Lo que todo el mundo sabe
A lo largo de los ¨²ltimos d¨ªas, los socialistas hemos sufrido una traici¨®n y hemos tenido que afrontar un asalto a la democracia de tan serias proporciones como carente de precedentes. Hemos pedido disculpas por lo primero. Pero estamos obligados a reaccionar en¨¦rgicamente contra lo segundo: este golpe antidemocr¨¢tico tiene como objetivo la conculcaci¨®n del derecho de participaci¨®n pol¨ªtica de todos los ciudadanos: de los que nos han votado y de los que no nos han votado. Vamos a dar la batalla para que su voluntad plasmada en las urnas el 25-M no sea hurtada por el comportamiento inaceptable de unos pocos desvergonzados. Los valores que defendemos tienen que ver, por eso, con la dignidad del voto y la limpieza del juego democr¨¢tico. Pero tambi¨¦n con evitar la subordinaci¨®n de la pol¨ªtica a intereses econ¨®micos.
Llevamos a?os denunciando que el precio de la vivienda es prohibitivo para una entera generaci¨®n de espa?oles, especialmente en Madrid. Todo el mundo sab¨ªa que una pol¨ªtica crucial de nuestro programa de gobierno en la CAM iba a ser abaratar el precio de la vivienda y poner coto a la especulaci¨®n. ?sa es la raz¨®n exacta por la que ciertas tramas inmobiliarias de envergadura se han movilizado hasta poner en jaque las reglas del juego democr¨¢tico: se ha tratado de impedir que a un Gobierno de la derecha que les favorece le suceda un Gobierno de izquierda que les imponga un freno. Quieren perjudicar el inter¨¦s general del abaratamiento del suelo para favorecer las expectativas de beneficios de unos pocos, estrechamente relacionados con el mantenimiento artificialmente inflado del precio final de la vivienda. Es para conseguirlo que quieren que siga, sin m¨¢s, gobernando la derecha. Esto es grav¨ªsimo. Hay que interrogarse por qu¨¦ y qu¨¦ podemos hacer para parar este golpe y restablecer la decencia.
Innegablemente, tenemos nuestra cota de responsabilidad en lo ocurrido. Los socialistas hemos pedido reiteradamente disculpas a la ciudadan¨ªa por la inclusi¨®n de dos corruptos que han traicionado sin escr¨²pulos al PSOE y a todo lo que representa: va a ser duro superar la sensaci¨®n de bochorno que sucedi¨® al asombro y la perplejidad sincera que se reflejaba en la expresi¨®n de Rafael Simancas al conocer la felon¨ªa. Dos diputados socialistas mantienen una estrecha relaci¨®n con dos constructores militantes del PP con causas penales abiertas y con expectativas de beneficios millonarios si sigue gobernando la derecha. El d¨ªa de la fechor¨ªa, estos constructores se van a ver al secretario general del PP de Madrid a la calle de G¨¦nova y mantienen una entrevista con ¨¦l por el espacio de dos horas y media. A lo largo del esc¨¢ndalo, hemos o¨ªdo el argumento de que "todo el mundo sabe" que hay tramas de corrupci¨®n que tocan a los partidos, y redes inmobiliarias que contaminan la pol¨ªtica para intentar arrodillarla. ?Alguien puede sostener que esto lo sabe todo el mundo? No. No todo el mundo sabe "lo que todo el mundo sabe". Cientos de miles de socialistas ni lo damos por hecho ni lo aceptamos. Y a?ado: quienes se jactan de saberlo no deber¨ªan practicar un doble rasero infamante, exigir depuraciones y cazas de brujas al PSOE, incluso cuando ¨¦ste resulta v¨ªctima de la corrupci¨®n, sin que se plantee esa exigencia en todos los espacios p¨²blicos, cualquiera que sea su gobierno o el partido que est¨¦ al frente. No es aceptable que, en conversaciones privadas entre los iniciados, se asuma con naturalidad que muchas instituciones acojan tramas de corrupci¨®n escalofriantes opacadas al debate p¨²blico, focalizando siempre los eslabones m¨¢s cutres de la cadena, pero obviando las redes que blindan tales manejos mafiosos.
