"Envejecer es un arte"
M¨¢s delgado, bastante ¨¢gil, muy ilusionado a sus 62 a?os y alertado tambi¨¦n por si llaman a filas en el mundo. Cuando se relaja, cuando no canta y tiene que estar callado, con las pulsaciones bajas, se va enterando de lo que se cuece en los tiempos de preguerra, pero no tiene una opini¨®n clara, o al menos no la expresa as¨ª. Lo que s¨ª tiene son deseos de paz: "Ojal¨¢ no se pegue ning¨²n tiro", dice Pl¨¢cido Domingo, que estos d¨ªas guarda al p¨²blico madrile?o en su bolsillo m¨¢s que nunca, con su triunfo con La valquiria, de Richard Wagner, en el Teatro Real, y en la ciudad donde medita retirarse cuando no pueda cantar: "No s¨¦ si acabar¨¦ en Madrid o en Acapulco, lo que s¨ª s¨¦ es que ver¨¦ todas las pel¨ªculas que no puedo ver ahora con mis nietos".
"Madrid ha echado en falta durante mucho tiempo un teatro de ¨®pera estable, y eso se nota en el p¨²blico"
"Si me hubiera metido en pol¨ªtica, preferir¨ªa no ser partidista. Me gusta m¨¢s luchar por la patria"
Con el papel de Siegmund, h¨¦roe cansado, amante rom¨¢ntico e incestuoso, que vive una locura de pasi¨®n con su hermana gemela, Sieglinde - con la que tendr¨¢n a Sigfrido, quien da nombre a la tercera parte de la tetralog¨ªa wagneriana, El anillo del Nibelungo-, ha empezado su temporada este a?o despu¨¦s de tres meses de reposo por una traque¨ªtis que le ha obligado a suspender 11 funciones. Pero est¨¢ m¨¢s que repuesto. Se nota con esta ¨®pera, una de las que m¨¢s satisfacciones le est¨¢n dando en la etapa final de su carrera: "Siegmund es un papel dif¨ªcil, pero agradecido, uno de los que m¨¢s quieren los seguidores de El anillo". Lo ha hecho unas 40 veces. "Cuatro veces al a?o desde hace 10", calcula, y junto con Parsifal, Otello, Sans¨®n y Dalila o La dama de picas, le ha hecho triunfar a lo grande en los ¨²ltimos diez a?os. ?Hasta cu¨¢ndo? "No s¨¦, hasta que pueda, calculo que hasta 2006 o 2007. Cada vez eres m¨¢s consciente de que est¨¢s cerca del final. Es un arte saber envejecer", dice.
Pregunta. Se le ve bien repuesto tras su retiro de tres meses.
Respuesta. Estoy descansado. Fue una mala pasada que me jug¨® el aire acondicionado de un restaurante en una cena, me traicion¨®. Suelo cancelar poco. Algunos a?os no lo he hecho nunca. Duele, sobre todo las funciones que he tenido que dejar en el Liceo. Pero tratar¨¦ de repararlo. He tenido la prudencia de no volver hasta que estuviera bien.
P. Y est¨¢ m¨¢s delgado.
R. Siempre he pesado m¨¢s o menos lo mismo. Fluct¨²o entre 98 y 106. Si como y ceno y no hago gimnasia, algo que procuro hacer a diario, estoy m¨¢s cerca de 106. Suelo hacer una comida al d¨ªa, cuando como m¨¢s, se nota. Me gustar¨ªa pesar 93 o 94, pero es muy dif¨ªcil.
P. A Pl¨¢cido Domingo se le exige m¨¢s de lo normal en Madrid. Pero estos d¨ªas su ¨¦xito ha sido un¨¢nime. ?Ha disfrutado usted sus buenas cr¨ªticas?
R. Siempre es un examen dif¨ªcil cantar aqu¨ª. Es as¨ª. ?Qu¨¦ le vas a hacer! En todas partes, el p¨²blico te espera con ganas, y aqu¨ª m¨¢s. De todas formas, durante unos a?os ha sido complicado y es que creo que Madrid ha echado en falta durante mucho tiempo un teatro de ¨®pera estable y eso se nota en el p¨²blico. Pero ya van entrando. Estos d¨ªas, la entrega ha sido como si cantara en Bayreuth.
P. Sin embargo, otros aspectos de esta Valquiria no han gustado tanto, como por ejemplo la direcci¨®n de escena de Willy Decker. Usted, que ha hecho ya varias versiones, ?qu¨¦ le ha parecido la propuesta del alem¨¢n?
R. Con la direcci¨®n de escena, depende de los gustos. Para m¨ª es mucho m¨¢s dif¨ªcil representar personajes en producciones as¨ª. Hay que hacer un esfuerzo. Yo respeto la idea de Decker de hacer aparecer personajes en escena que no deben estar. Pero para m¨ª es imposible hacerlo as¨ª. Lo hablamos y cambiamos algunas cosas. Lo de andar por las butacas tambi¨¦n era inc¨®modo, como trabajar con elementos en mitad de la escena que dificultan la visi¨®n. Pero yo soy un soldado, si hay algo que encuentro que no debo hacer, lo digo, pero soy disciplinado.
