"No hay mujer que se resista a un bolero"
Negro, blanco y oro son los colores de Ibrahim Ferrer: el negro de su piel, el blanco del cabello de sus sienes y el mucho oro que decora su cuerpo. De oro es la montura de sus gafas, la cadena y la imagen de san L¨¢zaro que cuelgan de su cuello, los relojes que luce en cada una de las mu?ecas y las dos esclavas y un anillo que completan su joyer¨ªa ambulante. Ferrer es cubano -"yo", dice, "vengo de cuatro razas: china, africana, espa?ola y francesa"-; tiene 75 a?os y 7 hijos, 13 nietos y 5 biznietos, y exhibe tanto oro como s¨ªmbolo de un triunfo que le lleg¨® a edad tard¨ªa, hace poco m¨¢s de un lustro, cuando particip¨® en Buena Vista Social Club, el disco que redescubri¨® al mundo la buena vieja m¨²sica cubana. Ferrer es un hombre peque?o, enjuto, bienhumorado y, cuando conversa con Babelia, en Santiago de Cuba, su patria chica, muy elegante en sus pantalones negros, su camisa negra con estampado de melocotones y su gorra negra.
Durante d¨¦cadas tuvo que compaginar con toda suerte de trabajos manuales su amor por la m¨²sica y su participaci¨®n en conjuntos y orquestas, incluidos los de Beny Mor¨¦ y Pancho Alonso. Llevaba varios a?os jubilado de una y otra cosa cuando Ry Cooder le rescat¨® para Buena Vista Social Club. Luego grab¨® su primer disco en solitario -Buena Vista Social Club presenta a Ibrahim Ferrer- y ahora presenta el segundo: Buenos hermanos, tambi¨¦n bajo el padrinazgo de Cooder. As¨ª que Ferrer est¨¢ contento, aunque no plenamente satisfecho. No piensa parar hasta grabar en solitario un disco de boleros. "S¨®lo de boleros", dice. "Me gustar¨ªa cantar menos movido, menos son y guaracha, porque me sofoco mucho; el bolero es m¨¢s pausado, es mejor para mi coraz¨®n". Tambi¨¦n es la gran asignatura pendiente de su vida.
PREGUNTA. A usted le ha pasado lo que dec¨ªa un poeta alicantino llamado Gil Albert: que le he llegado el j¨²bilo con la jubilaci¨®n.
RESPUESTA. S¨ª, y a veces tengo que morderme los labios para darme cuenta de que es verdad lo que me est¨¢ pasando. Esto que yo tengo ahora lo estoy sintiendo, lo estoy palpando, lo estoy viviendo, y, sin embargo, no me lo creo todav¨ªa porque a m¨ª me han dicho muchas veces: "Ibrahim, t¨² no sirves para esto", y quienes me lo han dicho eran personas que sab¨ªan m¨¢s que yo. Me han dicho: "?D¨®nde vas con esa vocecita?". Y me han dicho que yo no serv¨ªa para cantar boleros.
P. ?Y usted lleg¨® a creerse que no serv¨ªa?
R. S¨ª, cre¨ª que no daba. Pero yo llevaba la m¨²sica dentro. Yo nac¨ª en un baile. Mi abuelo fue presidente de una sociedad que se llamaba Club Aponte, y ah¨ª fue donde le entraron los dolores (del parto) a mi mam¨¢. Mi mam¨¢ ayudaba en la fiesta del club y le entraron los dolores.
P. ?C¨®mo se ha ganado la vida hasta ahora?
R. Yo hice de todo. Yo piqu¨¦ piedra, vend¨ª peri¨®dicos, vend¨ª man¨ª, trabaj¨¦ en el puerto, cargando lo mismo az¨²car que cemento, me met¨ª en el fango para coger manganeso para venderlo en la fundici¨®n... Me buscaba la vida y tocaba de vez en cuando. Lo ¨²nico que no hice nunca fue robar.
P. De los g¨¦neros cubanos su favorito es el bolero, ?no?
R. El bolero y el son.
P. ?Y qu¨¦ es el bolero?
R. Lo principal. El bolero siempre se dedica a lo que es el amor. Sin amor no hay bolero. A lo mejor estoy en un error, pero yo lo veo as¨ª. T¨² le dedicas un bolero a una dama a la que t¨² le has puesto los ojos y t¨², con tu letra, con tu manera de cantar, de expresarte, le llegas a esa persona, a esa dama. Eso es para m¨ª el bolero. El son, no. El son es otra cosa. El son es la alegr¨ªa, que con eso, vaya, tambi¨¦n puedes llegar a una mujer. Pero el bolero es una cosa muy chiquitita, que t¨² en un rinconcito le cantas al o¨ªdo a una mujer, y, chico, no hay mujer que se te resista.
P. ?Usted cuando canta boleros piensa en una mujer concreta?
R. (Risa). Antes s¨ª, ahora no. Pero, claro, siempre vienen recuerdos. Hay un bolero que yo le cantaba a una muchachita. All¨¢ cuando yo era joven, yo estaba con el conjunto Sorpresa y hab¨ªa una muchacha que luego se mat¨®, se quem¨®, mira, estaba estudiando, vino el examen, no aprob¨® y se quem¨® por miedo a su mam¨¢; pues a esa muchachita yo la estuve enamorando y no sab¨ªa c¨®mo llegarle, y, sin embargo, empec¨¦ a dedicarle en silencio ese bolero y ella se daba cuenta y estuvo a punto de ser novia m¨ªa. Pero se quem¨®. Aqu¨ª en Santiago.
P. Ry Cooder estaba en Cuba grabando
Buena Vista
y se dio cuenta de que necesitaba a alguien m¨¢s. Le buscaron a usted, le encontraron limpiando zapatos, se sum¨® al grupo y empez¨® a adquirir protagonismo en el disco. ?Eso qu¨¦ es: suerte o destino?
R. Yo llamo a eso parte del destino. Que no es lo mismo que la suerte. T¨² juegas un billete y te sale el n¨²mero: eso es la suerte. Pero lo m¨ªo es otra cosa. A m¨ª siempre se me dijo que no y que no, y segu¨ª trabajando para que llegara este momento.
P. De todas las cosas que ha hecho en su vida, ?de cu¨¢l est¨¢ m¨¢s orgulloso?
R. El orgullo que yo tengo es haber podido representar a mi pedacito de tierra, a Cuba, en otros lugares del mundo. Quiero llevar un mensaje de que, sobre todo, haya paz en el mundo. Para que todo el mundo se pueda llevar di¨¢fanamente, que t¨² me puedas visitar a m¨ª sin ning¨²n temor igual que yo a ti, que no haya conflictos. Yo quisiera morirme sabiendo que he cooperado en eso.
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