Que todo esto siga siendo as¨ª, sin que despierte una reacci¨®n contundente de la ciudadan¨ªa, no tiene otra explicaci¨®n que la constataci¨®n de un triste hecho: no es totalmente cierto que "los ciudadanos no perdonan la corrupci¨®n". Lo que s¨ª sabemos los socialistas es que nuestro electorado no la perdona, y estamos orgullosos de ello. Pero resulta dif¨ªcil sostener que, a la luz de la experiencia, todo el electorado condene con la misma energ¨ªa los comportamientos corruptos. El GIL ha ganado elecciones encaramado en impresionantes tramas de corrupci¨®n. Esc¨¢ndalos grav¨ªsimos perpetrados bajo gobiernos del PP o partidos nacionalistas no han derivado en asunci¨®n de responsabilidad ni han tenido, en apariencia, coste electoral respecto del concreto segmento de nuestra sociedad que transige esas conductas, se beneficia de ellas o es simplemente su c¨®mplice. Pongamos que hablamos de Madrid... O por ejemplo, de Canarias, en donde Dimas Mart¨ªn, corrupto multirreincidente, condenado por cohecho por el Tribunal Supremo, se calza el 25-M el Cabildo de Lanzarote y pacta decisivamente con CC y con el PP en Canarias y en Madrid. Seamos serios: esto no es "inexplicable". Es una dolorosa expresi¨®n -pero s¨®lo una m¨¢s- de cu¨¢ntas voluntades se pueden comprar cuando se ejerce el poder en estrecha connivencia con tramas empresariales que mueven miles de millones urbanizando playas o montes; o de c¨®mo se puede silenciar lo que no se quiere que se sepa al tiempo que se airean las mentiras que a esas tramas interesan. Esto sacude los cimientos de la igualdad ante la ley y del Estado de derecho, erosionando sin escr¨²pulos el m¨¢s precioso fundamento de una sociedad democr¨¢tica: la conciencia moral y c¨ªvica de la ciudadan¨ªa.
Una amenaza tan siniestra -tristemente, tan real- es lo bastante seria como para abordar una reflexi¨®n de alcance. Necesitamos compromisos de firmeza democr¨¢tica que cierren todas las puertas a la compra de voluntades o, a¨²n peor, de cargos p¨²blicos, reedici¨®n inaceptable de la simon¨ªa de prelaturas de la Edad Media. Incluso si fuera verdad que no se puede revocar el acta del tr¨¢nsfuga o traidor -algo que muchos discutimos-, siempre ser¨¢ posible un pacto pol¨ªtico y ¨¦tico que garantice la limpieza de nuestras reglas de juego para evitar que los felones se salgan con la suya. Para que ning¨²n atropello ni inter¨¦s particular pueda socavar, como se hace, el prestigio de las instituciones representativas y los derechos de participaci¨®n de la ciudadan¨ªa. De todos hay que exigir las mismas actitudes de firmeza democr¨¢tica que imposibiliten que poderes econ¨®micos opacos puedan torcer la voluntad de las urnas.
Al PSOE le corresponde liderar la salida de esta crisis. Pero ¨¦sta no s¨®lo afecta a nuestro partido, sino a todo el sistema democr¨¢tico. Es exigible al PP y al resto de los partidos un compromiso de igual fuerza a la hora de impedir la subordinaci¨®n de la pol¨ªtica a intereses espurios y a tramas de dinero negro. A todos nos concierne evitar gobiernos sustentados en alt¨ªsimas cuotas de influencia en medios de comunicaci¨®n, una descomunal propaganda y una desmedida financiaci¨®n ilegal para las campa?as electorales, frente a los que resulta cada vez m¨¢s inviable la alternancia democr¨¢tica y cada vez m¨¢s impune abortar aquellos cambios pol¨ªticos que comporten amenazas para intereses bastardos que nada tienen que ver con el inter¨¦s general. A esto, a evitar la berlusconizaci¨®n de la democracia espa?ola, es a lo que nos convoca un compromiso urgente de calidad democr¨¢tica entre los partidos y la sociedad espa?ola, que frene la degradaci¨®n y el debilitamiento de la confianza c¨ªvica de la ciudadan¨ªa activa en la dignidad de lo p¨²blico.
Juan Fernando L¨®pez Aguilar es secretario de Libertades P¨²blicas y Desarrollo Auton¨®mico de la Comisi¨®n Ejecutiva Federal del PSOE.
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