P. ?Hasta qu¨¦ punto?
R. Respeto el trabajo de los directores de escena, pensado, reflexionado; si no fuera as¨ª, no lo har¨ªa. El l¨ªmite est¨¢ cuando se traspasa la relaci¨®n entre el texto y la propuesta, cuando es confusa, ah¨ª se crea un vac¨ªo. Cuando proponen hacer algo opuesto a la historia o algo denigrante, aunque digan que el gui¨®n lo exige. Muy bien, el gui¨®n lo exigir¨¢, pero la est¨¦tica, no.
P. ?Ha echado de menos que Decker no viniera a los ensayos?
R. Si hubiera hecho La valquiria con ¨¦l desde el principio en Dresde habr¨ªamos hablado m¨¢s y cambiado cosas, pero una vez montado es dif¨ªcil. Aunque hay cambios con respecto a como lo interpretamos Waltraud Maier y yo a como lo hace el otro reparto: simplemente, hay cosas que no nos van bien. De todas formas, aunque el p¨²blico no est¨¢ muy contento con la producci¨®n, hay que decir que no es un montaje escandaloso y habr¨¢ que ver c¨®mo acaban las otras dos partes, si al final al dios Wotam se le acaba desmontando ese teatrillo que cree dominar.
P. M¨¢s o menos como le pasa ahora al Gobierno de Aznar, que se le est¨¢ cayendo el tinglado.
R. Vaya, ya vienen las preguntas que a m¨ª no me gustan, porque estos d¨ªas me han preguntado de todo menos de ¨®pera.
P. Ya. ?Pero qu¨¦ opina de la posici¨®n del Gobierno espa?ol frente a la guerra?
R. Nadie quiere la guerra, pero hay que empujar a que se cumpla lo firmado. No hacer creer que nadie tiene la culpa. Muchos est¨¢n convirtiendo a Sadam de villano en un h¨¦roe, menos Espa?a, Reino Unido y Estados Unidos. De todas formas, estoy convencido de que nadie quiere un conflicto en ning¨²n lado, tampoco Aznar.
P. ?Se lo ha preguntado estos d¨ªas? ?No han jugado al p¨¢del?
R. No, no hemos jugado. No creo que lo quiera, no es ning¨²n monstruo.
P. ?Y a Bush? ?Le ha planteado alguna vez deseos de paz en sus encuentros en Washington? (Pl¨¢cido Domingo dirige la ?pera de la capital de EE UU y acude con asiduidad a la Casa Blanca).
R. A Bush, s¨ª. En un brindis en la Casa Blanca una vez. Dije que ojal¨¢ todas las guerras tuvieran lugar en los escenarios, en el teatro, y no salieran de ah¨ª.
P. ?Y qu¨¦ cara pon¨ªa Condoleezza Rice?
R. Ninguna. Pero tengo que decir que es una pianista extraordinaria.
P. Su vocaci¨®n pol¨ªtica sigue intacta, seg¨²n vemos. ?Tambi¨¦n sus deseos de ser alcalde de Madrid?
R. Eso fue hace mucho. Fue una ilusi¨®n de una ¨¦poca. Pero para lograrlo hay que conocer a fondo esta ciudad, patear sus barrios, postularse, y yo no me decid¨ª porque tendr¨ªa que haber dejado de cantar y cuando termine mi carrera ya no estar¨¦ en edad de eso. A m¨ª, adem¨¢s, si iba a estar metido en pol¨ªtica, no me gustar¨ªa hacerlo de manera partidista, me gusta m¨¢s luchar por la patria.
P. Ya que menciona su retirada. Cada vez que viene dice que en cinco a?os lo har¨¢.
R. Cada vez sabes que est¨¢s m¨¢s cerca del fin. Lo dice la l¨®gica, es ley de vida, hay que tomarlo con naturalidad. Es un arte saber envejecer. No puedo decir que el d¨ªa que deje de cantar no lo sentir¨¦. Calculo que ser¨¢ hacia 2006 o 2007.
P. Tendr¨¢ tiempo para llevar al cine a sus nietos entonces y para nadar y jugar al golf.
R. Ya los llevo al cine. En cuanto al golf, tengo que confesar que juego muy mal. De todas formas, no ser¨¢ una retirada total porque siento el mismo entusiasmo de cuando era joven; si me falla, si pierdo la ilusi¨®n lo dejar¨¦.
P. Y ahora, ?qu¨¦ hace cuando no canta, en esos intervalos de tres d¨ªas entre funci¨®n y funci¨®n?
R. No abro la boca, descanso, leo, veo la televisi¨®n. Estos d¨ªas, con lo de la guerra, repaso los canales de muchos pa¨ªses para ver qu¨¦ cuentan en cada sitio.
P. ?Planea escribir sus memorias?
R. Escrib¨ª mis primeros 40 a?os de vida. Ahora tengo 62 y cuando llegas a la madurez lo har¨ªas de otra forma, cambiar¨ªa muchas cosas, lo har¨ªa m¨¢s desenfadado, sin dejar de ser yo, pero no encuentro el tiempo para hacerlo.
P. ?Cree que cuando usted se retire habr¨¢ desaparecido el ¨²ltimo gran divo?
R. Creo que quedamos algunos de los de mi generaci¨®n, si entendemos el divismo como algo que el p¨²blico nos ha dado. Debemos ayudar a que surjan nuevos cantantes que tomen nuestro lugar. Pasar el testigo y guiar a las nuevas generaciones porque la ¨®pera va a seguir adelante mientras en los seres humanos quede romanticismo.
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