Leyenda viva del 'castrato'

Es apasionante hoy todav¨ªa la historia de los castrati napolitanos. Recientemente, Maurice B¨¦jart ha estrenado una pieza basada tambi¨¦n en Farinelli con el contratenor griego Aris Christofelis cantando en vivo, y la norteamericana Karol Armitage en su Casanova de Tur¨ªn tambi¨¦n us¨® de la voz ang¨¦lica como soporte cor¨¦utico. Ya antes la solvente sensibilidad de la core¨®grafa romana Anna Cuocolo (en Madrid vimos hace tres a?os su trabajo sobre Anna Pavlova) hab¨ªa tocado este tema y creado una velada exquisita y rara inspirada en el mismo personaje, que tuvo un papel importante en la cultura teatral espa?ola del siglo XVIII. Farinelli (nacido Carlo Broschi, 1705-1782) fue mucho m¨¢s que un cantante de ¨¦xito, y la est¨¦tica del rococ¨® lo elev¨® a los altares del mito. Luego, un rey espa?ol despechado le arrincon¨® y de aquel desprecio no se repuso. Pero ya para entonces Farinelli estaba m¨¢s cerca de los dioses que de los hombres, y eso es lo que expresa con buen gusto y tino esc¨¦nico Anna Cuoculo en su obra.

Ac¨²stica

La bailarina de La Scala milanesa Stefania Ballone puso el acento del ballo naciente neocl¨¢sico (hizo pensar, en la distancia, en una et¨¦rea Mar¨ªa Medina, eternizada en las poses de Canova), y la sala prest¨® su exacta ac¨²stica al sopranista Angelo Manzotti, de hermoso timbre y que remat¨® su oferta con un magistral Lascia che io pianga de Haendel. Tambi¨¦n estuvieron muy en estilo la soprano Tiziana Galdieri, la mezzo Tiziana Nauaui (su d¨²o lleno de medias voces) y la tesitura natural de Tiziana d'Angelo cantando antiguas canciones napolitanas, acompa?ados sensiblemente por el clavic¨¦nvalo de Cipriana Smarandescu (con un instrumento nuevo hecho este mismo a?o por Rafael Mariju¨¢n) y el violonchelista conquense Luis Felipe Serrano, quien tambi¨¦n entr¨® con sutil imbricaci¨®n y equilibrio en la sonoridad del setecientos. El espect¨¢culo qued¨® algo deslucido por el absurdo trasiego de fot¨®grafos con flashes, c¨¢maras de v¨ªdeo y rumores. Tampoco faltaron a la cita los tel¨¦fonos m¨®viles.