A cara de perro
Tienen suerte, desde mi punto de vista, quienes estos d¨ªas s¨®lo est¨¢n pendientes de las elecciones del Bar?a y eso les entretiene. Los candidatos a presidente del club parecen gente pasional y obsesiva, que es lo que hay que esperar de unos tipos cuya meta en la vida es organizar a otros tipos que corren detr¨¢s de una pelotita sin alcanzarla m¨¢s que ocasionalmente. Aun con estas caracter¨ªsticas, los candidatos son, para lo que se lleva, gente asombrosamente bien educada y empe?ada en causar buena impresi¨®n, cosa que, como se sabe, no depende s¨®lo de ese empe?o, sino de din¨¢micas misteriosas. Esos candidatos, discuten y compiten de un modo que, a la vista de lo que hay, resulta de colegio de monjas.
?Han visto ese cartel de una pel¨ªcula llamada Ejecutivo agresivo? Est¨¢ en todas las calles de Barcelona, en los autobuses y en las estaciones del metro. El cartel consiste en dos primeros planos de perfiles masculinos -uno de ellos parece ser Jack Nicholson: lo que hay que hacer para ganarse la vida- enfrentados como si uno fuera a comerse al otro. En realidad, lo que promete ese cartel es una sesi¨®n completa de canibalismo de oficina, es decir, lucha, tensi¨®n, zancadillas, mentiras, insultos, portazos, desplantes; en fin: un encarnizado zafarrancho dedicado a convertir al otro en un mont¨®n de residuos destinados al cubo de la basura m¨¢s pr¨®ximo. ?Porno duro?
He consultado con gente que trabaja en oficinas y encuentran que ese cartel no es un s¨ªmbolo de horror y pesadilla, sino algo divertid¨ªsimo que expresa lo que, por lo visto, para ellos es la vida misma. Claro, me he dicho, por esa raz¨®n esta pel¨ªcula se anuncia de esta forma: el enfrentamiento, hasta el m¨¢s violento, les parece una inocente broma. ?Cu¨¢ntos oficinistas hay en el mundo?, ?cu¨¢ntos saben perfectamente que uno de los riesgos que se corren en cualquier oficina es el de ser devorado por el jefe o por el compa?ero convertido en rival?, ?cu¨¢ntos, pues, podr¨¢n identificarse con esa imagen de horror como si fuera una broma? A lo mejor son legi¨®n.
?La vida es dura, amigos! En las oficinas m¨¢s anodinas puede haber problemas serios de armas de destrucci¨®n masiva o de canibalismo, que es una forma dr¨¢stica de destrucci¨®n individual. Y los oficinistas, cuando se levantan cada ma?ana, puede que salgan de casa mentalizados como si fueran a la guerra. Quiz¨¢, en mi ignorancia de este tipo de usos, mezclo a oficinistas con ejecutivos. Es muy posible que confunda lo que todo el mundo da por supuesto en los ejecutivos -?qui¨¦n imagina a un ejecutivo, de los que salen en los anuncios de las escuelas de masters, como alguien no dispuesto a cualquier cosa para lograr beneficios?- con lo que en alg¨²n momento de la historia fue la vida pl¨¢cida de un oficinista. Pero me temo que ahora mismo unos y otros, ejecutivos y oficinistas, son ya verdaderos ej¨¦rcitos de soldados en guerra. En guerra econ¨®mica, conced¨¢moslo. Pero ?no es lo de Irak y lo de la globalizaci¨®n una guerra econ¨®mica? La Tercera Guerra Mundial, la llam¨® Daniel Bell.
Cae en mis manos un excelente art¨ªculo de Naomi Klein -?recuerdan No logo?-, una autora por la que no siento debilidad alguna. En este art¨ªculo, escrito, al parecer, desde Bagdad, se describe el Irak de la reconstrucci¨®n que dirige el se?or Bremer -el hombre de Bush- como "un pa¨ªs sometido a fulminantes ajustes estructurales prescritos por Washington". Se cuenta que el se?or Bremer ha despedido a todo el ej¨¦rcito iraqu¨ª y a otra mucha gente: no menos de 400.000 personas. Ha purgado a incontables miembros del partido Baas. Dice Klein que "la reconstrucci¨®n es el disfraz de la privatizaci¨®n a cargo de empresas norteamericanas". De ah¨ª esa reducci¨®n de plantilla dr¨¢stica. Reputado ejecutivo, Bremer quiz¨¢ transforma a Irak en una gran oficina para negocios. A cara de perro.
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