Bosque de cuernos y esquinas

A las pel¨ªculas de Michel Blanc se les nota que las ha dirigido un actor, porque el punto de vista de la pantalla no elige en ellas el rinc¨®n de la neutralidad y, como todo histri¨®n encaramado en su reino, Blanc toma partido en el juego y simpatiza o desprecia a cada oficiante de la comedia que tiene entre manos. En Besen a quien quieran, al director Blanc se le nota que casi todas las varillas del abanico del reparto -comenzando por s¨ª mismo, enlazado a un terrible y viscoso personaje de marido celoso con aires de fantoche de Moli¨¨re- le caen mal, las considera gente esquinada, cobarde, sobona, imb¨¦cil, sin horizonte.

S¨®lo simpatiza (y con reservas) con los que sostienen, por un lado, Jacques Dutronc, que se gana un soplo de limpieza redentora gracias a la magn¨ªfica y dolorosa locura que empuja detr¨¢s de sus enormes ojos inundados de fatiga; y, por otro lado, el magn¨ªfico choque de trenes entre Charlotte Rampling y Carole Bouquet, ¨²nicos rostros a los que Blanc concede el respiradero de un encuentro (prolongado en pasillos, alcobas y en los espacios simb¨®licos del rigod¨®n final) en las nubes, que las pone por encima del rastrero mundo que las cerca y les da capacidad irradiadora de luz sobre los personajillos que lo pueblan. Y si el maniqueo Blanc echa de la pantalla a brochazos a la gente que no le gusta, por contra mima a los tres salvados de la quema y acaba sus perfiles buscando darles nitidez con delicadas pinceladas de miniaturista, como las que Charlotte Rampling llena de elegancia y emoci¨®n en su magn¨ªfica escena de amor, que tiene un arranque poco cre¨ªble que luego la actriz llena de verdad por s¨ª sola.

Pero es presumible que los int¨¦rpretes avispados que se metan en una pel¨ªcula de Blanc prefieran que su personaje caiga mal al director, porque ¨¦ste es m¨¢s eficaz cuando da brochazos que cuando matiza, y maneja mejor el esparto que la seda. Es Blanc un fustigador, un malvado vocacional, y le satisface abrir una grieta en la fachada de los personajes que odia, para que dejen ver el pozo de estrechez que ocultan. Y de ah¨ª que el personaje m¨¢s repulsivo, pero tambi¨¦n el m¨¢s convincente, de esta comedia est¨¦ en el choque entre Carol Bouquet y su marido loco celoso, que es interpretado por el propio Blanc con rotunda precisi¨®n y maestr¨ªa.