Da?os colaterales
Fue el genial don Ram¨®n Mar¨ªa del Valle-Incl¨¢n quien advirti¨® de que los espejos c¨®ncavos del callej¨®n del Gato ofrec¨ªan la ¨²nica posibilidad de hacer comprensible la historia de la Espa?a contempor¨¢nea. ?nicamente por medio de la deformaci¨®n era posible aproximarse al c¨²mulo de comportamientos absurdos de los protagonistas de la escena pol¨ªtica y de este modo el esperpento constitu¨ªa la clave para entender la realidad espa?ola.
Lo sucedido en los dos ¨²ltimos meses confirma dicha apreciaci¨®n. Un l¨ªder pol¨ªtico, nuestro presidente del Gobierno, echa por la borda un considerable capital de credibilidad para impulsar una coalici¨®n internacional en la que luego no va a estar en condiciones de participar (y menos mal), de modo que su gesto, sumado a otros anteriores, sirve s¨®lo para arruinar un trabajo de d¨¦cadas en cuanto al establecimiento de buenas relaciones con el resto de Europa, con el mundo ¨¢rabe y con Latinoam¨¦rica, todo ello basado sobre una imagen de autonom¨ªa y de prudencia obligada por la precariedad de los propios recursos militares. Convertido en lo que las viejas televisiones calificaban de "reina por un d¨ªa", Aznar alcanz¨® su momento de gloria en la reuni¨®n a tres de las Azores, premio de su anterior actuaci¨®n como alfil que destroza un posible enroque frente a la contienda de la Uni¨®n Europea, s¨®lo para descubrir a continuaci¨®n que su falta de aportaci¨®n militar le alejaba de inmediato de toda intervenci¨®n pol¨ªtica en el campo "aliado" y que en cambio su importante contribuci¨®n al desencadenamiento de la guerra le convert¨ªa en blanco justificado en todas las cr¨ªticas en una Espa?a contraria a la intervenci¨®n. Aznar hab¨ªa apostado err¨®neamente por una aceptaci¨®n final de la guerra por parte de Francia y de Alemania, que har¨ªa de ¨¦l adelantado del "v¨ªnculo atl¨¢ntico", y por la pasividad que pareci¨® mostrar la opini¨®n p¨²blica espa?ola hasta que son¨® el despertador de los premios Goya. Luego, acosado por una opini¨®n adversa, Aznar pens¨® que lo mejor era huir hacia adelante, en espera de una guerra breve que le diera la raz¨®n, y tambi¨¦n aqu¨ª fracas¨®. Le cabe s¨®lo aceptar el vuelco previsible en las urnas, con grav¨ªsimas consecuencias para la defensa del orden constitucional en Euskadi, m¨¢s all¨¢ del retroceso del PP, y tambi¨¦n para Catalu?a. Es el fruto de equivocaciones en cadena, que no encuentran precisamente en el estilo oratorio de Aznar, cargado de prepotencia, la mejor de las soluciones.
Entra en juego a partir de ese momento un efecto domin¨®, tanto en la pol¨ªtica exterior como en la interna, si bien a la hora de sacar consecuencias ambas se encuentran estrechamente relacionadas. La crisis inducida en la Uni¨®n Europea, con la consiguiente dosis de enemistad hacia Aznar del eje Par¨ªs-Bonn, ser¨¢ un obst¨¢culo para que desde Europa surja una declaraci¨®n inequ¨ªvoca capaz de frenar la marcha del Gobierno vasco hacia la autodeterminaci¨®n. No hablemos de los efectos que podr¨ªan derivarse de todo eventual intento de dar continuidad a ese papel de transmisor de las intenciones y de los intereses norteamericanos hacia el interior de la Uni¨®n. Fuera del rancho tejano, el nombre de Aznar (y por su culpa el de Espa?a) va a ser asociado con desconfianza, tanto en Latinoam¨¦rica como en el mundo ¨¢rabe. Tiene escasa gracia que los Hermanos Musulmanes egipcios proclamen un eje del mal Estados Unidos-Inglaterra-Espa?a, sobre todo por lo que tiene de designaci¨®n de nuestro pa¨ªs como blanco privilegiado de posibles ataques del terrorismo isl¨¢mico.
El c¨ªrculo se cierra en la pol¨ªtica interior, y tal vez lo menos importante sea el desgaste del PP. Ellos se lo han ganado y la ense?anza ser¨¢ ¨²til de cara de una recuperaci¨®n que solamente puede tener como base el regreso a la pol¨ªtica de centro-derecha practicada con tanto ¨¦xito en su primera legislatura de Gobierno. La opini¨®n no les ha seguido en su giro hacia el autoritarismo, que hasta cierto punto, en el curso de la crisis, afect¨® al PSOE, cuya oposici¨®n ponderada ha sido vista como signo de debilidad. Zapatero podr¨¢ vencer, pero por hundimiento de sus adversarios. En cambio sale del parque jur¨¢sico la IU de Llamazares, convertido en vocero radical del malestar y en inquilino de todas las pancartas. La penosa actuaci¨®n de su hijuela vasca al servicio de Ibarretxe quedar¨¢ olvidada. Y last but not least, las banderas republicanas en las manifestaciones recuerdan que el barro de la pol¨ªtica gubernamental ha alcanzado injustificadamente a la Corona. Es dif¨ªcil pagar m¨¢s precio pol¨ªtico por menores resultados.
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