Hay que recordar la deuda con Mesopotamia
Las buenas noticias no venden peri¨®dicos. Ni, al parecer, lo hace la idea del respeto por la dignidad humana. Los debates acalorados sobre c¨®mo se desarrollar¨ªan los acontecimientos en Irak han hecho hincapi¨¦ casi exclusivamente en las cuestiones t¨¦cnicas: la seguridad pol¨ªtica y econ¨®mica. La llamativa omisi¨®n en todas las discusiones es el tema menos del agrado de los medios de c¨®mo el ejercicio del poder debe comprometerse con los valores humanos. Aunque la incertidumbre atenaza pr¨¢cticamente todas las partes de este fr¨¢gil planeta, miles de familias iraqu¨ªes cuyos antepasados representaron el primer brote de la civilizaci¨®n humana han vivido durante d¨¦cadas en condiciones de deterioro progresivo bajo una sentencia de muerte arbitraria.
La tierra de Irak se considera justamente la cuna de la civilizaci¨®n. Dio a la humanidad algunos de sus mayores logros en ciencias, derecho, literatura y artes. Los arque¨®logos son profundamente conscientes de la deuda que tenemos con Mesopotamia: el Libro de Job, el "virtuoso sufriente", se transcribi¨® por vez primera en cuneiforme sumerio. No creo que haya que buscar un di¨¢logo entre mi civilizaci¨®n y su civilizaci¨®n; somos "un mundo y cien mil culturas".
Irak tiene el potencial humano para ser un catalizador de la sociedad civil y la reconstrucci¨®n econ¨®mica basadas en la equidad y la justicia en el mundo ¨¢rabe y musulm¨¢n. Ahora que nos enfrentamos a la perspectiva de la guerra, sin duda debemos, en nombre de la Humanidad, aceptar que el mundo de posguerra no ser¨¢ mejor si no es capaz de ganar la paz. Se deber¨ªa devolver a Irak la civilizaci¨®n, y se deber¨ªa devolver la dignidad c¨ªvica a su pueblo capaz. Ello no puede hacerse creando el caos y traumatizando m¨¢s a unos j¨®venes que en el futuro tomar¨¢n las riendas del poder.
El proyecto de reconstrucci¨®n en Irak tendr¨¢ que ser una reconstrucci¨®n no s¨®lo de la infraestructura, sino tambi¨¦n de los corazones y las mentes. Despu¨¦s de a?os de sufrimiento seguidos de guerra en nuestra regi¨®n de Oriente Pr¨®ximo, tiene que haber una reconstrucci¨®n de las actitudes.
La cuesti¨®n que debe estar en el primer plano de la pol¨ªtica es qu¨¦ se puede hacer para garantizar que Irak no se fracture en una "democracia militarizada". Sin duda, la cuesti¨®n pol¨ªtica central para la gente es conseguir la soberan¨ªa para los ciudadanos de Irak respetando su riqueza y diversidad. La pluralidad de Irak -integrada por cristianos, kurdos, turcomanos, sun¨ªes, shi¨ªes- no se ha tenido en cuenta plenamente. Un plan Marshall deber¨ªa incluir un fondo ben¨¦fico musulm¨¢n e internacional que permita a los pobres construir una cultura de paz a trav¨¦s de una cultura de participaci¨®n. Se nos ha dicho que hacerle la guerra a Irak traer¨¢ la estabilidad a Oriente Pr¨®ximo y contribuir¨¢ a un orden mundial m¨¢s pac¨ªfico. Independientemente de la suerte de Sadam, no podemos pasar por alto el hecho de que el mundo continuar¨¢ teniendo frente a s¨ª el problema de qu¨¦ hacer con los sentimientos masivos de exclusi¨®n, con la marginaci¨®n del Otro, y con la guerra privatizada que constituye el terrorismo. Mientras los pol¨ªticos vean su programa en t¨¦rminos exclusivamente materiales, no podr¨¢ haber un verdadero di¨¢logo sobre nuestros valores compartidos ni paz para nadie en este planeta. Pero si realmente estamos hablando de la seguridad humana, ?por qu¨¦ no establecer un c¨®digo regional de conducta sobre las armas de destrucci¨®n masiva en todo el mundo?
Los recientes debates t¨¦cnicos en el Consejo de Seguridad se centraron en la seguridad en sentido material. Los derechos y responsabilidades de su poblaci¨®n aut¨®ctona en el ejercicio de la libertad y la dignidad humana tan s¨®lo incitar¨¢n a m¨¢s violencia y contraviolencia. Sin embargo, el arma de destrucci¨®n masiva que m¨¢s deber¨ªa preocuparnos es la ausencia de un discurso civilizador sobre la reconstrucci¨®n y el desarrollo en la posguerra de nuestros valores humanos compartidos en todo el mundo. Como musulm¨¢n, creo en el haq el hurriya y en el haq el karama, el derecho a la libertad y el derecho a la dignidad humana. Los pol¨ªticos se han desviado del bien p¨²blico hacia consideraciones m¨¢s estrechas de miras. Sin embargo, en palabras de mi amigo Rabbi Magonet citando el Jalel: "Para salir de esta estrechez, apel¨¦ a Dios. Dios me respondi¨® con una visi¨®n m¨¢s amplia. Demos gracias al eterno que es bueno, ya que el amor de Dios es la-olam: para el mundo entero". Por ¨²ltimo, en palabras de Su Santidad el Papa: "Dios no se inmiscuye en los asuntos del hombre; Dios es juez y ¨¢rbitro". Creo que ha llegado la hora en nuestro mundo interconectado de ense?ar no s¨®lo la verdad, sino la virtud y el fin com¨²n para salvar nuestra humanidad compartida.
El pr¨ªncipe El Hassan bin Talal es el moderador de la Conferencia Mundial sobre Religi¨®n y Paz; presidente del Club de Roma y presidente del Foro de Pensamiento ?rabe. Traducci¨®n de News Clips
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