Inform¨¢tica para j¨®venes desempleados

Desempleados, con pocos recursos, y, en la mayor¨ªa de los casos, sin conocimientos previos de inform¨¢tica. ?se es el perfil de los cerca de 114 j¨®venes de entre 18 y 30 a?os que han pasado desde el a?o 2000 por el centro de estudios que la Fundaci¨®n Tomillo tiene en el barrio de Orcasur, en el sur de Madrid, una antigua zona de chabolas.

Cuenta Luis Mar¨ªa L¨®pez-Aranguren, el director de estudios de la Fundaci¨®n Tomillo, que al empezar esta iniciativa muchos no la ve¨ªan con buenos ojos. "M¨¢s bien era motivo de burla porque la gente no cre¨ªa que en una zona como ¨¦sta tuvi¨¦ramos acogida", afirma. Pero la idea se fue fortaleciendo con el paso del tiempo y hoy ya cumple tres a?os. El balance de los cursos es el siguiente: el 94% de los alumnos ha aprobado, el 66% se ha incorporado al mercado laboral, el 14% ha continuado su formaci¨®n y un 20% m¨¢s est¨¢ a la b¨²squeda de un trabajo relacionado con el sector.

El 66% de los alumnos se ha incorporado al mercado laboral y un 20% busca un trabajo en el sector. S¨®lo el 14% sigue estudiando

La posibilidad de encontrar un empleo fue lo que motiv¨® a Enrique Escobar, un joven de 22 a?os residente en el barrio, a probar suerte en estos cursos. "Yo tengo varios amigos que han pasado por aqu¨ª y les ha ido muy bien. Conf¨ªo en que en mi caso sea igual", se?ala. Lourdes Garc¨ªa, otra estudiante, reconoce que si bien el sector no se halla en su mejor momento, las grandes empresas siempre necesitan administradores de sistemas, y ¨¦sa es la principal formaci¨®n que reciben los alumnos de la Fundaci¨®n Tomillo. Estos ciclos cuentan con el respaldo de la Fundaci¨®n Alfonso Mart¨ªn Escudero, Microsoft y la Comunidad de Madrid.

Lo m¨¢s dif¨ªcil son las largas horas de estudio, explican los alumnos. Todo ello sumado a la necesidad de aprender ingl¨¦s t¨¦cnico. "De momento la gente est¨¢ contenta y bien colocada", se?ala Lourdes.

El curso de inform¨¢tica de la Fundaci¨®n Tomillo es una experiencia piloto que surgi¨® de otra iniciativa similar irlandesa. Aquella experiencia, dice Luis Mar¨ªa L¨®pez-Aranguren, les dej¨® "impactados", y por ello quisieron aplicarla en Espa?a. De momento s¨®lo han probado en Madrid, si bien la idea es extenderla al resto del pa¨ªs. Ya se negocia su implantaci¨®n en el Pa¨ªs Vasco, Catalu?a y Castilla-La Mancha. Los cursos son gratuitos y duran entre 4 y 9 meses. Cada clase, que comienza en marzo, tiene 17 alumnos.

La mayor dificultad de los ciclos de este tipo en zonas tradicionalmente marginales, seg¨²n L¨®pez-Aranguren es "romper las barreras ideol¨®gicas de los j¨®venes". En la mayor¨ªa de los casos, explica el director de estudios de la Fundaci¨®n Tomillo, se trata de chavales que han abandonado sus estudios. "Y en el camino se quedan en la cuneta". La clave est¨¢, dice L¨®pez-Aranguren, en "creerse que son capaces" porque muchos provienen de fracasos escolares y de una especie de bloqueo emocional que les impide asumir una nueva oportunidad. "La gran pelea es demostrarles que pueden aprovechar la formaci¨®n que reciben", asegura.

La principal ventaja, seg¨²n la fundaci¨®n, es que los j¨®venes empiezan como auxiliares de redes y de mantenimiento inform¨¢tico y luego pueden acabar como t¨¦cnicos medios y altos. Estas ¨¢reas ofrecen m¨¢s oportunidades. Quienes suelen utilizar estos servicios son las empresas inform¨¢ticas, de telecomunicaciones, consultor¨ªa, banca, seguridad, transporte y seguros, entre otros.