"Lula es la met¨¢fora maravillosa del mejor epicure¨ªsmo"
![Jes¨²s Ruiz Mantilla](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F6a8979ac-e7b3-4e49-a28d-8ef780472c20.jpg?auth=adca90b9344430353a3efa521c6f05b31de12fb2c013241bb04b919b8e0a8605&width=100&height=100&smart=true)
Salen rayos y truenos por esa boca de sabio tranquilo. Es s¨ªntoma de la lucha constante que mantiene Emilio Lled¨® (Sevilla, 1927) contra las tinieblas, que se van, que vuelven, que todav¨ªa le aterran porque siguen acechando. "Contra esos grumos con los que tenemos que luchar para conseguir la libertad de pensamiento", dice el maestro, conversador, fil¨®sofo, buscador incansable de respuestas en los cl¨¢sicos, en el arte, en el di¨¢logo. Prueba de su cruzada contra los prejuicios es un libro escrito hace 20 a?os que vuelve a ser editado ahora: El epicure¨ªsmo (Taurus), una lecci¨®n, una reivindicaci¨®n de esa filosof¨ªa del placer denostada por sus contempor¨¢neos de hace 25 siglos y por los dogmas que vinieron despu¨¦s, pero que ha resultado, pese a todo, invencible: "Es una filosof¨ªa actual, que est¨¢ m¨¢s viva que nunca y que hay que defender", afirma Lled¨®.
"No podemos aceptar que la c¨®lera de los sinverg¨¹enzas y los imb¨¦ciles llene el mundo"
En Epicuro y en los restos de los 300 escritos que dej¨®, este sabio franco, abierto, pacificador, que conserva su infinita capacidad de asombro por lo que le rodea, ha descubierto la respuesta y la profundidad de muchas cosas. "Primero en el contexto, que es equivalente al que vivimos hoy. Aquella ¨¦poca tambi¨¦n viv¨ªa la globalizaci¨®n. Los griegos iniciaban la expansi¨®n y la conquista de otros mundos, tiran abajo las murallas", asegura. "Frente a esa nueva situaci¨®n, son necesarios otros principios democr¨¢ticos". Y otras maneras de enfrentarse a uno mismo. "Ah¨ª es donde Epicuro reivindica una filosof¨ªa del cuerpo humano y contra eso surgen sin parar los enemigos ideol¨®gicos de la vida, que son los enemigos del cuerpo tambi¨¦n".
Lled¨® apunta que la filosof¨ªa de Epicuro no era la del placer y el hedonismo desaforado, sino la del alimento del cuerpo para poner en marcha el alma: "Es una filosof¨ªa trascendental por supuesto, que busca la felicidad del hombre sobre todas las cosas y dice que hay que encontrarla en uno mismo", explica. Son cosas que muchos tratan de poner hoy en pr¨¢ctica y Lled¨®, pensador que no concibe el estudio cerrado, sino que extrae las lecciones para aplicarlas a la vida, descubre las claves actuales de todo eso. ?D¨®nde? En nuevos l¨ªderes, como el brasile?o Lula. "?l representa la met¨¢fora maravillosa del mejor epicure¨ªsmo cuando promete en sus programas que la gente pueda comer tres veces al d¨ªa".
Es precisamente lo que defend¨ªa este fil¨®sofo que para Lled¨® fue "un asceta y un aut¨¦ntico revolucionario, un inconformista que s¨®lo ped¨ªa un poco de pan, agua y queso, pero eso s¨ª, todos los d¨ªas, para poder desarrollarse". S¨®lo as¨ª, teniendo el cuerpo a punto, se podr¨ªa lograr el objetivo: "Ser feliz, algo fundamental en la cultura griega, que es una cultura de la vida, de defensa del placer en ese sentido y de hacer el placer democr¨¢tico, expandirlo y evitar el dolor, justo lo que perseguimos nosotros hoy despu¨¦s de tantos siglos de dogmas que nos obligaban a sufrir", asegura.
Algo que ahora se podr¨ªa defender con las garant¨ªas del Estado de bienestar. "Tiene que ver con eso. Los griegos admiraban a quienes pod¨ªan afrontar la vida con las necesidades cubiertas. A los que ten¨ªan las ¨¢nforas llenas de vino, aceite y agua. Un ¨¢nfora repleta era como una cuenta bancaria con dinero", asegura. "Partiendo de ese punto era f¨¢cil superarse. Es algo que podr¨ªamos aplicar al Estado de bienestar. Tener las necesidades cubiertas para mejorar, para pasar del Estado de bienestar al Estado de bien ser, algo que debe arrastrar tu propia riqueza personal, que debe ir contigo, siempre".
El maestro est¨¢ convencido de que la sociedad comparte esa visi¨®n, pero que sus dirigentes, no. "Estoy en contra de los que predican eso de que el hombre es el lobo para el hombre, porque los que lo hacen son los lobos y los se?ores de la guerra de esa cultura de la tensi¨®n y el conflicto. No podemos aceptar que la c¨®lera de los sinverg¨¹enzas y de los imb¨¦ciles llene el mundo". Quien se sienta aludido, que levante el dedo.
Lled¨® estalla cuando le tratan de convencer de que acepte esas verdades del pensamiento ¨²nico. "Me piden que sea realista", afirma. "?Realista? La solidaridad, la amistad, el amor son realistas; no la guerra, ni el sufrimiento, ni el dolor o al menos lo son tanto como ellos. Una cultura que se sustenta en el dolor es una cultura enferma", a?ade Lled¨®.
No se anda con subterfugios de lenguaje, eso que no se cansa tampoco de denunciar como miembro de la Real Academia Espa?ola: "Habr¨ªa que revisar muchas de las cosas que se dicen de manera perversa. Por ejemplo: 'armas de destrucci¨®n masiva' o 'eje del mal' son inventos de hoy equivalentes al 'infierno", asegura. ?Y las clases de religi¨®n elevadas a rango superior? ?Qu¨¦ tipo de perversi¨®n ling¨¹¨ªstica es ¨¦sa? "Es un atraso. Un Estado democr¨¢tico puro debe ser laico", cree.
Son convencimientos, principios que ha ido forjando Lled¨® a lo largo de su vida fecunda, de esa combinaci¨®n permanente de saber te¨®rico con aplicaci¨®n pr¨¢ctica que se entiende al ver su casa atiborrada de libros y sillas, discos, papeles y un piano Steinway que ense?a como un tesoro. "Muchos me dicen que por qu¨¦ no me deshago de mis libros. Pero ?c¨®mo?, me pregunto yo. Esta biblioteca es mi vida, me da la posibilidad de hablar con otros personajes de otro tiempo, de abrir esa peque?a c¨¢rcel que cada uno tenemos en nuestra cabeza, y aprender".
![Emilio Lled¨® ayer, en su casa de Madrid.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/KUVDQMBYRNBRAWX4XGVFYQKSVY.jpg?auth=b543e95430df64fe9a342b385e22e268204debe488a9d87c8d78b93df42658d9&width=414)
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