Eurostat provoca un terremoto en Bruselas
El grave fraude en la oficina estad¨ªstica condiciona el ¨²ltimo a?o de la actual Comisi¨®n Europea
Tres de la tarde del pasado 16 de mayo, edificio Jean Monnet en Luxemburgo. El franc¨¦s Yves Franchet, todav¨ªa director general de Eurostat, la oficina estad¨ªstica de la Comisi¨®n, pronuncia su solemne discurso al inicio de los cinco d¨ªas de festejos conmemorativos del 50? aniversario de la oficina. "Quien olvida la historia est¨¢ condenado a repetirla", dice Franchet. Es exactamente lo que esta semana se teme en Bruselas. La anterior Comisi¨®n Europea dimiti¨® en bloque en 1999 al descubrirse casos internos de fraude y nepotismo. Hoy, el esc¨¢ndalo surgido en torno a Eurostat augura una accidentada recta final al actual Ejecutivo comunitario.
Desde hace cinco a?os han surgido peri¨®dicamente denuncias aisladas, noticias y constantes rumores sobre irregularidades en Eurostat. El pasado d¨ªa 9, la Comisi¨®n tom¨® la delantera y puso de manifiesto que el caso era mucho m¨¢s grave que lo sospechado: en Eurostat ha habido una caja B, doble contabilidad, "contratos ficticios" o abultados artificialmente, concursos ama?ados, reservas irregulares, cuentas ocultas gestionadas al alim¨®n por jefes de unidad de la oficina y por empresas privadas... En definitiva, hechos "de naturaleza extremadamente graves".
Todo comenz¨® la pasada d¨¦cada al iniciarse la realizaci¨®n de contratos externos
Franchet fue fulminantemente apartado del puesto, junto con Daniel Byk y Photis Nanopoulos, sus dos colaboradores directos. Los seis directores tambi¨¦n fueron desplazados a simples "asesores" y el porvenir de los 30 jefes de unidad est¨¢ en el aire. Semejante desmantelamiento de un servicio clave para la gesti¨®n diaria de la UE (sus estad¨ªsticas son claves para el reparto de los fondos europeos o el control del d¨¦ficit) ha aguado la fiesta de una instituci¨®n que empez¨® en 1953 con siete empleados como servicio estad¨ªstico para el carb¨®n y el acero y hoy, con sede en Luxemburgo, cuenta con 700 funcionarios y un presupuesto anual de 140 millones de euros.
C¨®mo ha podido ocurrir y por qu¨¦ nadie actu¨® a tiempo son las preguntas del mill¨®n. Las respuestas s¨®lo las tiene Franchet, que ha controlado la casa desde 1987. "Es un megal¨®mano", asegura un alto funcionario en Bruselas que se consideraba amigo hasta esta semana. "Nos ha enga?ado", agrega. "Se ufanaba de aplicar los m¨¢s modernos sistemas de gesti¨®n", cuenta uno de los funcionarios que m¨¢s contacto ha tenido con ¨¦l.
El origen del esc¨¢ndalo, coinciden varios de los consultados, reside en los contratos externos que desde diferentes ¨¢reas de la Comisi¨®n empezaron a hacerse la pasada d¨¦cada para realizar trabajos a los que no llegaba el Ejecutivo comunitario. Cuando Bruselas aprob¨® el programa estad¨ªstico para el periodo 1998-2002, Franchet se quej¨® en p¨²blico de los escasos medios financieros y humanos de Eurostat. "Su puesta en pr¨¢ctica", dijo entonces, "necesitar¨¢ una gran inventiva por parte de todos los interesados".
Subcontratas
Parte de esa "inventiva" ten¨ªa mucho que ver con las empresas privadas subcontratadas por Eurostat para evaluar, tabular o explotar comercialmente sus bases de datos. Eurogramme, en la que trabajaban ex funcionarios de Eurostat, o Eurocost, hoy en liquidaci¨®n, fueron dos de ellas. Pero la m¨¢s importante ha sido Planistat, presidida por H. P. Charlot, con sede en Par¨ªs y sucursales en Luxemburgo, B¨¦lgica y Espa?a, que comercializa 180 millones de datos.
Planistat, que tambi¨¦n trabaja para 12 ministerios de Francia y empresas p¨²blicas de ese pa¨ªs, ha firmado contratos con Eurostat desde hace una d¨¦cada, varios de ellos con una duraci¨®n de ocho y nueve a?os, como tambi¨¦n lo ha hecho con 11 direcciones generales de la Comisi¨®n. El 9 de julio, Bruselas dej¨® en suspenso 58 contratos a¨²n en vigor por 49 millones de euros. "No ha habido ninguna notificaci¨®n oficial a la sociedad", asevera Charlot, quien dice haber cumplido siempre "los procedimientos fijados por la Comisi¨®n" y "las reglas de gesti¨®n fijadas por Eurostat".
En la Comisi¨®n, sostienen fuentes oficiales que Eurostat aumentaba artificialmente sus costes de producci¨®n y, con el dinero sobrante, se creaban cuentas ocultas -"parece que a¨²n existen algunas", dice oficialmente Bruselas- que eran empleadas para necesidades "urgentes" de la oficina. "No hay prueba alguna de enriquecimiento personal por el momento", a?aden. Una de las cuentas bajo la lupa de los investigadores (la oficina contra el fraude, OLAF, un tribunal de Par¨ªs y 20 funcionarios dedicados ahora a esa misi¨®n) est¨¢ en Luxemburgo y se denomina "Eurodiff". A esa cuenta, aseguran, iban los beneficios de DataShop, las tiendas que tiene Eurostat para comercializar bases de datos.
Bajo contratos como el firmado para el periodo 1999-2003 (entre 500.000 y un mill¨®n de euros), Planistat gestiona los DataShops en Luxemburgo, B¨¦lgica y Espa?a. En Madrid, la tienda, inaugurada en junio de 1997, est¨¢ enclavada en el Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE), donde trabajan algunos empleados de Planistat. El presidente de esta empresa afirma que su sociedad "jam¨¢s ha abierto o gestionado" la cuenta "Eurodiff". Daniel Byk, uno de los tres depurados en Eurostat, ha dicho conocer la cuenta, pero niega haberla manejado ni ¨¦l ni su oficina. Para 2005, Planistat prev¨¦ una cifra de negocios de 20 millones de euros, un tercio de los cuales provendr¨ªan de instituciones europeas. Bruselas, por su parte, reconoce que desconoce cu¨¢ntas cuentas "conjuntas" se abrieron, qu¨¦ se hizo con el dinero o cu¨¢nto ha podido desaparecer, pero desde el d¨ªa 9 sus servicios de seguridad vigilan para evitar destrucci¨®n de pruebas.
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