Los sindicatos convocan hoy en Francia una jornada de huelga por la reforma de las pensiones
Se espera un d¨ªa negro en los aeropuertos y transportes p¨²blicos, as¨ª como cierres de colegios
Francia se prepara a vivir hoy una jornada negra en los transportes p¨²blicos, el cierre de centros de ense?anza y la celebraci¨®n de m¨¢s de un centenar de manifestaciones contra la reforma de las pensiones intentada por el Gobierno de Jean-Pierre Raffarin. No habr¨¢ trenes, autobuses ni metro y en los aeropuertos se han anulado 8 de cada 10 vuelos. Los preparativos sindicales son los m¨¢s importantes que se preparan desde los de diciembre de 1995, que a la postre dieron al traste con el Gobierno conservador de Alain Jupp¨¦. El actual primer ministro, de verbo m¨¢s moderado que aqu¨¦l, ha escogido este momento para anunciar tambi¨¦n la reducci¨®n del n¨²mero de funcionarios y la congelaci¨®n del gasto p¨²blico en el presupuesto de 2004.
En un ambiente de escaso crecimiento econ¨®mico (apenas se rebasar¨¢ este a?o el 1%), el Ejecutivo acepta la prueba de fuerza con los sindicatos del sector p¨²blico (cinco millones de personas en total), a cuyos trabajadores se les pide que trabajen 2,5 a?os m¨¢s para equipararse con el sector privado a la hora de jubilarse. A su vez, el ministro de Presupuestos, Alain Lambert, confirma la voluntad de no sustituir a uno de cada dos funcionarios que se jubilen, lo cual implica unos 30.000 menos en 2004. La media de retiros previstos para un decenio es de 64.000 al a?o.
Los sindicatos han preparado m¨¢s de un centenar de manifestaciones, cuya estrella ser¨¢ la de Par¨ªs, que tiene previsto un recorrido largu¨ªsimo a lo largo de todo el d¨ªa. Los ciudadanos se han preparado para vivir una jornada sin metro (habr¨¢ 1 de cada 10), sin autobuses (huelgas convocadas en 70 ciudades) y sin trenes, sector donde la huelga empez¨® anoche y se prolongar¨¢, en parte, hasta ma?ana, aunque existir¨¢n servicios m¨ªnimos. En los aeropuertos han sido anulados 8 de cada 10 vuelos. Se espera un reparto del correo muy irregular y el uso gratuito de las autopistas (por huelga de los cobradores de peajes); tampoco saldr¨¢n los peri¨®dicos y se cuenta con posibles ca¨ªdas en el servicio de la electricidad.
Jean-Pierre Raffarin reconoce el derecho a expresarse, pero a?ade: "No se gobierna desde la calle". Dos sondeos publicados ayer muestran que las reivindicaciones sindicales cuentan con el respaldo de 6 de cada 10 ciudadanos. Raffarin fuerza la m¨¢quina para saber si el pa¨ªs est¨¢ "maduro para la reforma", en expresi¨®n de una fuente gubernamental, confiado en convencer a la mayor¨ªa social de que no hay alternativa a sus proyectos (v¨¦ase gr¨¢fico).
Todos los sindicatos apoyan la protesta contra la reforma de las pensiones, lo mismo que las fuerzas pol¨ªticas de izquierda. El primer secretario del Partido Socialista, Fran?ois Hollande, a punto de ser reelegido en el congreso previsto para el final de semana, ha optado por participar discretamente en la manifestaci¨®n de la peque?a ciudad de Tulle, de la que es alcalde, en lugar de tratar de capitalizar la gran manifestaci¨®n de Par¨ªs.
La movilizaci¨®n se espera muy fuerte en el sector p¨²blico y mucho m¨¢s dudosa en el privado. Aunque todos tengan en el horizonte la obligaci¨®n de cotizar 42 a?os para jubilarse con pensiones plenas -cuyo nivel a¨²n se desconoce-, los m¨¢s afectados a corto plazo son los funcionarios, obligados a cotizar m¨¢s de inmediato (de 37,5 anualidades a 40, en cuatro a?os) antes de unirse al proceso general que conduzca a todos hasta los 42 a?os de contribuci¨®n para obtener pensiones sin penalizaci¨®n.
Responsables gubernamentales barajan la idea de convocar un refer¨¦ndum nacional sobre las pensiones, como instrumento posible para romper la contestaci¨®n sindical en caso de que ¨¦sta se revele verdaderamente fuerte.
El Gobierno ha intentado aminorar la respuesta descartando la reforma de los reg¨ªmenes especiales que afectan a grandes empresas estatales, como la el¨¦ctrica EDF y la ferroviaria SNCF. Pero sus sindicatos llaman igualmente a la protesta porque temen que derechos especiales, como el de jubilarse a los 55 a?os de edad o la seguridad en el empleo, tengan los d¨ªas contados si el Gobierno sale airoso de la prueba de fuerza. Los empresarios privados observan con prevenci¨®n el intento gubernamental de penalizar las prejubilaciones y de aplazar cinco a?os (desde los 60 actuales hasta los 65) la edad en que la empresa puede exigir la jubilaci¨®n del trabajador que insiste en mantenerse en activo m¨¢s all¨¢ del m¨ªnimo legal para marcharse.
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