Cinco nigerianos controlan desde T¨¢nger el tr¨¢fico de subsaharianos en el Estrecho
Los 'pasadores' cobran 1.200 d¨®lares por ir a la Pen¨ªnsula y 1.500 por entrar en Ceuta
Cinco nigerianos instalados en un hotel del centro de T¨¢nger controlan el 90% de la inmigraci¨®n de subsaharianos que llega en lanchas tipo zodiac a las costas de Andaluc¨ªa. Adem¨¢s, la organizaci¨®n colabora con redes marroqu¨ªes para introducir en Ceuta a personas indocumentadas procedentes del ?frica negra. El Ministerio del Interior conoce la identidad de estos individuos desde hace mes y medio. Fuentes del Ejecutivo declinaron precisar si han comunicado la informaci¨®n al Gobierno de Rabat. El pase a la Pen¨ªnsula cuesta 1.200 d¨®lares y a Ceuta, 1.500.
A primera hora de la ma?ana del pasado 24 de febrero, los polic¨ªas que se encontraban de servicio en la frontera del Tarajal, que separa Ceuta de Marruecos, dieron el alto a un Renault 25 de color verde metalizado que se dirig¨ªa hacia Espa?a. Los agentes ya hab¨ªan sido alertados de que el veh¨ªculo, que era conducido por un ciudadano marroqu¨ª, transportaba inmigrantes irregulares. Lo inspeccionaron a fondo, pero lo ¨²nico que hallaron fue un habit¨¢culo disimulado entre el asiento trasero y el maletero. Estaba vac¨ªo.
Hora y media m¨¢s tarde, el coche apareci¨® otra vez en el puesto fronterizo. Hab¨ªa entrado en Ceuta, vuelto a Marruecos e intentaba pasar de nuevo a la ciudad aut¨®noma. Debi¨® pensar que, como ya lo hab¨ªamos registrado, no ¨ªbamos a volver a hacerlo", comenta un polic¨ªa.
En esta ocasi¨®n, la inspecci¨®n s¨ª dio resultado. En el hueco que los agentes hab¨ªan descubierto en el primer examen viajaba ahora acurrucado un subsahariano sin papeles. El marroqu¨ª fue detenido e interrogado. Su testimonio, cruzado con los datos obtenidos previamente por los agentes especializados de la Comisar¨ªa de Ceuta en otras operaciones, permiti¨® confirmar las identidades de los cinco nigerianos que dirigen desde T¨¢nger el tr¨¢fico ilegal hacia Espa?a de ciudadanos naturales del ?frica negra.
Los nigerianos cobran 1.200 d¨®lares (aproximadamente la misma cantidad en euros) a cada individuo que pasan a la Pen¨ªnsula, seg¨²n han asegurado fuentes policiales. A los que la traves¨ªa del Estrecho en una fr¨¢gil embarcaci¨®n les atemoriza y prefieren intentar su aventura europea a trav¨¦s de Ceuta, les cobran 1.500 d¨®lares por introducirlos en la ciudad aut¨®noma.
Las v¨ªas de acceso a Ceuta son fundamentalmente tres. Algunos subsaharianos son pasados en el interior de autom¨®viles por la frontera del Tarajal. Otros, vestidos con trajes de neopreno, tumbados en colchonetas y propulsados por un nadador marroqu¨ª equipado con aletas, intentan alcanzar las playas cercanas al puesto de Benz¨², que est¨¢ vigilado por la Guardia Civil. Adem¨¢s, grupos numerosos son conducidos a trav¨¦s de las alcantarillas (en realidad, colectores de unos 60 cent¨ªmetros de di¨¢metro) que desaguan en el arroyo de la Bomba, que marca la frontera natural entre Espa?a y Marruecos.
Esos colectores, de unos 60 cent¨ªmetros de di¨¢metro, pasan bajo los 25 metros de ancho que tiene el doble per¨ªmetro vallado, ocultos a la vista de los guardias apostados en las torretas, a los numerosos visores y las sofisticadas c¨¢maras t¨¦rmicas, y alcanzan la carretera de circunvalaci¨®n de la ciudad. Por esos conductos se deslizaron hasta el interior de Ceuta, en una sola expedici¨®n, 45 inmigrantes irregulares el pasado diciembre.
Las posibilidades de acceso a trav¨¦s de la costa y de las alcantarillas de Benz¨² han atra¨ªdo a numerosos subsaharianos hasta las cercan¨ªas del pueblo de Beliones, situado al lado marroqu¨ª del paso fronterizo. Hasta finales de a?o hab¨ªa en esa localidad un campamento de gente de color que esperaba su turno para entrar en la ciudad.
Hace pocos meses, coincidiendo con la normalizaci¨®n de las relaciones diplom¨¢ticas entre Madrid y Rabat y el aumento de la tensi¨®n internacional por el conflicto de Irak, la gendarmer¨ªa real marroqu¨ª disolvi¨® el poblado. Pero los cinco nigerianos de T¨¢nger contin¨²an reclutando clientes, a la espera de que se normalice la situaci¨®n.
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