Ronaldo y 'El Conde Lucanor'
Del Bosque recurre a una par¨¢bola del siglo XIV para justificar, entre otras cosas, su decisi¨®n de no sustituir al delantero desde que se quej¨® de que era el jugador del Madrid m¨¢s cambiado
Las reclamaciones de Ronaldo parecen efectivas. Desde que se quej¨® de que su t¨¦cnico, Vicente del Bosque, le sustituyera en todos los partidos, ha jugado hasta el final cuatro de los cinco disputados. Hoy, ante el Borussia de Dortmund y si la estad¨ªstica no se tuerce, le esperan 90 minutos. ?Atiende Del Bosque a las presiones de sus estrellas o es mera coincidencia? Antes estas y otras cuestiones, el entrenador del Madrid se defendi¨® ayer esgrimiendo una par¨¢bola del siglo XIV para manifestar que, en el caso de Ronaldo, como en todas sus decisiones, no le gu¨ªan presiones externas. "El que quiera cuentos que lea El Conde Lucanor", se defendi¨®; "a m¨ª me influyen pocas quejas; si me influyeran, estar¨ªa perdido".
"Hagamos el bien seg¨²n nuestra conciencia y despreciemos las hablillas de la gente"
Hasta el 19 de enero, el d¨ªa del Madrid-Atl¨¦tico, Ronaldo fue el jugador m¨¢s sustituido. Incluyendo el derby, sali¨® del campo sucesivamente en los minutos 27, 90, 75, 58, 90, 69, 90, 78, 88, 76, 83 y 58. Aquella tarde Del Bosque le cambi¨® por Pav¨®n en el 58 seguro de poder controlar la ventaja (2-1) ante un rival mermado num¨¦ricamente. El Atl¨¦tico empat¨® en el ¨²ltimo minuto y Ronaldo se quej¨® de ser el primero en sentarse en el banquillo en todos los encuentros.
Desde entonces, Del Bosque ha cre¨ªdo conveniente que Ronaldo jugara cuatro partidos hasta la campanada final: contra el Mallorca, en la Copa, y el Athletic, el Espanyol, y Osasuna, en la Liga, y 87 minutos, frente al Betis, en la pen¨²ltima jornada liguera.
Aparentemente, el lamento p¨²blico del delantero hizo efecto en un vestuario en el que el orden establecido est¨¢ condicionado por Ra¨²l, Hierro y las superestrellas. Del Bosque, sin embargo, descart¨® cualquier condicionante externo al decidir sus alineaciones y sus permutas: "Si no lo he cambiado [¨²ltimamente] es porque, seg¨²n las circunstancias puntuales, lo habr¨¦ considerado as¨ª. El d¨ªa del Athletic, Ronaldo hizo un partido exquisito. El del Espanyol, tambi¨¦n. En Pamplona era necesario que siguiera. Hab¨ªamos perdido las bandas, Figo hab¨ªa sido expulsado y Roberto Carlos no estaba afinado. S¨®lo nos qued¨® buscar a Ronaldo y despu¨¦s a Morientes con pases largos. Es un f¨²tbol m¨¢s directo y que no nos gusta mucho, pero no tuvimos m¨¢s alternativa".
El t¨¦cnico argument¨® que Ronaldo ha mejorado f¨ªsica y futbol¨ªsticamente en el ¨²ltimo mes, Esto justifica su permanencia: "Su condici¨®n f¨ªsica ha mejorado y su participaci¨®n en el juego tambi¨¦n. Pero hay partidos en los que hay que cambiar jugadores. Y siempre hay razones, seg¨²n los hechos dey cada momento".
Cuando ayer le preguntaron por su insistencia en evitar las rotaciones, lo que se manifest¨® en Pamplona el domingo, Del Bosque ech¨® mano de la obra de Don Juan Manuel pensando en la par¨¢bola de El buen hombre y su hijo: "No estoy en contra de usar m¨¢s jugadores, pero mantenemos la l¨ªnea que nos ha dado buenos resultados. Es lo de siempre. Si cambias a algunos, como en Mallorca, dicen que no deb¨ª hacerlo [dijo luego que quit¨® a Zidane por problemas f¨ªsicos]. Y, si no rotas porque no lo haces, mejor leer El Conde Lucanor, que tiene cuentos fen¨®menos".
La lecci¨®n moral de El buen hombre y su hijo, explic¨® Del Bosque, es la consecuencia del viaje de un ni?o, su padre y un burro y de la inevitable censura contradictoria que sufren ambos de otros caminantes respecto al mejor modo de usar el asno. La moraleja del padre centra el argumento de Del Bosque para cambiar a Ronaldo o dejarlo jugar cuando y como quiera: "Hagamos el bien seg¨²n nuestra conciencia y despreciemos las hablillas de la gente".
Real Madrid: Casillas; M¨ªchel Salgado, Helguera, Pav¨®n, Roberto Carlos; Flavio, Makelele; Figo, Ra¨²l, Zidane; y Ronaldo. Borussia de Dortmund: Lehmann; Evanilson, W?rns, Metzelder, Dede; Frings, Reuter; Rosicky; Ewerthon, Reina y K?ller.
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