Bush pone a la ONU contra las cuerdas

El borrador de resoluci¨®n presentado por Washington, Londres y Madrid no se refiere ya, seg¨²n Estados Unidos, a la invasi¨®n de Irak, porque ¨¦sa es una decisi¨®n que George W. Bush tom¨® hace tiempo. EE UU considera que lo que se debatir¨¢ en las pr¨®ximas dos semanas es el futuro de la ONU y la participaci¨®n o marginaci¨®n del Consejo de Seguridad en futuras crisis internacionales, centradas muy probablemente en Corea del Norte e Ir¨¢n. El mensaje de la hiperpotencia, y su lenguaje, es m¨¢s duro que nunca. "Nosotros no necesitamos una nueva resoluci¨®n; quien la necesita, para mantener su funci¨®n dentro de la pol¨ªtica internacional, es el Consejo de Seguridad", dijo Condoleezza Rice, una de las personas m¨¢s pr¨®ximas al presidente Bush.

El tono de la diplomacia estadounidense es tajante: el subsecretario de Estado, John Bolton, hizo saber el lunes al Gobierno ruso que la guerra ya estaba decidida. "Lo que est¨¢ en juego es la unidad del Consejo" de Seguridad, afirm¨® Bolton, seg¨²n informaba ayer The Washington Post. El mismo peri¨®dico citaba a un diplom¨¢tico de un pa¨ªs miembro del Consejo de Seguridad, quien explicaba el mensaje que hab¨ªa recibido por parte de un alto representante de Estados Unidos: "Ustedes no van a decidir sobre si hay o no hay guerra en Irak; esa decisi¨®n nos corresponde a nosotros y ya la hemos tomado", le dijeron a ese diplom¨¢tico. "La ¨²nica cuesti¨®n que se plantea ahora es si el Consejo est¨¢ dispuesto a seguirnos".

El embajador de Estados Unidos en Par¨ªs, Howard Leach, lanz¨®, por su parte, una advertencia al Gobierno franc¨¦s cuya formulaci¨®n resultaba m¨¢s propia de la guerra fr¨ªa que de la comunicaci¨®n entre aliados: "Espero que no se produzca un veto [al borrador de resoluci¨®n], porque un veto ser¨ªa muy inamistoso y no lo tomar¨ªamos de forma favorable", declar¨® el embajador ante las c¨¢maras de televisi¨®n.

Bush, que acept¨® buscar una nueva resoluci¨®n para auxiliar a su aliado Tony Blair, quiere evitar el veto de Francia, Rusia y China -los tres con derecho a veto- y buscar los cinco votos que necesita para llegar a los nueve m¨ªnimos (ahora s¨®lo tiene seguros el suyo, el brit¨¢nico, el espa?ol y el b¨²lgaro) en ?frica y Latinoam¨¦rica, dos continentes dependientes de la ayuda econ¨®mica estadounidense. Chile es accesible. M¨¦xico a¨²n no ha olvidado las promesas incumplidas de Bush sobre la regularizaci¨®n de sus emigrantes en Estados Unidos y por ahora no hace concesiones. Los tres pa¨ªses africanos del Consejo, Guinea-Conackry, Camer¨²n y Angola, ya recibieron el pasado fin de semana la visita del director general para ?frica del Departamento de Estado, Walter Kansteiner, quien recomend¨® un voto favorable al proyecto de resoluci¨®n. "No ofreci¨® nada a cambio, s¨®lo dijo que habr¨ªa problemas si no aportamos nuestro apoyo, y dio a entender que Estados Unidos lo considerar¨ªa un acto inamistoso", explic¨® un miembro de uno de esos tres gobiernos al Post.

La asesora de seguridad nacional, Condoleezza Rice, defini¨® la t¨¢ctica estadounidense en una comparecencia ante la prensa: "Intentaremos convencer a la gente de que sus responsabilidades como miembros del Consejo de Seguridad requieren un voto que refuerce el papel del Consejo en la pol¨ªtica internacional, en vez de debilitarlo, porque tenemos muchos problemas dif¨ªciles por delante". Rice cit¨® como ejemplos el rearme nuclear de Corea del Norte y las sospechas de que Ir¨¢n segu¨ªa el mismo camino, y sugiri¨® que Washington podr¨ªa optar por actuar unilateralmente en el futuro si el Consejo de Seguridad "se declarara incapaz de imponer el cumplimiento de una resoluci¨®n, la 1.441, que fue aprobada por unanimidad".

Rice afirm¨® que el mundo deb¨ªa entender que el cambio de r¨¦gimen en Irak era un objetivo irrenunciable para Washington.

Bush quiere acabar con Sadam Husein a cualquier precio, y eso ha quedado de manifiesto en los mecanismos empleados para atraerse aliados. La coalici¨®n formada por Bush para la invasi¨®n de Irak es totalmente distinta a la que su padre organiz¨® para la guerra de 1991. En aquella ocasi¨®n, 34 pa¨ªses decidieron seguir a Washington con todas las consecuencias y, adem¨¢s de aportar el 25% de las tropas, se hicieron cargo del 88% del coste total de la campa?a. Ahora, los aliados, reticentes en su gran mayor¨ªa, quieren cobrar u obtener alg¨²n tipo de compensaci¨®n por un apoyo pasivo. Turqu¨ªa, que ha exigido unos 30.000 millones de d¨®lares a cambio de prestar su territorio, m¨¢s la promesa de que podr¨¢ desplegar tropas en el norte de Irak para impedir la creaci¨®n de un Estado kurdo, es un caso extremo. Pero hay m¨¢s. Israel quiere 9.000 millones adicionales a los 3.000 que recibe anualmente. Egipto y Jordania tambi¨¦n esperan compensaciones.

Los pa¨ªses europeos que pertenecieron al bloque comunista se sumaron inmediatamente a la coalici¨®n de Bush para que no se complicara su ingreso en la OTAN, al precio de romper toda apariencia de consenso pol¨ªtico en el continente y de poner en peligro la ampliaci¨®n de la Uni¨®n Europea. "El presidente Bush ha conseguido, desafortunadamente, redividir Europa, cuando uno de los grandes objetivos de Estados Unidos, desde la presidencia de George Bush padre, fue conseguir una Europa unida y libre", declar¨® la ex secretaria de Estado Madeleine Albright durante la Administraci¨®n de Clinton.