el prop¨®sito de estas conversaciones, que discurren sin seguir un itinerario prefijado y en las que el ruido del mundo invade con frecuencia las consideraciones m¨¢s abstractas en las que se afanan los dos pensadores. "La filosof¨ªa es la mirada de la ciudad sobre s¨ª misma", escribe Pardo en una de sus intervenciones, y ¨¦se tal vez sea el mayor reto del libro, el de pensar lo que nos pasa en el interior del desorden que habitamos y no desde la distancia impoluta de la torre de marfil. Luego est¨¢, tambi¨¦n, la reflexi¨®n sobre la propia situaci¨®n de la filosof¨ªa en la sociedad actual. "Si en este mundo lo que interesa es lo que se puede medir, pesar, consumir, es l¨®gico que la filosof¨ªa haya pasado a un segundo plano", observa Savater. Y en el libro hay un pasaje en el que el propio Savater escribe: "Ahora dejemos por un instante nuestro di¨¢logo, volv¨¢monos hacia la platea invisible por los focos de nuestra arrogancia amistosa que nos ciegan y gritemos al un¨ªsono: '?Hay alguien ah¨ª?".
Sentido com¨²n
?Hay alguien todav¨ªa interesado en esta vieja disciplina que los griegos practicaron con tanta destreza para iluminar la variedad de conflictos de la vieja polis? "Hay que vivir con los hombres", le escrib¨ªa Madame du Deffand a Voltaire, y le dec¨ªa que en ellos "deseamos encontrar sentido com¨²n". Hay mucho sentido com¨²n en estas p¨¢ginas en las que, sobre todo, se habla de vivir con los hombres. Alguna vez se cuenta en ellas, citando a Marcel Gauchet, que hemos pasado de la "oferta de sentido" a la "b¨²squeda de sentido". Pardo: "Ese cambio se produce con la Ilustraci¨®n, cuando se pone en cuesti¨®n a las religiones y hace falta ponerse a pensar". Savater: "Las religiones produc¨ªan un consuelo que las ideas no ofrecen. Hace unas horas, cuando visit¨¦ el tanatorio donde estaba el cuerpo de Joseba Pagazaurtundua, a los pocos minutos no sab¨ªa qu¨¦ hacer. Las personas religiosas, en cambio, tienen recursos. Se persignan, rezan. Tienen sus rituales".
Y as¨ª, poco a poco, vuelve de nuevo el ruido del mundo. Los fil¨®sofos, y todos los dem¨¢s, se retiran. Afuera est¨¢n los conflictos. Afuera es donde la filosof¨ªa tendr¨¢ que seguir sirviendo como espejo de las contradicciones del presente.
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