El afortunado 'monsieur' Godefroot
El director belga del Telekom tiene posibilidades de ganar su tercer Tour con su tercer corredor diferente
Santiago Botero, su melena rubia, lacia por el sudor que le cae en chorretones por la cara -efectos secundarios del casco obligatorio-, llega al autob¨²s del Telekom media hora despu¨¦s de que lo hiciera Alexander Vinokurov, y Walter Godefroot, siempre atento, amable y sonriente, deja un segundo de hablar con el periodista para apremiar en italiano a su fallido l¨ªder colombiano. "Venga, r¨¢pido, al autob¨²s, d¨²chate, c¨¢mbiate de ropa". Botero, fatigado, obedece y Godefroot, en su claro franc¨¦s, vuelve al periodista. "Como le estaba diciendo, este a?o hab¨ªamos fichado a tres corredores que pod¨ªan ser l¨ªderes para el Tour", dice. "El australiano Cadel Evans, una gran promesa, se cay¨®. El italiano Savoldelli, que gan¨® el Giro del a?o pasado, se puso enfermo, y ¨¦ste, Santiago Botero, que no anda". Y pese a recitar una retah¨ªla de males, Godefroot lo hace sonriendo de oreja a oreja. "Y, mire usted, podemos ganar el Tour con el que ten¨ªamos en casa, Alexander Vinokurov".
"Entre todo el equipo le vamos a hacer la vida imposible a Armstrong", prometi¨® Vinokurov
Antes de empezar el Tour, el d¨ªa anterior, Vinokurov acompa?¨® a Botero a la conferencia de prensa del equipo y, aunque pocos le oyeron o entendieron -el rubio kazajo habla un franc¨¦s baj¨ªsimo y no mueve los labios apenas, ni tampoco muestra la menor emoci¨®n con los ojos-, dijo bien claro que aspiraba a alcanzar el podio del Tour y que para conseguirlo no se iba a cansar de atacar a Armstrong. "Entre todo el equipo le vamos a hacer la vida imposible", dijo. Era toda una promesa para animar a Godefroot, 60 a?os reci¨¦n cumplidos, antiguo corredor, r¨¢pido y duro, que no pasaba por su mejor racha, evidentemente. El verano pasado su aguante ante las aventuras extraciclistas de su ni?o mimado, Jan Ullrich, hab¨ªa dicho basta y una ruptura inevitable se hab¨ªa producido. El segundo director de Godefroot, su viejo amigo Rudy Pevenage, siempre protector de Ullrich, se puso de lado del ciclista prodigio y abandon¨® tambi¨¦n el Telekom para organizar su propio equipo y sentar las bases de la extraordinaria -como puede apreciarse- resurrecci¨®n de Ullrich.
Y all¨ª estaba Godefroot, con un colombiano con el que no hab¨ªa hablado nunca -"con los corredores s¨®lo tiene que hablar Mario Kummer, el otro director", dice- y cuyas prestaciones anteriores no le alentaban una confianza plena, liderando al segundo equipo con m¨¢s presupuesto del pelot¨®n mundial -tras el US Postal- en la carrera que vale por todo. "Ha sido un a?o duro, en efecto", dice. "Pero bueno, parece que al final tenemos algo de fortuna". Aunque las andanzas del Tobol de Kostanay en la Copa Intertoto -ya ha llegado, hito hist¨®rico, a la tercera ronda- preocupan m¨¢s en Kazajst¨¢n que las haza?as de su ciclista albino en un Tour de Francia que ni siquiera se televisa, a Godefroot se le apareci¨® Vinokurov cuando m¨¢s lo necesitaba.
Godefroot ha ganado dos Tours con dos corredores diferentes. En 1996 condujo al gran dan¨¦s Bjarne Riis a poner fin al reinado de Indurain y en 1997 efectu¨® en su equipo y en el ciclismo mundial el gran relevo. El joven Jan Ullrich, de 23 a?os, tomaba el poder de las manos de Riis, ganaba el Tour y se revelaba con el nuevo gran dominador para los a?os venideros. Pero en lugar de eso, se constituy¨® en uno de los mayores talentos jam¨¢s desperdiciados. Hasta que rompi¨® con Godefroot. Ahora es el gran rival de Vinokurov en la destrucci¨®n de Armstrong, y de la consecuci¨®n por parte del director belga de una marca que pocos directores tienen: ganar tres Tours con tres corredores diferentes.
"Vinokurov es muy distinto a Ullrich y Riis", explica Godefroot. "Riis era un l¨ªder duro y exigente. Ullrich ten¨ªa, sobre todo, un gran carisma. Vinokurov, en cambio, pasa inadvertido y su comportamiento en el equipo y en la carrera es mucho m¨¢s relajado". Y, aunque no lo diga Godefroot, Vinokurov, si acaba el Tour, acabar¨¢ con uno de los grandes mitos del ciclismo de los ¨²ltimos a?os, a saber, que el Tour de Francia precisa de dedicaci¨®n plena y exclusiva para su conquista, que no se puede estar en forma en marzo y en las cl¨¢sicas de abril, y en mayo, y en junio, y luego pretender ganar la grande boucle. Porque Vinokurov, el hombre que atacar¨¢ hasta que reviente, soltar¨¢ su portentosa coz, establecer¨¢ su diferencia y har¨¢ sudar de lo lindo a quienes le persigan, ya gan¨® en marzo la Par¨ªs-Niza -una victoria especial, pues coincidi¨® con la muerte en una etapa de su compatriota y amigo Kivilev-, en abril la Amstel Gold Race y en junio la Vuelta a Suiza. Para mayor felicidad del afortunado monsieur Godefroot.
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