Entre la trascendencia y el desapego
El car¨¢cter decisivo de la cita de Ucrania contrasta con el desinter¨¦s que rodea a la selecci¨®n
La selecci¨®n espa?ola de f¨²tbol, se ponga como se ponga, no tiene tir¨®n. Tampoco al calor de los buenos resultados; de los reconocimientos simb¨®licos que la encumbran estos d¨ªas, seg¨²n el particular criterio de la FIFA, como el segundo mejor equipo nacional del planeta. Espa?a no atrae. Ni siquiera a las puertas del partido m¨¢s importante de su trayecto hacia la fase final del Campeonato de Europa de 2004; ni siquiera en Kiev, el escenario m¨¢s inc¨®modo que tendr¨¢ que pisar para llegar a la gran cita portuguesa; ni siquiera ante Ucrania, el rival que, al menos en teor¨ªa, discutir¨¢ a I?aki S¨¢ez y sus jugadores la primera plaza del Grupo 6.
Est¨¢ Ra¨²l, est¨¢ Baraja, est¨¢ Valer¨®n... Pero el influjo de todos ellos, su popularidad, tan celebrada en otros foros, se desvanece en cuanto se ponen la camiseta roja. Espa?a no vende y ¨¦se es su enemigo verdadero. El desapego de los suyos, el desinter¨¦s que desata a su alrededor. Un problema cr¨®nico y casi, casi, irreversible; un mal al que tan s¨®lo un gran t¨ªtulo puede poner remedio.
Y es ese gran t¨ªtulo, a¨²n a 15 meses de distancia, el que persigue la selecci¨®n tambi¨¦n en su nueva era. Asume su soledad, la nula resonancia de su fiabilidad en las fases previas, y acepta que el ¨²nico camino para tumbar el estado de las cosas es insistir en su costumbre de no fallar en los tr¨¢mites -es decir, hoy, en Kiev- y plantarse en el torneo de Portugal con los sue?os renovados de acabar de una vez con su fatalismo hist¨®rico desde que ganase en Madrid, ante Rusia, la Eurocopa de 1964.
Es R¨¢ul, precisamente el jugador al que S¨¢ez se?ala como el mes¨ªas de la selecci¨®n, como el tipo que alg¨²n d¨ªa lograr¨¢ que Espa?a entre en el coraz¨®n de los aficionados y renueve sus vitrinas, el que con m¨¢s naturalidad interpreta la cita de Kiev, un peaje necesario para alcanzar el gran momento futuro que ya tiene grabado en rojo en su calendario personal: "No s¨¦ si Espa?a seguir¨¢ con entusiasmo e inter¨¦s este partido. Pero nosotros, desde luego, no hacemos otra cosa que pensar en ¨¦l. Es el m¨¢s importante, el que decide mucho de la clasificaci¨®n. Ya habr¨¢ tiempo de que se vuelquen con nosotros".
Para superar el compromiso, al que Espa?a llega con una contundente ventaja en los pron¨®sticos, los chicos de S¨¢ez deben vencer unas cuantas cuestiones con pinta de menores. Principalmente, lo dicho, el desinter¨¦s que desatan a su alrededor y del que corren el riesgo de contagiarse. Se advierte peligrosamente en algunos detalles. Por ejemplo, en el desconocimiento absoluto que tienen de su rival. Ayer por la ma?ana, tan s¨®lo un d¨ªa antes del duelo, nadie sab¨ªa nada. Desde Casillas -"s¨®lo conozco a Shevchenko y Rebrov, le voy a ser sincero", confes¨®- hasta Joaqu¨ªn -"personalmente, s¨®lo a Shevchenko", admiti¨®-.
Al t¨¦cnico no le preocupaba en exceso la falta de informaci¨®n de sus pupilos. "Yo tengo la culpa", reconoci¨®; "todav¨ªa no les he puesto delante los informes que tenemos del adversario. Lo veremos antes de ir al campo porque son cosas que quiero que tengan frescas. C¨®mo defiende, c¨®mo ataca, sus jugadas de estrategia, sus jugadores importantes... Durante la semana hemos tratado de ser nosotros. Nos hemos preocupado por nuestra forma de juego. Ya les veremos a ellos".
Un inconveniente mayor amenaza los planes did¨¢cticos de S¨¢ez, que ha construido todos sus informes sobre un partido de Ucrania, el que gan¨® a Grecia (2-0). Pero, seg¨²n la prensa local, no le servir¨¢ de mucho. S¨¢ez empez¨® a gustarse en su retrato de las caracter¨ªsticas del rival: que si la fortaleza de sus laterales Luzhny y Radchenko, que si la velocidad del extremo Zubov... Pero le bajaron el vacil¨®n al comunicarle que la alineaci¨®n de entonces sufrir¨¢ un vuelco. "Al menos, cuatro o cinco de ellos ya repetir¨¢n, ?no? Al menos, jugar¨¢ Voronin. Aunque, claro, s¨®lo le he visto un partido. Lo mismo no es tan bueno. Pero ante Grecia hizo dos remates buen¨ªsimos", dijo el t¨¦cnico para combatir con humor el contratiempo.
Poco pendiente del rival, en suma, el otro obst¨¢culo de Espa?a son sus bajas, que afectan fundamentalmente al coraz¨®n de su defensa. Sin Helguera, Puyol ni Garc¨ªa Calvo, S¨¢ez debe frenar a Shevchenko, la gran joya contraria, con C¨¦sar, Marchena y Javi Navarro, los dos primeros como titulares. "?Habr¨¢ marcaje al hombre sobre Shev-chenko?", pregunt¨® un periodista de Kiev. Habr¨ªa bastado decir que no, pero S¨¢ez prefiri¨® recurrir al t¨®pico: "Lo del marcaje hombre a hombre es de antes de la guerra". Y, ante la perplejidad del traductor, que no ve¨ªa la conexi¨®n, tuvo que matizar: "De otra guerra anterior, eh; de otra anterior".
De la actual, la que tiene al mundo en vilo, el f¨²tbol espa?ol no dijo un d¨ªa m¨¢s una sola palabra. Bueno, casi. "En Kiev no la estamos notando", declar¨® S¨¢ez.
Ucrania: Shovkovsky; Starostyak, Fedorov, Nesmachny; Dmitrulin; Serebrennikov, Tymoschuk, Husin, Voronin; Shevchenko y Rebrov o Vorobei.
Espa?a: Casillas; Salgado, C¨¦sar, Marchena, Aranzabal; Albelda, Baraja; Etxeberria, Guti, Vicente; y Ra¨²l.
?rbitro: Michael Riley (Reino Unido).
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