?Qu¨¦ tipo de capitalismo quiere usted?
La mal llamada econom¨ªa de mercado carece hoy de detractores; a cambio cuenta con cr¨ªticos que despliegan diversos grados de amabilidad en sus an¨¢lisis, siempre eso s¨ª en el marco general de una aceptaci¨®n generosa de los postulados. Adair Turner, vicepresidente de Merrill Lynch y profesor visitante de la London School of Economics, pertenece al grupo de quienes sostienen tanto la conveniencia como la inevitabilidad del capitalismo, aunque matizado, controlado o encauzado por la acci¨®n no tanto del Estado -aunque tambi¨¦n- como de las fuerzas pol¨ªticas de la tambi¨¦n mal llamada sociedad civil, esa distribuci¨®n funcional de la sociedad que organiz¨® Gramsci a efectos pedag¨®gicos que los medios hostiles al Estado han convertido en fundamental.
Capital justo. La econom¨ªa liberal
Adair Turner
Editorial Tusquets
ISBN 84-8310-883-6
Turner parte de la idea de que el capitalismo, basado en el respeto a la ley y a la propiedad, es el sistema econ¨®mico m¨¢s eficaz. Desde el momento en que esa afirmaci¨®n queda clara, el autor se dedica a introducir matices. Algunos hist¨®ricos, como la formaci¨®n de los Estados del bienestar en Europa, otros econ¨®micos, y una gran parte de car¨¢cter ideol¨®gico. Las matizaciones convierten la afirmaci¨®n inicial en una suerte de tercera o cuarta v¨ªa de acceso al capitalismo.
Uno de los puntos centrales del libro es el correctivo a quienes han magnificado la globalizaci¨®n. El texto recuerda que las decisiones econ¨®micas importantes siguen en manos de los Estados-naci¨®n y que la unificaci¨®n financiera afecta todav¨ªa a una parte muy peque?a de la poblaci¨®n mundial.
"El capitalismo puro y duro no es suficiente", asegura Turner. Incluso avanza que el fundamentalismo simplista del mercado -muy atractivo, porque ofrece certezas absolutas- "puede ser tan peligroso para el liberalismo sensato de mercado como lo fue el marxismo". As¨ª que el autor no se toma a broma la visceralidad neoliberal. El modelo que se propone es el de mercados econ¨®micos m¨¢s libres moderados con el modelo social europeo. El capitalismo tiene que ser moderado por el Estado, por el proceso pol¨ªtico. Es m¨¢s, se insiste en las bondades de la gesti¨®n de la demanda al modo keynesiano como el m¨¦todo m¨¢s adecuado en t¨¦rminos generales para moderar esos excesos del capitalismo puro y duro.
Por una parte, Turner no escatima an¨¢lisis de fondo sobre los problemas de fondo del capitalismo, esos que pueden ser corregidos por la "acci¨®n pol¨ªtica" y del Estado. Menciona, por ejemplo, la falacia de que la prosperidad nos har¨¢ ricos a todos -o, por lo menos, para decirlo con propiedad- es la condici¨®n inicial para que todos lleguemos a ser ricos, cuando la realidad desmonta semejante hip¨®tesis, que act¨²a como zanahoria. Pero describe otras m¨¢s interesantes, de car¨¢cter instrumental pero de gran actualidad: las econom¨ªas de mercado carecen de mecanismos naturales para asegurar una r¨¢pida recuperaci¨®n tras la deflaci¨®n de demanda general. Justo lo que los te¨®ricos de la cat¨¢strofe permanente sostienen que est¨¢ a punto de suceder en EE UU o Alemania.
Pero, a pesar de este equilibrio que debe construirse, seg¨²n Turner, entre mercado y modelo social y acci¨®n pol¨ªtica, el autor critica de pasada a los movimientos antiglobalizaci¨®n. En su opini¨®n, los manifestantes de Seattle y Praga "est¨¢n sencillamente equivocados". ?No formaba la acci¨®n pol¨ªtica parte decisiva de la correcci¨®n del mercado?
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